Paulina Vodanovic (PS): “En un gobierno hay que administrar bien, no solamente transformar”
Aunque la timonel socialista enfatiza que “no creo que nos conformemos con ser un gobierno administrador”, releva la importancia que tiene la gestión del Ejecutivo en diversos planos para cumplir el programa, desde una mejor coordinación hasta las reformas legislativas. Se desmarca de la reedición de un “realismo sin renuncia”, pero advierte que el escenario político exige priorizar y postergar ciertas discusiones.
A la entrada de la oficina de la presidenta del Partido Socialista (PS), Paulina Vodanovic, figura un ejemplar del programa de gobierno de Gabriel Boric. La timonel pide a un asesor mandar a anillarlo. “Está leído y subrayado”, dice.
A una semana del ajuste ministerial -que posicionó a su partido como el de mayor presencia en el gabinete-, Vodanovic abrió la discusión sobre realizar una “revisión crítica” del programa de gobierno y priorizar. La idea, resistida en algunos sectores oficialistas, la jefa del PS la precisa en esta entrevista. “Revisar (el programa), a secas, puede significar sólo releer y para mí debe ser con los ojos y anteojos de hoy”, expresa.
En el ajuste ministerial, el Presidente Boric hizo énfasis en mejorar la gestión y los equilibrios en las subsecretarías. ¿Se cumplió ese doble objetivo?
El Presidente así lo recalcó una vez que terminó la ceremonia a los presidentes de partido (...). Buscó conciliar lo que eran los intereses de los partidos, en cuanto a que el Socialismo Democrático aumentara su influencia en las decisiones en el gabinete, pero haciendo este cruce con las mejores personas para este momento político, donde se ha sincerado -por ejemplo- una realidad en el Congreso que hace urgente adoptar políticas desde los ministerios y ejecutarlas prontamente.
¿Se tomaron en consideración las nóminas que presentó el PS?
Nosotros pusimos a disposición muchos nombres que, por cierto, fueron analizados por el gobierno y algunos de ellos fueron considerados, otros surgieron del propio gobierno, pero todos representan una visión socialista y progresista de cómo queremos avanzar.
¿Hay ahora una sensación de mayor pertenencia al gobierno?
Siempre nos hemos sentido parte del gobierno y hemos asumido con gran responsabilidad la tarea. Esto no es algo numérico, pero, evidentemente, uno esperaría que ese aumento cuantitativo también lo sea en términos cualitativos. Es decir, de tener una mayor incidencia -que es lo que nosotros hemos reclamado- en las definiciones, en la discusión política.
¿Permanece la aspiración de su sector de integrar el Segundo Piso?
Como PS entregamos perfiles para distintos cargos: para subsecretarios, para Segundo Piso, para jefes de división. Esos nombres están en poder del gabinete del Presidente y serán ellos quienes definan. No debiera haber espacios vetados para nadie. Pero no creo que hoy sea un objetivo en sí, sino más bien tiene que ver con lo que hablábamos antes: cómo nos integramos a las tomas de decisiones.
La “mirada crítica” que propuso al programa marcó la discusión oficialista de la semana. ¿A qué se refiere cuando lo plantea?
La revisión del programa la planteó durante la reunión del martes la representante de Comunes (Josefina Villar). Y ahí se produjo un diálogo interesante, donde señalé que era una revisión “crítica” la que debíamos hacer, en el entendido de que revisar, a secas, puede significar sólo releer y, para mí, aquella relectura debe ser con los ojos y anteojos de hoy día.
¿No hay algo del “realismo sin renuncia”?
Cada cierto tiempo a la prensa le gusta reflotar el tema del “realismo sin renuncia”, y esa es una frase de un momento político distinto. Pero el objetivo de hoy es la gestión del gobierno. Tenemos que despejar qué cosas del programa corresponden a mejor gestión, a una mayor ejecución. O dónde puede haber una reasignación de recursos para privilegiar otras iniciativas. Otra cosa es lo de mediano y largo plazo, dónde y cuándo van a estar las políticas públicas más importantes, o que deban ser priorizadas.
¿Y cómo se resuelve esta priorización de la que habla?
De la sola lectura del programa se desprende que hay cosas que requieren una mayor coordinación estatal, ni siquiera de un decreto. Hay otros casos que se pueden resolver por vía administrativa, hay reglamentos que dictar en algunas leyes. Y, en otros casos, lo que se requiere son reformas legislativas. (Y como partidos) no corresponde que sea sólo la ministra de Segpres -Ana Lya Uriarte- la que tenga que hacer ese trabajo (...). Con equilibrios tan febles es necesaria la acción política de los partidos. No podemos estar mirando desde las graderías lo que ocurre en el hemiciclo. Somos partícipes, podemos dialogar y hay que coadyuvar a la labor del gobierno.
El Ejecutivo ha sufrido dos rechazos importantes: al proyecto de nueva Constitución -que se planteó como “habilitante” para las reformas de gobierno- y la reforma tributaria. ¿Qué se puede esperar en términos de transformaciones, en un proyecto que se planteó como tal?
El Presidente y toda alianza de gobierno tienen este ímpetu de justicia social, de transformaciones. No creo que nos conformemos con ser un gobierno administrador, pero en un gobierno también hay que administrar bien, no solamente transformar. Y parte de eso es administrar, hacer cambios positivos para la ciudadanía en materia de salud, en materia de educación.
En el Congreso cuentan con márgenes estrechos, de apenas unos votos para la aprobación de reformas, como lo fue en el caso de la tributaria. ¿Hay una autocrítica respecto a eso?
Tal vez los partidos no tomamos con suficiente ahínco difundir lo que significaba aprobarla o rechazarla, de manera tal que una vez que se rechaza, todos decimos lo importante que era aprobarla, pero creo que tal vez no se tuvo conciencia de lo grave que era rechazarla. Por lo tanto, también aquí hay una autocrítica a nosotros como partidos políticos para que no nos vuelva a ocurrir aquello.
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