Por qué los europeos aman sus station wagon

Fue en 2008 cuando Opel presentó al reemplazante del histórico Vectra, cautivando a todo el continente por su diseño, dinamismo y tecnología, ganando el premio al Auto Europeo de 2009 y logrando vender más de 600 mil unidades. Cuando la marca aterrizó en el país en 2012, lo hizo con un portafolio que incluía al Insignia, junto a los esperados Corsa y Astra, pero también con opciones más "difíciles" para el mercado chileno. Uno de ellos era el Insignia Sport Tourer, la versión familiar del buque insignia de la marca.

Seis años han transcurrido desde su lanzamiento mundial y Opel presenta en Chile la actualización de mitad de vida de su modelo tope de gama, que mejora todos los aspectos donde se había quedado más atrás respecto de la competencia.

Para mantener un look actual y moderno, se modificó la grilla frontal para incluirle una barra cromada más gruesa y el logo del rayo más centrado, y se rediseñaron el parachoques, neblineros y grupos ópticos, estos últimos con luces bixenón y sistema de iluminación adaptativo.

En la zaga se sumó un bisel cromado que cruza a lo ancho un portalón curvo y se integran unos focos de nuevo diseño, mientras que abajo se mantiene el doble escape.

Si bien esta versión responde a un concepto de corte familiar, Opel siempre ha tenido el cuidado de darle un estilo muy deportivo, en la línea de los sports tourers alemanes más que de los station wagon convencionales, y no sólo por una cuestión estética, sino también por una convincente propuesta mecánica.

Así, el nuevo corazón de este modelo es un 2.0 litros turbo, que eroga 250 caballos y 400 Nm de par. Esos son 30 caballos más que antes, y se notan, pese a que a este modelo nunca le ha faltado fuerza. Empuja desde que se acelera, escala rápido en el tacómetro, responde ante una emergencia y consume como campeón: 8,1 kilómetros por litro en ciclo mixto, pero cuidando el peso del pie.

A pesar de que la caja automática no es rápida, sabe mantener el vigor del bloque, no dejarlo caer y dar respuesta a los requerimientos del piloto. Si puede, utilice las levas detrás del volante, que le permitirán anticipar el paso de marcha.

La plataforma del Insignia es reconocidamente buena. Buen reparto de pesos, relativamente bajo centro de gravedad, mucho equilibrio dinámico. Esta versión cuenta con suspensión adaptativa Flex Ride y con tracción AWD. Ambos se modifican dependiendo del tipo de conducción que escoja el conductor, ya sea normal, tourer o paseo, o sport.

Si bien la suspensión permite un pequeño rolido de carrocería incluso en modo sport, la estabilidad es impecable siempre, ya que el sistema de tracción no sólo distribuye el par entre los ejes, sino también entre las ruedas traseras, consiguiendo un andar tan bueno como el de cualquier sedán deportivo del mercado.

Por dentro están los grandes cambios del Insignia: mejora en la calidad percibida, materiales dignos del precio, mejor diseño de consola e incorporación de tecnología. Destaca el nuevo sistema IntelliLink, que incluye una pantalla de ocho pulgadas, con control por voz o táctil, desde donde se maneja el teléfono; computador a bordo, climatizador, sistema de audio y navegador satelital. Y, además, elimina los hasta ahora molestos botones de la consola.

Agregue a eso seis airbags, control de estabilidad, tapiz de cuero con asientos ventilados, sensores delanteros y traseros con cámara, climatizador bizona, luces de xenón adaptativas y sunroof, entre lo principal.

Así, el Opel Insignia Sport Tourer se convierte en una de las mejores opciones para quienes buscan una conducción deportiva, percepción de auto premium, equipamiento abundante y la funcionalidad de un station wagon.