Rimbaud, Lovecraft, novelas eróticas y Carlos Pinto: los libros más leídos en las cárceles chilenas
Durante el año pasado se hicieron 28.494 préstamos de textos en las bibliotecas de 71 cárceles del país. El puesto número uno de la lista de los más solicitados lo lidera la novela francesa Las once mil vergas, mientras que también hubo preferencias para las historias de aventura, terror o de casos criminales. Una tendencia a la lectura que ayuda a los internos en su proceso de rehabilitación.
“Yo siempre recuerdo a un interno que nos contó una vez que desde que comenzó a leer, ya no peleaba a la primera. Tenía más argumentos para poder discutir antes de llegar a las manos, por así decirlo”, cuenta Miguel Rivera, creador del Plan de Bibliotecas en Recintos Penitenciarios, proyecto aprobado en 2012 que depende actualmente del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.
Al día de hoy, hay bibliotecas en 71 recintos penitenciarios a lo largo del país. Es decir, de las 45 mil personas privadas de libertad con condena que hay aproximadamente en Chile, 41 mil tienen acceso al sistema de bibliotecas en la actualidad.
Se estima que hay más de 30 mil libros, sumando todas las bibliotecas habilitadas en centros penitenciarios. El número de textos por penal depende del número de internos. La colección más grande se encuentra en la Cárcel de Mujeres de Santiago, con 10 mil volúmenes donde una parte importante proviene de la biblioteca que ya existía ahí en los años 80.
“Queremos limpiar la imagen de los internos que tienen de la biblioteca, como un lugar fome, aburrido, donde incluso los castigaban. Entonces, uno cuando se encuentra con estas bibliotecas llenas de libros viejos, más bien espanta que atrae”, comenta Miguel Rivera.
Es por ello que si bien son aceptadas las donaciones de libros nuevos que entregan algunas editoriales, la mayoría de los ejemplares donados por las personas son descartados, debido a que están en mal estado. La mayoría de los nuevos textos que llegan son comprados con el presupuesto de la iniciativa.
El fundador del programa asegura que le dan importancia a mejorar la imagen que proyectan las bibliotecas. “Hemos hecho un esfuerzo en tener menos libros, pero que sean de última generación, recién publicados, grandes, puestos de frente, no de lomo como en las clásicas bibliotecas, cosa de hacer a la biblioteca un lugar atractivo”, agrega.
En algunos centros está permitido que los internos se lleven los libros a sus piezas, sin embargo ahí a veces la iluminación no es la más adecuada para la lectura.
Los funcionarios que trabajan en las cárceles, como por ejemplo los gendarmes, algunos profesores e incluso familiares de los presos, también tienen acceso a las bibliotecas y pueden pedir préstamos.
En 2018, se hicieron 27.394 préstamos, cifra que aumentó en 2019, con 43.835 préstamos realizados. En 2020 la cantidad disminuyó a 28.494. Desde el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, aseguran que se debe a que muchos espacios de lectura de las bibliotecas fueron adaptados como salas de aislamiento para pacientes con Covid-19.
Consultado por el tipo de libros que más se piden prestados, Rivera dice: “Son bastante recurrentes las historias de cárcel, también algunos libros de autores relativamente famosos. Muchas veces la gente va a biblioteca, encuentra una novela pero no conoce a los autores. Pero encuentra uno que dice Gabriela Mistral, la conoce, le suena, entonces pide un libro de Gabriela Mistral”.
El relato más solicitado en 2020 fue Las once mil vergas, una novela erótica publicada en 1907 y escrita por el francés Guillaume Apollinaire. Otras obras muy populares fueron creadas por autores famosos como H.P. Lovecraft, Voltaire, Julio Verne. También destacan algunos libros nacionales, como Historia secreta de Chile 3 de Jorge Baradit y El saqueo de los grupos económicos al Estado chileno de María Olivia Mönckeberg. A continuación, está la lista de los 25 volúmenes más prestados.
1.- Las once mil vergas / Guillaume Apollinaire.
2.- Sarrasine / Honoré de Balzac.
3.- Una temporada en el infierno / Arthur Rimbaud.
4.- Dos crónicas italianas / Stendhal.
5.- Vidas imaginarias / Marcel Schwob.
6.- La llamada de Cthulhu / H.P. Lovecraft
7.- Micromegas / Voltaire.
8.- Ubú rey / Alfred Jarry.
9.- El miedo y otros cuentos / Guy de Maupassant.
10.- Guinness world records 2018.
11.- Fuego en la cárcel de San Miguel / Diego González ; edición: Alfredo Sepúlveda.
12.- Encender una hoguera / Jack Lodon ; ilustraciones : Alen Lauzán.
13.- Hijos de las estrellas / María Teresa Ruiz.
14.- El silencio de los malditos / Carlos Pinto.
15.- Muy interesante: la revista mensual para saber más de todo.
16.- El jardín secreto / G.K. Chesterton
17.- Un monstruo viene a verme: a partir de una idea original de Siobhan Dowd / Patrick Ness
18.- Historia secreta de Chile 3 / Jorge Baradit.
19.- Aristóteles para principiantes / Rupert Woodfin ; Judy Groves ; [ traducción: Graciela Sormani]
20.- Che, una vida revolucionaria: los años de Cuba [novela gráfica] / Jon Lee Anderson ; José Hernández.
21.- Estética: teoría y filosofía del arte: para principiantes / Richard Osborne, Dan Sturgis
22.- Homo Deus : breve historia del mañana / Yuval Noah Harari ; traducción de Joandomènec Ros.
23.- El saqueo de los grupos económicos al Estado chileno / María Olivia Mönckeberg.
24.- 20.000 leguas de viaje submarino / Julio Verne.
25.- Más allá del cielo: nuestro origen: glándula pineal, la conexión / Fresia Castro Moreno.
La iniciativa chilena ha sido destacada en la Unesco y este mes, el coordinador del programa, Miguel Rivera, participó en un Webinar que se titula Cómo las bibliotecas de las cárceles apoyan los esfuerzos de rehabilitación.
Rivera reconoce que son muchos los factores que ayudan a las personas privadas de libertad a insertarse. “Es clave, pero pensando en un mediano y largo plazo”, señala.
El objetivo es que todas las cárceles con más de 50 internos cuenten con una biblioteca en los próximos años. De esta manera, el recurso estará disponible para el 99% de internos de Chile.
Sobre el plan de bibliotecas, la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés dice: “El impacto de este proyecto es muy alto, ya que intenta entregar herramientas culturales para mejorar la calidad de vida de las personas privadas de libertad. Algunos gracias a la lectura han retomado sus estudios y han visto formas de superar sus dificultades”.
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