100 días del inicio de la pesadilla en Wuhan
El 31 de diciembre, China anunció la detección de una “neumonía de causa desconocida” en esa ciudad, en el inicio de una catástrofe que ya suma 1,5 millones de contagiados y 88 mil muertos a nivel global. Paradójicamente, los residentes de Wuhan salieron ayer a las calles tras el fin a 76 días de cuarentena.
A las 13.38 del 31 de diciembre pasado, un sitio web del gobierno chino anunció la detección de una “neumonía de causa desconocida” en el área que rodea el mercado mayorista de mariscos Huanan, en Wuhan, una ciudad industrial de 11 millones de personas. Al día siguiente, el recinto fue cerrado. El 9 de enero fue identificada la misteriosa enfermedad: los científicos chinos dijeron que los pacientes enfermos en la capital de la provincia de Hubei contrajeron un coronavirus previamente no descubierto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) corroboró ese diagnóstico poco después.
En cosa de días, el brote se transformó en algo incontrolable. El 13 de enero, Tailandia informó del primer caso de coronavirus fuera de China y una semana después Beijing confirmó la transmisión de persona a persona. Zhong Nanshan, un experto en enfermedades respiratorias y la cara pública de la respuesta del gobierno chino de Xi Jinping, salió en la televisión estatal con malas noticias: dos nuevos casos del virus aparecieron en la provincia de Guangdong, entre pacientes sin contacto directo con Wuhan. La conclusión fue clara. “Podemos decir que es seguro que es un fenómeno de transmisión de persona a persona”, dijo Zhong.
El 24 de enero el virus llegó a Europa y el 4 de febrero se produjo la primera muerte fuera de China. Un residente de Wuhan que había desarrollado neumonía severa una semana antes falleció en un hospital en Manila, Filipinas. Mientras tanto, en China, el recuento oficial de casos ya superaba los 20.000, con 425 muertos.
Para fines de febrero, el virus ya comenzaba a afianzarse globalmente, con más de 80.000 contagios. Por primera vez desde que se anunció el brote, los casos confirmados fuera de China superaron a los registrados dentro del país. Esto llevó a que el 11 de marzo la OMS, después de mostrarse reticente en un primer momento, declarara lo que se había vuelto obvio: el Covid-19 era una pandemia. Paralelamente, el gobierno de Estados Unidos empezó a cerrar sus fronteras a los extranjeros procedentes de Europa, en una medida que sería replicada luego por otros países.
Pero las noticias estaban lejos de mejorar. Solo dos días después de declarar la pandemia, la OMS dijo que Europa se había convertido en el epicentro del brote, con más casos y decesos reportados que el resto del mundo. “En este momento, se están reportando más casos diarios que en China en el punto culminante de su epidemia”, declaró el director general de la institución, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
En el día 93 de la crisis, el 2 abril, se registró otro sombrío hito. El recuento de la Universidad Johns Hopkins confirmó que el Covid-19 contagió a un millón de personas, con más de 50.000 muertos. Hasta este miércoles, en la víspera de que se cumplieran 100 días desde que se anunció la detección de la “neumonía de causa desconocida” en Wuhan, la pandemia ya registraba más de un millón y medio de casos y casi 88 mil fallecidos a nivel global.
Festejos en Wuhan
Si bien la humanidad pasó de la normalidad a la catástrofe en apenas tres meses, en Wuhan están esperanzados. Después de 76 días de confinamiento, miles de habitantes de la capital de Hubei salieron a las calles tras el levantamiento en la madrugada de las medidas de cuarentena que había mantenido la ciudad, cuna de la pandemia, sellada durante casi 11 semanas.
En medio de la aterradora marcha del coronavirus, el mundo vio una luz de esperanza con las imágenes de miles de pasajeros que tomaron por asalto estaciones de buses y trenes, algunos de ellos con trajes de protección integral, en Wuhan. “Me he levantado a las cuatro hoy. “¡Me siento tan bien!”, dijo una feliz Hao Mei, de 39 años y oriunda de Enshi, ciudad 450 km al oeste de Wuhan, antes de subirse a un tren para regresar con sus dos hijos, a los que tuvo que dejar solos durante más de dos meses, ya que quedó atrapada a fines de enero en la capital de Hubei.
Los 11 millones de residentes de la ciudad tienen ahora permiso para salir sin una autorización especial, siempre y cuando la aplicación obligatoria para smartphone que combina seguimiento de datos y vigilancia gubernamental muestre que están sanos y no han estado en contacto recientemente con ninguna persona que se haya confirmado que tiene el virus.
La ocasión se conmemoró con un espectáculo de luz a ambas orillas del Río Yangtsé, con rascacielos y puentes proyectando imágenes animadas de trabajadores de salud ayudando a pacientes junto a la frase “ciudad heroica”, el título concedido a Wuhan por Xi Jinping. En los embarcaderos y puentes, residentes hicieron ondear banderas, corearon “¡Vamos, Wuhan!” e interpretaron el himno nacional a capella.
Casi 1.000 vehículos cruzaron un concurrido peaje en la frontera de Wuhan entre la medianoche, cuando se levantaron las barricadas, y las 07.00 de la mañana, según Yan Xiangsheng, un jefe de policía de distrito. En cuestión de horas, unas 65.000 personas habían dejado la ciudad solo en tren y avión, informaron medios locales.
Las restricciones en Wuhan, en la que se registró la mayoría de los 82.000 contagios y más de 3.300 decesos por el coronavirus que suma China, se habían aliviado gradualmente en las últimas semanas, mientras el número de nuevos casos descendía de forma constante. El gobierno no reportó nuevos contagios este miércoles.
Pero pese al levantamiento del bloqueo, el retorno a la normalidad no será inmediato. Se mantendrán diversas restricciones para evitar una segunda oleada epidémica. Las escuelas siguen cerradas.
De hecho, en un editorial, el Diario Popular, del Partido Comunista chino, advirtió que la gente no debe apresurarse a festejar. “Este es el día que el pueblo esperaba con tanta ansiedad y está bien alegrarse. Sin embargo, este día no es el de la victoria final”, dijo el periódico.
“En este momento debemos recordar que, al desbloquear Wuhan, está bien sentirnos complacidos, pero no debemos relajarnos”, concluyó.
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