El análisis medioambiental de la ministra Schmidt a un año de la COP25
La pandemia pudo haber detenido al mundo, pero no la agenda del Medio Ambiente. Durante el año, Chile ha sido reconocido internacionalmente por apuntar hacia la sustentabilidad. Sin embargo, la ministra Carolina Schmidt, quien asegura estar insatisfecha con los resultados de la COP del año pasado, dice que aún queda mucho camino por avanzar.
Tras inaugurar el mayor electroterminal de Sudamérica y lanzar un atlas que permite conocer actuales amenazas e impactos del cambio climático, Carolina Schmidt (53), ingeniera comercial y ministra del Medio Ambiente, hace un alto en su día y se sienta a conversar. Ha pasado un año desde la realización de la COP25 en Madrid, instancia que ella presidió. La pandemia provocó la suspensión de la 26° edición de la conferencia, pero la agenda ambiental no se ha detenido.
Este año, Chile se posicionó en el puesto 28 de los 193 países incluidos en el ranking de Desarrollo Sostenible, publicado por la Universidad de Cambridge. En Latinoamérica, el país ostenta el primer lugar. Además, fue clasificado como la nación con el mejor índice de desempeño ambiental en la región, de acuerdo a un informe elaborado por las universidades de Yale y Columbia.
A pesar de que la ministra Schmidt confía en que Chile va bien encaminado hacia un futuro sustentable, reconoce que queda mucho por avanzar en metas que son cada vez más ambiciosas. “Si bien Chile es reconocido como un líder global en materia de acción climática, lo que necesitamos es seguir avanzando para instaurar esto de manera que trascienda a un gobierno de turno y quede instalado como una política de Estado”, señala.
En rumbo a la carbono neutralidad
Aunque la propia ministra reconoció estar insatisfecha con el acuerdo alcanzado en la COP25, que no logró implementar un mercado de carbono robusto con integridad ambiental, destaca que la instancia logró generar una transformación en la manera en que se acciona el cambio climático a nivel global, al unir a actores privados y no gubernamentales con los estatales, a través de la Alianza de Ambición Climática, integrada por 120 países, y que pretende alcanzar la carbono neutralidad en 2050.
Como parte de la alianza, este año Chile y Reino Unido, país en que se realizará la COP26, lanzaron la campaña Race To Zero, que reúne el apoyo de empresas, ciudades e inversionistas para un crecimiento con cero emisiones de carbono, como lo dice el nombre de la campaña. La ministra cuenta que este año han logrado integrar a países como Japón y Corea del Sur, y actualmente trabajan para sumar a Estados Unidos.
Uno de los avances más significativos conseguidos a nivel global en la COP25, según la ministra, fue el acuerdo para que la ciencia no fuera negociable y se constituya como la base de todas las decisiones de alcance global, como lo fue la inclusión de los océanos en la acción climática por primera vez.
Los efectos de la COP25 en Chile
La ministra Schmidt confía en que, gracias a la COP25, Chile reenfocó su eje de desarrollo a uno bajo en emisiones, con énfasis en la mejora de la calidad de vida de las personas. “El cambio climático se ha transformado en un motor de desarrollo sustentable, que nos permite una transformación general de la forma de desarrollo, producción y consumo”, dice la titular de la cartera de Medio Ambiente.
En concreto, durante este año, Chile ha hecho avances que apuntan a la carbono neutralidad. Entre ellos, reubicar a Santiago como la ciudad latinoamericana con la mayor flota de buses eléctricos, el cierre adelantado de las centrales a carbón, el reciente anuncio de la transformación al hidrógeno verde o el inicio formal de los procesos para proteger los humedales urbanos.
Schmidt cree que los cambios han ido de la mano con la concientización de temas ambientales por parte de la ciudadanía, que ha sido clave en la implementación de proyectos que apuntan a la economía circular, como la ley que prohíbe las bolsas plásticas, o el proyecto de ley para erradicar los plásticos de un solo uso.
Los desafíos pendientes
La redacción de una nueva Constitución representa para la ministra del Medio Ambiente una oportunidad para repensar Chile desde la sustentabilidad, y que esa sea la base de la estrategia de crecimiento y desarrollo que se tendrá en el futuro.
En este sentido, la ministra postula que una de las temáticas más relevantes del trabajo que han desempeñado es derribar el mito de que el crecimiento económico y el cuidado del medio ambiente se contraponen. “Hemos visto cómo una acción climática decidida potencia el crecimiento económico y mejora la calidad de vida de las personas”, sostiene.
Para Schmidt, la Constitución pasada fue pionera en su época al reconocer el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación. Pero hoy no le parece suficiente, pues cree que hay fenómenos globales de alto impacto global que deben ser considerados, como la pérdida masiva de la biodiversidad y el cambio climático.
Como parte de un cuidado integral del medio ambiente, uno de los focos del trabajo de la ministra en el Congreso está puesto en desarrollar un servicio de biodiversidad y áreas protegidas. “El proyecto lleva más de ocho años y lo hemos logrado destrabar. Hoy día estamos votando su segundo trámite constitucional”, dice.
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