Postergada por 24 horas: diferencias entre sus líderes marcan una reñida votación que determinará si el Colegio de Profesores se va a paro indefinido

Colegio de profesores
Postergada por 24 horas: diferencias entre sus líderes marcan una reñida votación que determinará si el Colegio de Profesores se va a paro indefinido

Si bien Carlos Díaz llegó a la presidencia del magisterio apoyado por Mario Aguilar, hoy timonel del colegio metropolitano, sus aguas se separaron al poco andar. En ese contexto, el gremio espera la consulta nacional que zanjará la movilización, aunque las lluvias aplazaron hasta el jueves la definición.


Fue entre jueves y viernes de la semana pasada que el Colegio de Profesores llevó a cabo su asamblea nacional, en la que se había anunciado votarían un posible paro indefinido ante lo que ellos consideraban como “nulas respuestas” de parte del Ministerio de Educación a su petitorio de ocho puntos. Sin embargo, justo antes de esa asamblea hubo cambio de gabinete y, con ello, cambió el titular del Mineduc. De Marco Antonio Ávila (RD) el interlocutor pasó a ser Nicolás Cataldo (PC) e, impulsado por la directiva nacional del colegio, se definió postergar la votación sobre la movilización indefinida.

Más allá de ese hecho concreto que tiene en vilo al Mineduc, esa mera postergación evidenció las diferencias que existen dentro del gremio entre sus dos caras más reconocibles actualmente: Carlos Díaz, el presidente nacional, y Mario Aguilar, el presidente del Colegio Metropolitano y ex máxima autoridad (2017 a 2020) del colegio a nivel país. “No es que se lleven mal, simplemente tienen puntos de vista y de conducción muy distintos”, dicen conocedores de la interna del magisterio.

Y es que basta con repasar las declaraciones que uno y otro dieron tras la postergación de las votaciones sobre el paro para darse cuenta de eso. Por una parte, Díaz destacó la respuesta de Cataldo: “Es bastante distinta de las anteriores, se valora, se considera que también hay avances importantes en esta respuesta”. Por otro lado, Aguilar señaló algo en otra dirección: “No estoy de acuerdo con el voto que presentó el directorio nacional de calificar como satisfactoria esta respuesta, de valorarla e inducir a que se tenga que aceptar esto”, dijo. A su juicio, de hecho, la decisión de movilizarle tuvo que ser mucho antes. “Aquí hay una dilatación, apuntando a que la cosa se enfríe, alguien tiene que decir la verdad. No creo que sea una buena propuesta, es más de lo mismo, más florido y retórico, un par de cositas para enganchar, pero no es una respuesta que apunte al hueso de los problemas que se han planteado”. La relevancia de este tira y afloja es que Aguilar lidera el Colegio Regional Metropolitano, el más numeroso a nivel nacional.

Al respecto, Díaz señala que lo que ocurrió a fines de la semana pasada fue que la asamblea votó “y el colega Aguilar no tuvo opinión, es de los pocos que no habló, pero más allá de ello la asamblea consultó si se valoraba la nueva respuesta y 89,8% expresó algo distinto a lo que el colega Aguilar dice. Lo que él plantea está en su derecho de hacerlo, pero es una opinión personal, los dirigentes de la Región Metropolitana, con cuatro que he conversado, dicen que no están de acuerdo con lo que él plantea y señalan que se toma como una voz del Metropolitano una opinión personal. Uno esperaría que al menos que le pregunte al resto de su directiva”.

Y aunque en 2020 Díaz fue apoyado por Aguilar para la presidencia del gremio, lo cierto es que al poco andar ambos comenzaron a distanciarse.

¿Qué ocurrió? Resumidamente, una demanda laboral por $ 170 millones por el despido ilegal de Ricardo Candia (exjefe de operaciones del magisterio) mientras Aguilar era el presidente nacional revolvió la relación, toda vez que fue Díaz el que tuvo que hacerse cargo de esa demanda y que al colegio se le pusiera en los ojos del huracán por quebrantar derechos laborales le salpicó directamente. Cuando se supo del recurso judicial, a fines del año pasado, desde el Colegio de Profesores aseveraban que Aguilar había tomado la decisión sin preguntarle a nadie, pero él se defendió diciendo que fue Díaz el que se lo solicitó al momento de ganar las elecciones porque llegaría con alguien de su confianza. Desde ese momento nada volvió a ser igual entre ambos y el gallito político se comenzó a hacer cada vez más evidente, según comentan en la interna del colegio, al punto de que, agregan las mismas fuentes, para las elecciones nacionales de noviembre, aunque ninguno ha oficializado una candidatura, muy posiblemente ambos vayan en listas diferentes. “Indudablemente que detrás de los dichos como los de esta semana puede haber una posible candidatura, pero hay que recordar que cuando él fue presidente no se consiguió nada de esto que ahora al menos tenemos sobre la mesa”, analiza Díaz.

Como un presagio, una vez electo Díaz ya adelantaba sobre su idea de gestión y en qué se diferenciaría de Aguilar: “Ambos tenemos un camino construido en conjunto, creamos el Movimiento por la Refundación, pero hay estilos que serán diferentes. Por ejemplo, me preocupa tener más cercanía con las regiones”, señaló el actual presidente del colegio en esos años a La Tercera. ¿Y qué dice Díaz hoy? “Cada uno está en lo suyo”, asegura.

En medio de todo este distanciamiento llega esta votación de los colegiados sobre si se van o no a un paro nacional indefinido, con un Carlos Díaz más llano a aceptar lo propuesto por el Mineduc y un Mario Aguilar en la vereda contraria, con la idea de convencer a los suyos de comenzar a movilizarse.

Las tratativas

En ese contexto, en este momento se están llevando a cabo asambleas territoriales para analizar la respuesta de la cartera al petitorio las que a juicio de Díaz “se han ido dando bien, hemos tenido varias asambleas en el país, ha habido mucho debate y deliberación. Para nosotros es clave que los profesores puedan entregar su opinión y las bases decidan, hay mucho interés”. Según añade, en este intertanto no ha tenido diálogos con Cataldo. “Sólo queda esperar lo que digan las votaciones y con ello tomaremos una definición”.

“No puedo garantizar que no va a haber paro, pero puedo garantizar que voy a hacer todo mi esfuerzo por evitar que haya un paro en lo que a mí me corresponde, pero la decisión es de los profesores y profesoras”, señaló al respecto en Estado Nacional la nueva máxima autoridad de la cartera educativa.

Pero ¿qué significa esto?

En concreto, en el entorno del ministerio señalan que los esfuerzos estuvieron centrados en la gestión política que pudieron realizar en el escaso tiempo que tuvieron para preparar y hablar con el magisterio sobre la nueva propuesta. Las fuerzas, ahí, se concentraron en intentar identificar qué debía contener la mejor respuesta para conseguir poder expresarla en la carta y, con ello demostrarle al colegio que sí se estaban haciendo esfuerzos.

En ese momento, las dificultades para Educación no fueron pocas. Ni fáciles. Y es que, según comentan conocedores de las conversaciones, al tratarse de una propuesta de pago de deuda histórica que involucraba gastos fiscales, hubo que acordar ciertas cosas con la Dirección de Presupuesto (Dipres) para, justamente, dar respuestas más concretas al magisterio.

Lo hecho, hecho está”. Así resumen en los pasillos de Mineduc lo conversado. Y es que hoy las acciones se reducen a que los equipos ministeriales estén permanentemente en vínculo con los dirigentes gremiales para ir monitoreando el avance del debate, pero con la delicadeza suficiente para no intervenir en el proceso, aseveran conocedores de la interna.

Con todo, si bien inicialmente el gremio y Mineduc habían pactado una reunión para este jueves donde se daría a conocer la opción vencedora de la consulta nacional que definiría una posible paralización indefinida, lo cierto es que las lluvias en el sur cambiaron los planes. El colegio extendió en 24 horas el proceso de consulta hasta el jueves, con lo que le han pedido al ministro un espacio en la agenda a partir del viernes.

Resuelto (o no) el paro, en el entorno del ministro Cataldo detallan que su plan con el gremio de cara al futuro es jugársela por restablecer relaciones, confianzas y poder devolver todas las discusiones a las mesas de trabajo.

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