Para no dejar ni migas
Unos hablan de cookies, así, en inglés, porque encontraron sus influencias en viajes a Nueva York y otras ciudades donde existen en dimensiones, sabores y con rellenos que por acá no son tan populares. Otros hablan de ‘galletas de autor’ porque encontraron en este formato un medio para experimentar con sabores inusuales e inesperados. En escalas industriales o caseras, surgidas como emprendimiento planeado o alternativa de supervivencia a la cesantía que deja la pandemia, todas ofrecen una experiencia distinta de algo que creemos conocer desde siempre, pero que aún guarda ricas sorpresas.
The Good Galletas
En Nueva York, Diego Díaz vio como la gente hacía filas para comprar unas galletas y se inspiró. Logró que en ese lugar le mostraran sus técnicas y procesos, pero él sabía que el mercado chileno requeriría adaptaciones. “Partimos las pruebas en marzo. Ya en mayo fuimos capaces de ofrecer esta experiencia que es bastante única: nuestras galletas están congeladas. La masa prehecha llega cruda, de manera que cualquier persona, sin conocimientos culinarios previos, las puede hornear. Basta que tengas un horno, la caja contiene el papel para hornear y las instrucciones son muy simples. Las puedes dorar más o menos, según tu gusto. Quedan crocantes por fuera y húmedas por dentro. Adicionalmente, el olor que da el horno es increíble”, explica Diego.
Uno de los hits de The Good Galletas es la Birthday Cake, con estrellitas de colores y un centro de chocolate caramelizado. La versión navideña será muy parecida, pero con acento en los colores y sabores de estas fiestas. Los clientes customizan sus cajas y las reciben en el momento que quieran gracias un servicio de delivery propio. @thegoodgalletas
Aikuki
Catalina Espejo es celiaca y su hermana es vegana. El día que su hermano chef les hizo galletas sin gluten ni materia animal fue inolvidable para ambas. Tiempo después, en el momento en que Catalina se fue a vivir con María Jesús Rivero y buscaban una forma de generar ingresos lejos de los computadores que las ataban como diseñadoras, llegó rápidamente el recuerdo: ¡galletas veganas sin gluten!
“Era un desafío. Investigamos e hicimos miles de pruebas. Hasta que llegamos a una receta que nos dejó contentas. Nos lanzamos con cuatro variedades clásicas, fijas. Pero lo que más nos gusta es probar combinaciones de sabores nuevos. Gozamos innovando en mixes de ingredientes que se potencian, como rosas con cranberries; vino, violeta y nuez; la sensación de nuestra carta, limón infusionado en té earl grey; café con chips de chocolate; cúrcuma chips de chocolate. Sabores que no encuentras normalmente en galletas”, dicen ellas.
Su caja navideña trae cuatro variedades que solo estarán disponibles por el mes de diciembre. Los pedidos deben hacerse con anticipación para el despacho. @aikuki.galletas
Se da un ecosistema colaborativo entre varias de estas marcas y emprendimientos de reparto, probablemente surgidos por las mismas necesidades.
Cookie Lab
Cookie porque esa es su promesa: ‘Big American Cookies en Chile’. Lab porque comienza como un experimento en casa hasta que la demanda exige una dedicación total al proyecto e infraestructura profesional; también por el trabajo de experimentación con sus sabores.
“Las pastelerías tenían galletas y galletones, pero nosotros queríamos traer realmente el concepto de cookies premium estilo Nueva York, con nuestro toque peruano. Jugamos con esos sabores como en un laboratorio. Importamos, por ejemplo, pumpkin spice, un ingrediente supernorteamericano, y lo mezclamos con dulce de leche. Queremos que la gente se familiarice con esos sabores y el giro que les damos. Nuestro mayor logro es que ya tenemos muchos clientes recurrentes. Nuestra meta es ser un referente en el mundo de las cookies”, dice Alejandro Gayoso, un hombre que hizo gran parte de su carrera en una cadena con pizzerías alrededor de todo el mundo y que creó Cookie Lab con ese bagaje y modelo. Tal como las pizzas, se pueden pedir cuando uno se antoje (a través de su web y todas las plataformas de delivery) y llegan en 40 minutos o una hora.
La pandemia les impidió abrir un local propio, pero encontraron un equivalente al cowork para emprendimientos gastronómicos. Ahí han podido aumentar su capacidad de horneado, con resultados estandarizados. @cookielab_cl
Mara de las Galletas
Para María Paz Montes iba todo muy bien. Vivía en Valparaíso y tenía un trabajo que le gustaba. Nunca pensó que las libertades para viajar se restringirían y con eso acabarían su trabajo, Valpo y todo eso que estaba disfrutando. “Me vi desempleada en Santiago, una ciudad en la que no vivía hacía mucho. Me tuve que preguntar qué quería hacer. Experimenté mucho en la cocina. Hice pan de masa madre, fermentos. Un día vi las galletas de otro emprendimiento y pensé que se veían muy ricas. Las compré y quedé fascinada. Cuando me pasa eso, mi reacción es aprender a hacerlo. Así funciona mi cerebro, y así aprendí a hacer comida thai, india y ahora galletas”, cuenta María Paz.
Entre los amigos y familiares a los que regaló sus galletas empezó a repetirse la sugerencia: ‘deberías venderlas’. “Vi que se estaba instalando la tendencia de las galletas ‘NY style’ y me dije ‘¿por qué no?’. Me salí de las recetas tradicionales y busqué una línea propia. Creo que lo que hace distinto a Mara es la idea de crear con sabores intensos e inesperados”.
El delivery es gratuito dentro de Santiago Centro y lo hace ella misma en bici. El resto de las comunas están cubiertas con un emprendimiento de reparto amigo. @maradelasgalletas
Galletas Werkén
Macarena Alegre se compara con el monstruo comegalletas, le gustan todas, dulces y saladas. Cuando el restaurante en que trabajaba la dejó ir y tuvo que pensar en una manera nueva de rentar con su pasión, la cocina, miró inmediatamente hacia ese mundo que le encanta.
“Al principio las hacía blancas. Tengo alergia alimentaria, pero encontré estos colorantes que no contienen ningún alérgeno. Me pareció que hacían las galletas mucho más llamativas y al sumarles mensajes divertidos (tales como ‘Necesito una copa’ o ‘Soy real, no perfecta’) aparece la característica de Werkén”, explica Macarena.
¿A quién no le gusta la comida que habla?
Ella trata tener de todos los colores; toda la gama de los rosados, los azules, los verdes y recientemente introdujo dorado. “Mis galletas no tienen huevo ni leche. Pueden ser con chocolate blanco o semiamargo; en este momento tengo cuatro rellenos: nutella, mantequilla de maní, mermelada de frutos rojos y manjar casero. Yo hago el manjar, las mermeladas y la mantequilla. También tengo galletas de harina de almendra”.
El reparto se hace martes, jueves y sábado a través de otro emprendimiento de delivery. En Las Condes y Vitacura hay reparto todos los días. @werken.galletas
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