Entre el tío y el hermano: ¿Qué piensa el otro Kast de la política?

FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

"Esto de que él vea que el Estado es el motor de lo valórico, para mí es algo autoritario y eso no lo comparto en lo absoluto", dice el diputado Pablo Kast sobre las ideas de su tío José Antonio.


Pablo Kast (45), hermano del senador (Felipe) y sobrino del ex candidato presidencial (José Antonio) es diputado por el distrito cordillera de Valparaíso. Antes de ser invitado a postular como parlamentario desde Evópoli, ejercía  su profesión de arquitecto en una oficina de proyectos inmobiliarios. También cuenta que durante ese tiempo se involucró con bancos para proyectos de vivienda y que también trabajó en Estados Unidos en la remodelación de barrios deteriorados de Washington.

En un año como parlamentario, dice que le ha costado adecuarse a la burocracia de la política, que ve harto ego en el Congreso y aunque dice que no se quiere enfrascar en disputas con su tío, con el cual habló por última vez a fines de marzo, rechaza las críticas que ha hecho a Evópoli tildándolos de "derecha light" y su visión en los temas valóricos.

¿Cómo ha sido su primer año como parlamentario?

Ha sido un año bien intenso, de harta adaptación a los códigos, a las cosas más normativas y a las condiciones que te pone este sistema que es bien especial. Sobre todo para alguien que viene del mundo del emprendimiento, que no tenía mucha relación, siempre había estado al otro lado del escritorio del Estado. También uno estando adentro empieza a empatizar y considerar la dificultad que tienen los legisladores y la gente que trabaja el Estado con hacer bien su tarea porque es un buque grande y que requiere que muchas fuerzas confluyan y participen de las decisiones, es como un gran buque que es difícil de mover.

Comparado con el mundo privado...

Vengo de un mundo más ágil, donde las decisiones se toman rápido y donde uno es el motor y se nota. Acá son muchos los motores y los timones, es algo que a uno le cuesta adaptarse y en ese sentido es donde he enfocado mi mayor esfuerzo de aprendizaje.

En unas declaraciones recientes, usted dijo que le llamaba la atención el ego de los parlamentarios. ¿Cómo ha visto que se manifiesta ese ego?

Más que convertirme en un juez, dije que me llamaba la atención que en esta esfera política y las dinámicas que se dan en lo que he visto al interior del Congreso es que hay harto ego de por medio. En general eso sucede en todas las instituciones en que hay competencia por los liderazgos pero lo que me llama mucho la atención y me resulta muy ajeno a mi personalidad, es que finalmente sean esas las consideraciones que determinen la forma en que se resuelven los problemas.

¿A qué se refiere?

Esa es mi crítica al sistema, que hoy la política por las dinámicas que tiene, por el sistema de conquistar votos, premia y favorece a las personas que tienen un ego grande y que son como disruptivas en desmedro de las que tienen un sentido más de consenso y colectivo. Eso es algo que me preocupa porque hay muchas cosas que se caen o que no prosperan por egos, por cómo las personas se quieren llevar todo el mérito.

Tanto Felipe como José Antonio tienen ambiciones presidenciales y el senador ha intentado desmarcarse de su tío para que no lo confundan, ¿cómo ve esta disputa entre sus familiares?

Claramente hay un desafío en cuanto a diferenciarse y eso me imagino que es un problema que tiene tanto José Antonio como Felipe, y yo también, en cuanto en cómo la gente identifique aquellas causas y rasgos que tiene cada uno. Ellos tienen un desafío mayor por sus aspiraciones presidenciales.

Y a usted, ¿lo confunden más seguido con su tío o hermano?

No es que me confundan con uno o con otro sino que de alguna manera hay una asociación genérica. Me han confundido con mi padre (Miguel Kast) algunos, sobre todo en las zonas donde él trabajó. Y también con Felipe y José Antonio pero es una asociación a un sector, a una forma de ver la política.

José Antonio hace poco criticó a Evópoli calificándolo como "derecha light", en específico sobre los temas valóricos, ¿qué le parecen esos epítetos a su partido?

No me convoca personalizar una crítica a José Antonio, no tengo interés en hacerlo. Trato siempre de mantenerme en el plano de las ideas pero la calificación de light es no entender nada lo que realmente estamos proponiendo a la sociedad. Y que tiene que ver con que el rol del Estado no sea, a través de la coerción, el imponer visiones ideológicas, morales o éticas sobre otras. Por eso es importante que se entienda el sentido de lo liberal. En nuestro partido hay mucha gente conservadora, yo soy una persona muy conservadora, pero lo que no estoy dispuesto a hacer es que se imponga una ideología en términos valóricos por sobre la otra a través del Estado.

Políticamente hablando, me imagino que se siente más cercano a Felipe que a José Antonio. ¿A pesar de eso, qué ideas comparte con su tío?

Sí, comparto muchas cosas, tenemos muchas cosas en común. Creemos que el motor de la sociedad, en términos económicos, son las personas. Eso lo tenemos en común. Pero lamento profundamente que él considere que el Estado es el motor valórico de la sociedad.

Hoy a él y a su movimiento se le califica como de extrema derecha o de populismo de derecha. ¿Qué opina de esas definiciones?

No quiero caer en una calificación de ese tipo, con nadie. Pero esto de que él vea que el Estado es el motor de lo valórico, para mí es algo autoritario y eso no lo comparto en lo absoluto. En general, y no acotándolo a José Antonio, las posturas extremas en el mundo tienen en si mismo un germen populista porque plantean que la solución es a través de la radicalidad y no a través de los amplios consensos. En general, yo desconfío y considero que siempre hay rasgos populistas en las posiciones extremas del espectro político. La visión de la extrema derecha en términos de imponer una solución a los problemas de forma radical a través de un autoritarismo extremo como lo que pasa en Estados Unidos con Trump, donde se cree que la solución económica será regulando la inmigración, son atajos y soluciones simplistas que obviamente no tienen ningún sustento técnico ni empírico.

¿Cuál es el peso de apellidarse Kast?

Para mí el tema del apellido no me significa un gran costo. Lo más complejo del apellido Kast, antes de entrar en política, tenía que ver con la exposición. Yo soy una persona bien extrovertida, me gusta la libertad, el peso del apellido tiene que ver con la exposición mediática. Y en este trabajo uno aprende a vivir con la exposición y por lo tanto no me genera un gran peso. Al revés, lo llevo con mucho orgullo, mi familia ha contribuido a Chile en términos de desarrollo, cada uno con su visión, desde su ámbito.

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