“Reasignar recursos”, “reprogramar cuotas” o “asegurar un pago mínimo”: ¿cómo resolver el nudo de la condonación del CAE?
A un año de que Gabriel Boric asumiera en La Moneda, sin recursos claros y con el rechazo de la reforma tributaria, una de sus principales promesas de campaña no tiene un horizonte definido. Expertos señalan que fue un error hacer tal anuncio y esperan que el Ejecutivo "aclare" prontamente qué será de la condonación. El gobierno, en tanto, se mantiene firme en la idea, pero sin entrar aún en detalles.
Ya ha transcurrido más de un año desde que el gobierno de Gabriel Boric asumió en La Moneda y hasta aquí una de sus principales promesas de campaña -la condonación universal del CAE- no tiene un horizonte definido. No de cara a la ciudadanía, al menos.
El perdón a los deudores del Crédito con Aval del Estado, los que han aumentado sistemáticamente, está en el aire, solo adornado con declaraciones de intenciones sobre una posible gradualidad, pero sin anuncios concretos en sus detalles. Y, peor aún, sin claridad sobre el origen de los recursos necesarios para la condonación (el saldo de los créditos se elevó 11,3 millones de UF en un año), toda vez que el Presidente y el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, desde que se transformaron en autoridades siempre los supeditaron al proyecto de reforma tributaria rechazado hace algunas semanas.
Con ese panorama, los deudores se inquietan y las voces sobre el futuro del CAE se alzan. ¿Qué hacer con él? ¿Fue adecuado prometerlo? ¿Qué señales debe dar el Presidente Boric?
Víctor Orellana, el nuevo subsecretario de Educación Superior, consultado por La Tercera sobre si sigue siendo la condonación del CAE una promesa que se cumplirá durante este gobierno, señala tajante que como subsecretaría “hemos recibido la instrucción expresa del Presidente Boric de presentar alternativas, no solamente para condonar las deudas educativas actualmente existentes, sino para diseñar un sistema de financiamiento que no produzca nuevas generaciones de personas endeudadas”. La condonación y un nuevo sistema, añade, “son necesariamente piezas de una misma política pública, y por lo mismo requieren de un cuidadoso trabajo de diseño que se ha desarrollado durante todo este último año de manera intersectorial entre Mineduc y otros organismos del gobierno”.
“Estamos trabajando conscientes de la importancia de construir una solución justa, progresiva y gradual en esta materia”, cierra sobre este punto.
Pero, ¿qué dicen los entendidos en la materia?
Para Sebastián Figueroa, director ejecutivo de Acción Republicana y encargado programático de lo referido a educación de la candidatura de José Antonio Kast, la condonación universal es una medida “regresiva e ineficiente, porque implica que el Estado gaste recursos escasos en muchas personas que están en condiciones para devolver lo que se les prestó y así beneficiar a otros que lo necesitan”.
Una mirada distinta es la que tiene Gonzalo Muñoz, académico de la U. Diego Portales y cercano al gobierno, quien señala que a estas alturas “es evidente que la condonación deberá ser gradual y diferenciada de acuerdo a la situación específica de cada uno de los deudores”. En ese sentido, ahonda que “no parece responsable optar por olvidarse de la condonación -como algunos actores han propuesto- y menos dejar de abordar lo más importante de cara al futuro: la conformación de un nuevo sistema de financiamiento para la educación superior”.
Mario Weisbluth, académico y fundador de Educación 2020, asevera que el anuncio de condonación, “irresponsable y sin detalles, indujo de inmediato el aumento de morosidad, la cual será difícil revertir”. Por ello, agrega, “es urgente que aclaren las nuevas reglas del juego, señalando que no habrá perdonazo para aquellos que, teniendo deudas, pueden pagar perfectamente los 40 o 70 mil pesos mensuales de la cuota”.
Francisco Martínez, exjefe de Educación Superior del gobierno de Michelle Bachelet II, recuerda que la demanda de condonación es antigua y ha tenido “la gran dificultad” de encontrar recursos al existir también otras prioridades. “Hay que pensar que quienes estudiaron con CAE obtuvieron educación superior, mejorando con ello su acceso al mundo laboral y a la posibilidad de pagar el crédito”, aunque no desconoce que “hay otros casos que su situación socioeconómica les ha complicado el pago”.
A pesar de esto último, Ana Luz Durán, decana de la Facultad de Educación de la U. San Sebastián y quien trabajó en lo referido a educación del programa de Sebastián Sichel cuando fue candidato presidencial, hay aquí un tema que tiene que ver con la ética y la responsabilidad individual. “Si yo estudio con recursos, como el fondo solidario o el CAE, tengo que devolverlo porque también tiene un componente solidario”.
Sin embargo, para el exsubsecretario de Educación Superior y actual vicerrector académico de la U. Finis Terrae, Juan Eduardo Vargas, “algunas personas podrán, con cierta legitimidad, preguntarse si vale la pena pagar la deuda si es que se va a condonar”. Y agrega: “Aun cuando el gobierno no lo haya dicho expresamente, es más o menos evidente que se genera un incentivo para un comportamiento así”.
En esa línea, para Jaime Retamal, doctor en Ciencias de la Educación y parte del equipo educativo de la candidatura presidencial de Yasna Provoste, “es un peligroso mensaje que se envía al sistema el de condonar el CAE”, ya que esto puede producir “muy malos efectos” en las instituciones de educación superior. “La apuesta más razonable es gradualizar la deuda, descontar intereses o repactación”, dice, añadiendo que esa respuesta debiera ser entregada “lo más rápido posible pues las promesas no cumplidas en política se pagan caras”.
El futuro
Así entonces, ¿qué hacer con el CAE? ¿De dónde sacar posibles recursos?
“En el escenario actual me parece que lo lógico sería presentar, después de un proceso de diálogo amplio, una propuesta de condonación que se haga cargo de las restricciones financieras existentes, pero que al mismo tiempo inicie el camino de la eliminación de la deuda educativa que está comprometida en el programa de gobierno. Se pueden lograr ambos objetivos”, cree el académico Muñoz.
Figueroa, exdirector de Educación de Las Condes y Paine, señala en tanto que “seguir aumentando el gasto en educación superior en vez de la primera infancia y beneficiar a personas profesionales con niveles de renta muy por sobre el promedio nacional es muy injusto. Se debería buscar una fórmula para que aquellos deudores que no tienen capacidad de pago puedan reprogramar sus cuotas de acuerdo a sus capacidades”. Y añade: “Hay que generar incentivos para recuperar la capacidad de pago de los deudores y buscar fórmulas para asegurar un pago mínimo de cuotas en un tiempo determinado”.
Sobre dónde levantar posibles recursos, suma: “Hay que evaluar de manera juiciosa otros programas que estén mal valorados o que no generen impacto y ahí hacer reasignaciones de recursos”.
En esa línea, Martínez analiza que los recursos asociados a la condonación del CAE son muy significativos y que por eso se les vinculó a una reforma tributaria. “Es muy difícil que se pueda abordar esa decisión sin la reforma”, piensa, muy en línea con el razonamiento de Weisbluth, quien asevera que los únicos recursos posibles “son los de la reforma o los ingresos regulares del fisco”. Por eso mismo, cree, el gobierno debería “minimizar la oferta, limitándola drásticamente al segmento de aquellos endeudados con mínima capacidad de pago”.
Por eso, señala el exsubsecretario Vargas, lo más correcto que podría hacer el gobierno es no postergar un anuncio que eventualmente vaya a ser negativo. “Si se va a tomar una determinación respecto de la no condonación o de una condonación que en ningún caso va a ser general como ya se prometió, sería bueno que eso se sincerara a la brevedad de forma tal de bajar las expectativas”. Y aunque el ingeniero comercial cree que los recursos para una posible condonación podrían obtenerse a través de más o nuevos impuestos, también cree que el país tiene “mayores urgencias” y que incluso dentro del mismo sistema educativo hay otras prioridades.
Para la decana Durán el gobierno “ya dio una señal de las dificultades de condonar desde el punto de vista financiero”. Por eso, cree, “hay que priorizar a los estudiantes que cursaron estudios con CAE y son desertores, porque quienes lo tuvieron, terminaron su carrera, tienen las condiciones para pagar”. En ese sentido, manifiesta que no solo hay que priorizar personas en el CAE, sino que la educación en su conjunto. “Cuando tienes recursos limitados hay que priorizar en aquello que es de más impacto en la política pública y, en ese sentido, considero que hay que mirar el sistema escolar”.
“Yo creo que no es posible condonar la deuda, no sería una buena práctica ni una buena idea. Habría que comenzar por saber caso por caso cómo están los jóvenes con sus deudas y ahí ver qué se puede hacer para ayudar, menguar, amortizar la deuda en cuotas cuya composición tengan elementos de contexto”, añade Retamal, quien, además, se pregunta: “¿Qué ocurrirá con todos aquellos que han pagado su CAE?, ¿se les devuelve su pago?, ¿qué ocurre con los que deben seguir pagando?, ¿ya no pagan más?”.
Con todo, consultado el subsecretario Orellana por lo supeditada que estuvo la condonación del CAE a la aprobación de la reforma tributaria y si esto cambia en algo la promesa, expone que a pesar del rechazo están diseñando un plan de condonación “que permita transitar de manera armónica hacia un nuevo sistema de financiamiento, considerando siempre la responsabilidad fiscal. Hoy la educación superior representa una altísima y creciente presión hacia las arcas fiscales, fruto de un conjunto de instrumentos de política con resultados no previstos”. El problema, asegura, “se debe enfrentar de manera responsable y no dejar que la situación se agrave para las personas, para las instituciones de educación superior y para el propio Estado”. Hoy en día, cierra, “existen gastos en el sistema de educación superior que requieren ser revisados y repensados en una nueva estructura de financiamiento más racional y sustentable en el largo plazo”.
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