Petitorio 2023 de la Confech incluye exigencia de títulos en lenguaje neutro, legalización del aborto, mejoras en gratuidad y fin a la “infantilización”

Confech Ávila
Los representantes de la Confech junto al ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, el lunes pasado.

Los representantes de la Confederación de Estudiantes de Chile llegaron hasta la oficina de partes del Ministerio de Educación para entregar sus más de 80 peticiones, las que dividieron en 10 ejes, entre los que se cuentan el fortalecimiento de la educación chilena, memoria y derechos humanos, salud mental, financiamiento y el proceso constituyente.


Petitorio 2023. Demandas para un nuevo Chile’.

Así se titula el documento de 50 páginas que pasado el mediodía de este lunes la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) hizo entrega en la oficina de partes del Ministerio de Educación y donde se da cuenta de las principales demandas acordadas por las distintas federaciones de estudiantes de las universidades del país que se habían votado a inicios de mes.

En la instancia, los representantes de la confederación fueron recibidos por el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, y Miski Peralta, subsecretaria (S) de Educación Superior, además de ser acompañados por las diputadas Emilia Schneider (CS) y Daniela Serrano (PC).

Sabina Orellana (NAU), presidenta de la Federación de Estudiantes PUC y vocera de la Confech, señaló tras la entrega del petitorio que éste busca “contribuir en la construcción de políticas públicas que al implementarse signifiquen una mejora en la vida de los estudiantes”. Y añadió: “El petitorio es el reflejo de los anhelos que hoy preocupan a los estudiantes de Chile”.

Pero ¿cuáles son los lineamientos de este petitorio y a qué apuntan?

El texto, escrito a ratos con lenguaje inclusivo, contiene 10 ejes principales: fortalecimiento educación chilena, memoria y derechos humanos, salud mental, financiamiento, democracia universitaria, proceso constituyente, transporte, bienestar estudiantil, género y sexualidad, y crisis ambiental. Estos, a su vez, dan paso a las más de 80 demandas específicas de los representantes universitarios.

Nosotras, nosotres (sic) y nosotros, estudiantes universitarios de Chile, unidos en la Confederación de Estudiantes de Chile, nos dirigimos a las autoridades educativas y políticas del país con un petitorio que busca impulsar cambios significativos en la educación pública chilena”, comienza el preámbulo del texto. Por esta razón, cierra ese inicio, “los estudiantes de la Confech nos unimos en este petitorio para exigir cambios profundos en el sistema educativo chileno. Nuestro objetivo es construir una educación que sea un verdadero bien público y social, que se adapte a las necesidades de nuestro país y que promueva la igualdad y la justicia social. Esperamos que este petitorio sea escuchado y atendido por las autoridades correspondientes, y que juntos podamos construir un futuro más justo y equitativo para todos y todas”.

Luego, punto por punto, van desarrollando sus más de 80 peticiones.

Así, en cuanto al fortalecimiento de la educación chilena, la que primero contextualizan en crisis, piden, entre otras cosas, una reforma de universidades privadas “para tener un rol y carácter público”; “recuperar el respeto y la importancia” de la labor docente; disminuir “la lógica supernumeraria” (muchos alumnos por sala) en los diversos cursos; y un aporte basal a la educación pública.

Luego se da paso a la memoria y los derechos humanos, donde luego de posicionar este ámbito en la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, se piden cosas como “jornadas de concientización obligatorias” hacia todos los miembros de las comunidades universitarias; la creación y aprobación de una ley que “sancione el negacionismo en Chile”; la obligación para las universidades de todo el territorio nacional de “generar las instancias participativas y triestamentales para la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado”; la “liberación de los presos políticos de la revuelta y de los presos políticos de la causa mapuche”; así como conmemoraciones por parte de las universidades a aquellas personas de las comunidades universitarias “que fueron asesinadas, detenidas, torturadas, desaparecidas, exiliadas o exoneradas durante la dictadura”. Esto último, piden, incluya entre otras cosas la obligación de tener archivos históricos respecto a la dictadura en las casas de estudio o medidas de reparación como títulos póstumos.

Sobre financiamiento, en tanto, se piden medidas como el fin al CAE y la “condonación de las deudas por estudiar”; aumentar la oferta universitaria en las universidades regional; o hacerle modificaciones a la política de gratuidad, como la “cobertura real” de los años de duración de una carrera. Pero no solo eso, sino que disminuir la cantidad de años de duración de las carreras. “Las carreras duran alrededor de cinco años, siendo en ciertos casos excesivos para lo que se necesita desarrollar realmente”, se lee.

En tanto a la democracia universitaria, el petitorio exige, entre otros, procesos de “democratización efectiva” de las orgánicas universitarias, así como el “fin a la infantilización de les (sic) estudiantes en las diversas casas de estudio”.

Más adelante se refiere al proceso constituyente por el que atraviesa Chile, donde se piden, entre otras cosas, “la apertura de más espacios para una participación ciudadana efectiva e incidente”; la consagración explícita de la educación como un derecho social, gratuito y universal para todos los niveles de la educación pública; la consagración de un Estado social de derecho; y “superar la Constitución del tirano”.

El bienestar estudiantil es otro de los ejes abarcados en el petitorio, donde se solicita situaciones como reconocer la relación laboral en las prácticas profesionales “y la remuneración correspondiente a la relación”; mientras que en cuanto al eje referido al género se exige varios temas, entre los que se cuentan el “fin a la objeción de conciencia institucional del aborto en tres causales”; la legalización “de la interrupción voluntaria del embarazo”; paridad en las plantas docentes, autoridades universitarias y otros cargos de gestión; títulos universitarios “en lenguaje neutro”; uso del lenguaje neutro en la universidad y de la identificación con los nombres sociales de cada estudiante; baños universales en cada establecimiento; y promoción de “protocolos de respeto y reconocimiento del nombre y pronombre de personas trans”.

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