Analista de la U. de Georgetown: “América Latina no figura como prioridad para Estados Unidos”
Para Angelo Rivero Santos, no ha existido una política exterior hacia la región que sea estratégica y coherente. Respecto de Chile, dice que "siempre ha buscado una relación estratégica con Estados Unidos".
Angelo Rivero Santos, académico del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, es un experto en temas de América Latina. Entre otros cargos, se desempeñó como diplomático de alto rango en la embajada de Venezuela en Washington. Este experto participó en el Ciclo de Conversaciones de las Elecciones de Estados Unidos 2020 de la Universidad Alberto Hurtado y la mencionada cada de estudios estadounidense, ambas miembros de la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas, que hoy transmitió La Tercera y que trató sobre las relaciones entre Estados Unidos y América Latina.
¿Cómo evalúa la política exterior de Trump hacia América Latina? ¿Es posible recomponer los lazos?
La política exterior acá se define, en parte, por la estrategia de seguridad nacional de cualquier gobierno de turno. Creo que antes de responder la pregunta, vale la pena recordar bien el Plan Estratégico de Seguridad Nacional del gobierno del Presidente Donald Trump que presentaron en diciembre del año 2017, en el que hay cuatro temas que resultan ser muy relevantes para América Latina. Primero está la filosofía del Presidente de lo que llaman America First, o sea que está primero Estados Unidos y después todo lo demás. Lo segundo, es que el tema migratorio se plantea como un tema que atenta contra la seguridad nacional de Estados Unidos y, por ende, se tendría que fortalecer la política migratoria de Estados Unidos. El tercer tema muy importante es que la lucha contra el terrorismo, que después de los ataques del 11 de septiembre del 2001 había sido el punto cardinal de la política exterior estadounidense, no se menciona como el principal tema de amenaza para Estados Unidos. Desaparece, pero lo reemplaza China y Rusia como dos países que esa estrategia de seguridad nacional cataloga como que representan una amenaza existencial para la seguridad de este país. Y finalmente, el cuarto punto n la sección del hemisferio occidental de esa estrategia nacional a la que se dedica tres párrafos. Allí se habla de asuntos como la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, etcétera. Pero por primera vez se identifican a los países de la región que, según Estados Unidos, presentan una amenaza para su seguridad en el hemisferio sur, que son Cuba y Venezuela. Yo creo que la región primero hay que entenderla en un contexto del tablero de ajedrez mundial, de los intereses estadounidenses y francamente, comparada con otras regiones del mundo, como Asia en su totalidad, especialmente China e India, Rusia, Europa, Medio Oriente e Israel, comparada a esas regiones. Francamente, la región como un todo no figura como una prioridad, ya que no representa una amenaza inminente para Estados Unidos. Por eso, durante el gobierno del Presidente Trump, como la mayoría de sus antecesores, no ha existido una clara política exterior hacia América Latina. No ha existido una política exterior que se pueda decir, sea estratégica y coherente. Ha sido una política, si se quiere, cortoplacista. No refleja una agenda positiva que demuestre que Estados Unidos esté comprometido con la región como un socio estratégico.
¿Cuál es la importancia del voto latino? ¿Cómo evalúa este voto de cara a las elecciones?
Lamentablemente, pienso que aquí se generaliza este voto latino. Y hay muchos analistas que no entienden que el voto latino tiene muchos matices. Está el voto latino de las generaciones que llegaron aquí hace 40 o 50 años. Está el voto latino de la Costa Este. En Florida es un voto latino muy complejo, porque hay un cambio generacional. Entre los cubanos americanos que llegaron después de la Revolución. Pero también hay un voto cubano- americano joven, estadounidenses jóvenes que son hijos de esas generaciones. Las encuestas indican que tienen quizás una percepción distinta de lo que debe ser la política exterior, sobre todo hacia América Latina. Sin embargo, las encuestas dicen que el voto latino del sur de Florida favorece 59% a Trump. Eso también ignora la relevancia del voto puertorriqueño. No olvidemos que hay muchos puertorriqueños que, aunque mientras están en Puerto Rico no pueden votar, una vez buscan residencia en EE.UU. sí lo pueden hacer. Uno se cuestiona cuál va a ser la influencia del voto puertorriqueño en ciudades como Orlando, que son netamente de inmigración puertorriqueña. Ese voto latino también cambia cuando uno va a Nueva York, que es un estado mucho más si se quiere, diverso en materia del voto latino. Y cambia cuando uno va a estados como Texas, Arizona, California. Está por verse impacto sobre el trato que ha recibido el inmigrante latino en este gobierno, esa retórica que nos tilda, porque soy también inmigrante, de violadores y ladrones y miembros de pandillas. Está por verse qué impacto tiene, sobre todo en el estado de Texas, que históricamente ha sido republicano.
¿Cree que cambiaría algo la relación entre EE.UU. y América Latina en un gobierno de Biden?
Es muy difícil predecir cómo cambiaría la visión hacia la región o esa relación, ya que poco se ha dicho durante la campaña presidencial sobre cuál sería su política. Más allá del verse obligado a defenderse y a responder a acusaciones que lo tildan de ser un agente de la izquierda latinoamericana, de ser socialista, de que está en el bolsillo de Bernie Sanders. Esto es una estrategia obviamente política en el estado de Florida, que lo ha tratado de relacionar ideológicamente con los gobiernos de Cuba y Venezuela. Biden ha denunciado la política migratoria de Trump, la ha denunciado como cruel e inhumana. Y allí hay que tener mucho cuidado, creo yo, en campaña, porque ese tema se ha convertido en algo de política interna. Para Biden su prioridad va a ser su política interna y va a tener que tratar con ese tema. Creo que los tonos y los procesos seguramente cambien, no tengo la menor duda. Lo que no sé es si los objetivos cambien, creo que el objetivo estadounidense siempre va a ser mantener una influencia y presión ideológica sobre la región, acerca de lo que lo que piensa es lo ideal de cómo construir una sociedad. Pero yo creo que todo esto dependerá de dos factores: el primer factor es la prioridad que le dé el propio Presidente Biden a la región. Recordemos que el Presidente Obama le dio prioridad y sacó de la burocracia el tema de Cuba y es por eso que puede llegar a un acuerdo de restablecimiento diplomático. Y el segundo, francamente, es la valentía que pueda tener Biden, dada la realidad interna y la polarización existente en Estados Unidos, para revertir alguna de las políticas de Trump. Respecto de la prioridad que le dé Biden a la región, yo no tengo mucha esperanza de que sea distinto más allá del tema migratorio. Yo creo que un gobierno de Biden va a tener que lidiar con reponer el prestigio estadounidense, no solo en América Latina, pero Europa. Va a tener que la prioridad de reevaluar la manera de contener a China. Francamente, creo que América Latina, en ese contexto, no será una prioridad durante el primer año del gobierno de Biden. Esto también puede depender en verdad de los resultados de la composición del Senado estadounidense. No nos olvidemos que además de una elección presidencial, se van a intentar reelegir a 32 senadores. Y yo creo que si cambia la composición del Senado luego de la elección y hay una mayoría demócrata, se podría mantener a senadores como el senador Marco Rubio de Florida y el senador Bob Menendez de Nueva Jersey. Ambos cubanoamericanos con historial largo de estar en contra del movimiento progresista en América Latina. Quizás una mayoría demócrata pueda contenerlos, por ejemplo. Pero para todo esto se necesita una política con estrategias y objetivos claros.
¿Cómo evalúa la relación entre Estados Unidos y Chile?
Creo que Chile siempre ha buscado una relación estratégica con Estados Unidos, que busca enfatizar todos estos aspectos de comercio exterior y apertura comercial. Pero más allá de eso, no veo como como eso va a cambiar, sobre todo con un gobierno Biden.
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