Habitar la inmensidad

Tierra patagonia

El Hotel Tierra Patagonia, ubicado en la Patagonia Austral, XII Región, fue un proyecto a cargo de la destacada arquitecta nacional Cazú Zegers. Ubicado en la entrada norte del Parque Nacional Torres del Paine, goza de un primer plano de agua como soporte del magnífico macizo del Paine.




Había que buscar la manera de no irrumpir en el paisaje, sino sumarse. Por eso Cazú Zegers junto a los arquitectos Rodrigo Ferrer y Roberto Benavente pensaron en que la imagen del hotel fuera la de un antiguo fósil de algún animal prehistórico varado en la orilla del lago. "Este propósito lleva a que la forma nazca de la tierra como un pliegue en la arena dibujada por el viento", explica Cazú Zegers.

Es convivir con lo extremo del paisaje, es lo que se define como ecoturismo, donde la experiencia es en la naturaleza. "El largo proceso de domesticación del hombre contemporáneo no está equipado para habitar la intemperie sin una protección", dice Cazú. Es por esto que el edificio se plantea como una segunda piel sensible que permite experimentar la fuerza y belleza mística del lugar. "El gesto territorial es el de un cuerpo libre abarcando la extensión, como un cuerpo virtual que se conforma en los recorridos exteriores e interiores", suma la arquitecta.

¿Cómo se plantea habitar la Patagonia? Es una pregunta demasiado amplia. Me voy a referir solo al tema de turismo y hotelería, que es uno de los modelos para habitar la Patagonia, y es el concepto que usé para desarrollar las primeras ideas de desarrollo del proyecto.

La forma tradicional fue la de las grandes estancias y el pastoreo de ovejas, generando todos los subproductos, de lana, carne, piel. Modelo desarrollado por la colonización inglesa, que hace un sincretismo con el habitante local, el baquiano, creando una identidad en la arquitectura y forma de vida de la Patagonia, que es lo que hoy viene el turista a visitar, de ahí el turismo de estancias. La imagen icónica del baquiano gaucho, con su boina, pañuelo al cuello pastoreando las ovejas arriba de su caballo, acompañado de sus perros, en las grandes extensiones de luz contrastada de los paisajes patagónicos, su flora y fauna, que siempre conmueven.

Esta forma de economía ha dado paso a una nueva forma sobre el territorio, que es el turismo de naturaleza y de intereses especiales de alto estándar abierto por Explora.

Es en esta manera de comprender la Patagonia, en el valor de su belleza escénica y natural, donde el hotel se convierte en el refugio, la protección y, al mismo tiempo, es el corazón de un hombre a escala del territorio, que flota sobre el paisaje. El hotel y el paisaje son una unidad, a este hombre lo llamo el hombre astral.

¿Qué factores son los que definen el proyecto? Lo primero fue visitar el lugar, ahí mi primera reflexión fue: "¿cómo pongo un edificio aquí sin matar el lugar?", el paisaje perfecto, con el Macizo del Paine reflejado sobre el lago Sarmiento. Recorrí el terreno junto a la paisajista Teresa Moller y el arquitecto asociado del mandante Rodrigo Ferrer. Recorrimos durante dos días buscando dónde ubicar el edificio, finalmente decidí anclar el edificio a un montículo de piedras, que hoy es el spa.

La energía más presente en el lugar era el viento que dibujaba la topografía del terreno. Los suaves lomajes frente al Sarmiento están conformados por una topografía de dunas, de la arena arrastrada por el viento desde el fondo del glaciar. Decidí trabajar el proyecto con este elemento, de ahí su nombre poético "Hotel del Viento", luego nombrado por los dueños como Tierra Patagonia, que habla del espíritu de su hotelería.

¿Por qué el proyecto se plantea como un fósil o un palo que arroja el agua? Porque quería que quedara completamente integrado al lugar y su escala. Hice la analogía con un fósil varado en la playa, de esos con los que Darwin se encontró durante su visita por Chile y Ecuador y desarrolló su teoría de la evolución de las especies. O bien este palo varado en la orilla del lago, como un tronco lavado por el agua y arrojado por el lago Sarmiento.

¿Cómo dialoga hoy la construcción con el entorno seis años después de su construcción? Al construir el hotel, tomamos la decisión radical de no proteger la madera, apostando al clima seco y ventoso de la Patagonia, tomando los ejemplos de los antiguos secadores de lana de oveja, donde la madera envejeció y se platinó sin degradarse. Inspirado principalmente en el secador Simunovic, a la salida de Punta Arenas. Hicimos la misma apuesta para el hotel. Seis años después, la madera envejeció, se platinó, pero también se está degradando, creo que necesitará una intervención para mantener la belleza y dignidad. A pesar de ello, el edificio gris como un fósil varado es lo que fue mi apuesta inicial.

¿Qué medidas sustentable se tomaron en el diseño? ¡Todas! Invité a trabajar con nosotros a Roberto Benavente, arquitecto que trabajó 15 años en Francia como jefe de taller de Borja Huidobro, donde le tocó participar de la construcción del Ministerio de Finanzas y, luego como asociado a Borja, con el Museo de Historia Natural y muchos otros proyectos. Es quien estuvo a cargo del desarrollo de todos los detalles constructivos del hotel, aportando con su experiencia internacional. También participó Rolf Thiele, radicado en Valdivia, experto en eficiencias térmica y energética, quien incorporó una serie soluciones muy innovadoras en esa época, tales como la calefacción por geotermia, cosa que fue muy difícil de explicar al cliente, y finalmente quedamos con una calefacción tradicional, pero sí se implementó el revestir todo el edificio por fuera con aislación. En un principio planteamos hacerlo con lana de oveja, pero se consideró arriesgado, por lo que se terminó haciendo con aislapol de alta densidad; se debía tener un control con las aperturas, no más del 30% del edificio podían ser ventanas. Se le tuvo mucho miedo al viento, por lo que pocas ventanas son practicables, lo que hace que muchos días de la temporada con el sol poniente dentro del espacio sea bastante caluroso, cosa que se habría solucionado con el sistema de calefacción por geotermia, que aprovecha la temperatura de la tierra para calentar o enfriar el agua.

¿Qué significado tiene en tu carrera la construcción de este hotel? El hotel es mi "ópera prima", creo que es el proyecto que explica toda mi postura frente al territorio, los procesos locales, la identidad, lo sustentable, el principal patrimonio de Chile, que es su territorio y paisaje. Chile tiene una oportunidad única en este sentido de ser un país líder en reserva de la biosfera, puro, limpio, sustentable, que se desarrolla en base a un turismo sustentable, regulado, de la mano de las comunidades indígenas y locales. No necesitamos seguir desarrollándonos como modelos extractivos, que agotan los recursos naturales, degradan el paisaje y excluyen a las comunidades locales de cada territorio, modelos basados en la revolución industrial. cazuzegers.cl

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