No van más en Aston Martin. Eso es lo que ha revelado Tobías Moers, CEO de la firma inglesa, respecto de las transmisiones manuales en su line-up. El ejecutivo apuntó a una baja demanda de las configuraciones mecánicas y a la necesidad de trabajo diferenciado que estas transmisiones requieren, que en la práctica no encuentra demasiada justificación. La materialización de este hecho histórico vendrá con la actualización el próximo año del superdeportivo Vantage (en Chile desde 2018).

Esta lógica va en el sentido exactamente contrario del predecesor de Moers, el directivo Andy Palmer, quien había fijado este tipo de transmisiones un punto diferenciador respecto de sus competidores de alta gama que ya no ofrecían autos con pedal de embrague.

En 2019, Palmer prometió ofrecer el superdeportivo Vanquish de motor central con caja MT, una especie de declaración de principios para que Aston Martin siguiera siendo el último fabricante de sport cars con cambio manual.

En esfuerzos por devolver a Aston Martin la rentabilidad tras un desastroso 2020, cuando la firma debió recortar 500 puestos de trabajo y el precio de sus acciones tocó fondo un 94% más bajo que su precio de salida a bolsa solo dos años antes, Moers también decidió abandonar el desarrollo de un nuevo motor V6 iniciado en la era Palmer.

Este V6 debía hacer su debut en el nuevo hiperdeportivo Valhalla, pero ahora Aston Martin se basará en motores de Mercedes-AMG, incluidas nuevas configuraciones híbridas enchufables, así como el propio V12 de la compañía germana.

Moers también ha dicho que Aston Martin comenzará la transición a vehículos eléctricos a mediados de la década, y la firma planea que la mitad de sus autos sean completamente eléctricos para 2030 (y el resto electrificados).