Roberto Méndez y cambio de gabinete: "Esto es bajarle la prioridad a los acuerdos de las reformas en el Congreso"

Roberto Méndez, ex presidente ejecutivo de Adimark, hoy profesor de la Escuela de Gobierno de la UC, cree que el cambio de gabinete realizado ayer apunta solo a la reactivación económica y que hacer modificaciones en seis ministerios es una buena cuota de autocrítica. Además, por el mal momento del gobierno y la oposición, y el alza de alcaldes en la encuesta CEP, define al actual momento como el "gran fracaso de la política".

No se tocó al comité político pero sí hay cambios en el equipo económico. ¿Qué le pareció el cambio de gabinete?

Es un ajuste importante, no es una modificación radical desde el punto de vista de la propuesta inicial del Presidente pero es el ajuste más importante que ha hecho desde luego en este gobierno. Mucho más profundo de lo que hizo en agosto del año pasado. El mensaje central que veo aquí es que el Presidente está intentando intensificar esta actividad microeconómica y sectorial que él anunció en su mensaje de la cuenta pública.

¿Y cree que el movimiento de piezas aportará a eso?

Él anunció que vendría un reforzamiento de esta actividad y que era urgente. El cambio de Fontaine a Economía es en parte reconocer el buen trabajo que venía haciendo en Obras Públicas y lo pone en este cargo central que es la reactivación económica del país. Y pone en Obras Públicas al que yo creo que es su carta personal, su carta preferida que es el ministro Moreno. Esa dupla Fontaine-Moreno es potente. En tercer lugar, la entrada del ministro Mañalich a Salud, que es un hombre de gran potencia, naturalmente va a remover esa área que se venía tan confusa y sin ninguna dirección muy reconocible. Ellos, más lo que está haciendo la ministra Hutt en Transportes, hace un grupo muy potente y lo que nos está diciendo Piñera es que esta será la apuesta del gobierno para los próximos meses.

Lograr una reactivación económica...

Claro.

Habían expectativas de que se modificara el equipo político también. ¿Cómo vio esto?

En cierta manera, el Presidente está reforzando el mandato que le hizo a Chadwick porque él se fortalece en este cambio. Aparte de la actividad microeconómica, la otra gran tarea que ha puesto el Presidente son estas reformas institucionales que él está dirigiendo y que veremos si se logran llegar a puerto. En lo político, esa es su apuesta y en cierta manera creo que le baja presión a las reformas.

¿No era el momento de realizar cambios al comité político para reforzar la tramitación de las reformas? La oposición criticó ayer este punto. 

No hay ningún mensaje ni ningún intento de reforzar, por ejemplo, la reforma tributaria o la reforma laboral, o las otras que están en el Congreso. Creo que en cierta manera esto es bajarle la prioridad a estos acuerdos en el Congreso. Me da la impresión que el gobierno no se le va a jugar en los próximos meses en eso sino que en la actividad microeconómica con el nuevo diseño ministerial y en las reformas institucionales que está promoviendo Chadwick. A ese diálogo es el que se refiere el Presidente cuando dice que se van a mantener los diálogos para ese tipo de reformas y no tanto para las reformas que están trancadas y que da la impresión que seguirán así en el Congreso.

En los últimos días sonaba que la vocera, Cecilia Pérez, saldría de su ministerio. ¿A qué atribuye su permanencia?

Se requiere un cambio de ritmo y de tono. En cierta manera, la vocera, si no la cambiaron a ella, va a tener que cambiar su estilo y forma pero requiere una cuestión más propositiva, más optimista. Eso es lo que está diciendo la encuesta CEP, eso requiere el gobierno: una visión más optimista del futuro. Ese desafío recae hoy sobre ella, si no la cambió, ella tendrá que cambiar su forma de comunicar. Realmente esperaría un cambio de tono y estilo en la vocera.

¿Cómo interpreta que en su mayoría vuelvan ex ministros al gabinete?

El Presidente se da cuenta de que no hay espacio para hacer pruebas o traer personas que van a tener que hacer un proceso de aprendizaje largo en la tarea de gobierno y por eso estaba haciendo uso de las cartas que conoce y en las cuales tiene mucha confianza. En cierta manera da cuenta de la urgencia de todo este cambio y la velocidad que el Presidente quiere imprimirle. Necesitaba nombres conocidos y experimentados para este momento, no es hora de innovar.

¿Cree que faltó una autocrítica del Presidente ayer cuando habló después del cambio de gabinete? La CEP estaba fresca y no fue buena para él...

Un cambio de gabinete es en sí mismo una autocrítica. Hacer un cambio de esta magnitud, seis ministerios fueron afectados, es un acto de reconocimiento de que algo no está caminando bien. Es un poco exagerado pedir más.

El tema es que vuelve a hablar de la oposición y la falta de acuerdos en el Congreso...

El Presidente está reiterando su manejo político al confirmar al comité político pero está haciendo una gran autocrítica. Seis ministros es una buena cuota de autocrítica.

Ayer, Ricardo González del CEP, comentó que las cifras de la última encuesta eran muy parecidas a las de junio y julio del 2011. ¿Cómo interpreta eso?

En ese tiempo yo también hacía encuestas y las mediciones del 2011 eran absolutamente comparables pero el país estaba viviendo una conmoción social no menor. No es el caso de hoy pero evidentemente que los niveles de malestar, de temor y enojo son similares.

Lo claro es que las apuestas personales del Presidente fracasaron. Salió Varela el año pasado y ahora Ampuero...

Tengo la impresión que esas apuestas no dieron resultado. Y la tercera apuesta fue la de Moreno en Desarrollo Social que de alguna manera también lo está cambiando, y entonces no funcionó.

¿Es un fracaso?

No, no es un fracaso para Moreno. No funcionó esa apuesta por lo social y no lo está reemplazando por algo equivalente. Su reemplazo es Sichel, un ministro joven, que le va a tomar bastante tiempo adquirir las redes de diálogo que había construido Moreno con el mundo empresarial, con el mundo agrícola e incluso con grupos indígenas. Era algo complejo que hoy queda cancelado.

¿Será difícil para Sichel?

Sí, le va a llevar mucho tiempo aclimatarse.

La encuesta CEP tampoco es auspiciosa para la oposición. Bachelet es la única figura con buena evaluación...

Este es un momento de malestar político que lo vamos a recordar por mucho tiempo. Y es la pregunta de cómo se produce este distanciamiento del gobierno pero también de la oposición. Y la imposibilidad de que en este contexto, que sería casi propicio para que aparezcan nuevos liderazgos de oposición tanto de grupos partidarios como podría ser el Frente Amplio o de personalidades, pero nada de eso ha ocurrido absolutamente. Muestran insatisfacción con la política muy grande y en cierta manera fuerza a la oposición a ir a estos acuerdos institucionales que ha llamado el Presidente. La oposición no está cosechando nada. No tienen la más mínima estructura, los partidos no son capaces de llevar a cabo una elección interna como es el caso del PS, no hay vocerías, realmente es una situación muy desgraciada la que vive la oposición en este momento.

¿Cómo lee el hecho que cuatro alcaldes (Lavín, Matthei, Barriga y Sharp) estén dentro de los mejor evaluados?

La estrategia de Lavín lo dice todo. Una estrategia bien calmada y bien apolítica porque él ha hecho toda su tarea de alcalde con su estilo tan personal y no ha sido un defensor del gobierno ni mucho menos. Da la impresión que los próximos candidatos van a salir de las alcaldías. La campaña presidencial se 'alcalderizó'.

Algo dice del momento de la política...

Este momento se podría definir como el gran fracaso de la política. Hay un gran vacío de nuestra institucionalidad política.