Universidades del Cruch alistan proyecto de inserción en Chile para la academia ucraniana afectada por la guerra

Cruch
En el Consejo del 31 de marzo se aprobó la propuesta del Cruch de colaboración con la academia ucraniana.

El Consejo de Rectores ya está coordinándose con el Ministerio de Educación, a través del jefe de división de Educación Universitaria, para, ojalá antes de un mes y medio, poder ofertar a académicos, investigadores y estudiantes del país europeo afectado por la guerra, la posibilidad de hacer pasantías en alguna de las 30 instituciones pertenencientes a la agrupación.


A principios de marzo, cuando la guerra en Ucrania llevaba apenas un par de semanas, el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch), le encomendó a su Comisión de Internacionalización la elaboración de una propuesta de inserción temporal o definitiva para académicos, estudiantes, administrativos y profesionales de la academia ucraniana. La idea, más que un respaldo simbólico, era apoyar con acciones concretas a sus pares europeos afectados por el conflicto bélico.

Así, el jueves 31 de marzo, en la sesión 631 del Consejo, día que además se provocó el primer encuentro con las nuevas autoridades del Ministerio de Educación, se presentó y aprobó unánimemente la propuesta, que entre algunas de sus iniciativas contemplaba la incorporación de académicos en temas de investigación de postgrado, pasantías de estudiantes de pregrado, cursos de español y algunas becas.

“Lo que nos planteamos fue cómo colaborar en el esfuerzo humanitario por aliviar el sufrimiento que están pasando tantas familias, desde el Consejo”, explica Osvaldo Corrales, rector de la Universidad de Valparaíso (UV) y coordinador de la Comisión de Internacionalización. Y añade: “La idea es que las universidades podamos hacer un esfuerzo para generar condiciones para que académicos, investigadores y estudiantes post doctorales puedan trasladarse a Chile, por un periodo que inicialmente estimamos en dos años, sin perjuicio de que se pueda prolongar, para que ellos puedan continuar su trabajo acá”.

De ahí en más, lo que comenzó a aplicar el Cruch fue un pequeño cuestionario a todas sus instituciones miembro para conocer qué capacidad tiene cada una para acoger a personas ligadas a la academia ucraniana, considerando, sobre todo, que los programas mayoritariamente no se dictan en inglés, lo que supone una complicación idiomática. En ese proceso están desde la semana pasada hasta esta. “Después de eso iniciaremos el trabajo concreto, incluso considerando que las hostilidades puedan terminar pronto, porque la postguerra va a ser extensa”, señala Corrales.

Hasta aquí, los nexos con las universidades del país europeo se han dado individualmente a través de casas de estudios chilenas que, antes de la iniciativa colectiva, habían hecho sus propios avances, como la Universidad de la Frontera, que tomó contacto con dos investigadoras ucranianas. “Estamos catastrando esos vínculos también”, ahonda el rector de la UV.

La logística es un tema no menor. Dado que la propuesta requiere de la participación de ministerios como el de Relaciones Exteriores, Interior, Educación y Salud, el nuevo Jefe de División de Educación Universitaria de la Subsecretaría de Educación Superior, Thomas Griggs, se comprometió a trabajar con el Cruch y a coordinar lo necesario, según cuentan desde el Consejo.

“Ahí contamos con el ofrecimiento y colaboración de la Subsecretaría de Educación Superior, que manifestó su disposición para ayudar en el proceso de vincularnos con Cancillería o el Servicio Nacional de Migraciones para que el plan se materialice, porque necesitaríamos que a estas personas se les dé el estatuto de refugiados”, detalla el rector Corrales.

En efecto, la subsecretaria de Educación Superior, Verónica Figueroa, cuenta que tras lo planteado por el Consejo de Rectores en su última sesión, “como subsecretaría ofrecimos todo el apoyo de la División de Educación Universitaria para activarnos como un nodo articulador con los servicios de Extranjería y las universidades, con el objetivo de apoyar los procesos de inmigración de estos académicos. Nuestro principal objetivo es colaborar con las universidades en esta noble tarea”.

Desde el Servicio Nacional de Migraciones, en tanto, señalan que existe toda la disposición de cooperar en esta materia junto a la subsecretaría, universidades y organizaciones de la sociedad civil, así como lo ha hecho con otras subsecretarías que se lo han pedido para otros fines, como el caso de la del Deporte, que necesitará colaboración para agilizar los trámites de visado de los atletas que lleguen a Chile para los Juegos Panamericanos del próximo año.

Pero, ¿cuándo en concreto sería posible que los primeros miembros de la academia ucraniana lleguen al país? La idea, dicen desde el Cruch, es que sea a la brevedad posible, aun existiendo algunas barreras como la idiomática. “Esperamos que los trámites que tengamos que hacer puedan ser relativamente rápidos, que esto nos tome un mes o un mes y medio como máximo para empezar al menos a levantar esa oferta en Ucrania”, dice Corrales.

Y cierra: “Nuestra expectativa es que todas las universidades del Consejo de Rectores podamos hacer el esfuerzo para acoger al menos a un investigador, invitar al menos a una familia, pero hay procesos complejos porque también implica, por ejemplo, inscribirlos en cursos de español”.

Actualmente el Cruch agrupa a 30 instituciones, entre las que se cuenta la propia UV, además de otras instituciones tradicionales como la Universidad de Chile, la Universidad Católica, la Universidad de Concepción, la Universidad de Santiago, la Universidad de Aysén y privadas como la Universidad Diego Portales o la Universidad de los Andes.

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