Caos político en Corea del Sur: las claves para entender el conflicto con la ley marcial
El anuncio del presidente Yoon Suk Yeol desató una ola de protestas y acusaciones contra su gabinete. Con un Parlamento controlado por la oposición que acecha a su gobierno, escándalos de corrupción y negligencia y baja popularidad en las encuestas, ahora Yoon se enfrenta a un posible "impeachment" e incluso una pena de cárcel.
Solo seis horas fueron necesarias para que el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, declarara la ley marcial en el país, la Asamblea Nacional votara para bloquear el proyecto y tras ello, el mandatario debiera retractarse de sus dichos. Pero el pequeño lapso de tiempo fue suficiente para que Corea del Sur quedara sumido en un caos político, con protestas que continuaron este miércoles en Seúl de ciudadanos que pedían la renuncia de Yoon.
Durante la mañana, mientras los manifestantes regresaban a las calles de Seúl, los principales funcionarios del presidente Yoon presentaron sus renuncias. El ministro de Defensa, Kim Yong-hyun, ofreció su dimisión tras enfrentarse también a peticiones de destitución, puesto que él tuvo injerencia directa en el anuncio de Yoon. Ahora, el ministro Kim también se enfrenta a un impeachment (juicio político), tras disculparse y asumir toda la responsabilidad por la ley marcial.
El ministro de Defensa permanecerá en su cargo hasta que el presidente Yoon acepte su dimisión. El mandatario, que también está en tela de juicio, no ha dicho nada al respecto. Los legisladores de oposición presentaron una moción para destituirlo, por lo cual ahora se enfrentará a la posibilidad de un impeachment y de una pena de cárcel por su declaración de ley marcial.
Para destituir a Yoon se necesita el apoyo de dos tercios de la Asamblea Nacional y de al menos seis de los nueve jueces del Tribunal Constitucional. El Partido Democrático, el principal de la oposición liberal, tiene mayoría en el parlamento de 300 escaños y pidió la dimisión de Yoon. La votación sobre la moción de impeachment podría tener lugar este viernes, afirmó el legislador del Partido Demócrata Kim Yong-min.
Ley marcial
Antes de ser bloqueado por el Parlamento, Yoon dijo en su discurso televisado el martes que se necesitaba un gobierno militar para proteger al país de las fuerzas comunistas de Corea del Norte y eliminar los elementos antiestatales. Acusó al Partido Democrático de simpatizar con Corea del Norte y de realizar actividades antiestatales, citando una moción de aquel partido para destituir a los principales fiscales y rechazar una propuesta de presupuesto del gobierno.
Describió la ley marcial como una medida necesaria para erradicar estas “desvergonzadas fuerzas pro-Norte y antiestatales”, justificando la decisión como esencial para proteger las libertades y la seguridad del pueblo, asegurar la sostenibilidad del país y transmitir una nación estable a las generaciones futuras. ¿El problema? Corea del Sur no está atravesando ninguna situación de emergencia real que requiera un gobierno temporal de militares.
Así lo aseguró Youngshik Bong, profesor visitante en la Universidad de Yonsei y asesor del Ministerio de Unificación de Corea del Sur, quien dijo a Al Jazeera que las declaraciones de ley marcial bajo el Artículo 77 de la Constitución deben reservarse para las situaciones más graves, como la guerra real. “Pero no teníamos esta situación”, dijo Youngshik a ese medio. “Este no es un juego que el presidente pueda ganar”, añadió.
Problemas locales
Según dijeron analistas surcoreanos al diario Financial Times, la medida fue un acto de desesperación de un líder aislado e impulsivo de un solo mandato, acorralado por una economía en desaceleración, índices de aprobación históricamente bajos y un parlamento controlado por la oposición. Así que, al encontrarse entre la espada y la pared, decidió tomar medidas drásticas. Solo que la ley marcial no le ayudó a lograr ninguno de sus objetivos.
Su fallida táctica política lo dejó severamente aislado y aparentemente sin tiempo, a pesar de que su mandato estaba formalmente fijado para durar hasta 2027. Ahora, “realmente tiene dos opciones: dimitir o enfrentarse a un impeachment”, dijo Gi-wook Shin, profesor de Corea contemporánea en la Universidad de Stanford, al Financial Times. Yoon calculó que su declaración uniría a la izquierda y derecha, pero el efecto real es que quedó más expuesto política y legalmente que nunca.
“La forma en que se llevó a cabo esta declaración de la ley marcial es emblemática de la presidencia de Yoon en general: mal planificada y aún peor ejecutada”, dijo Karl Friedhoff, un experto en Corea del Consejo de Asuntos Globales de Chicago. “En lugar de enfrentar un juicio político por una serie de escándalos personales y políticos, enfrentará un juicio político por un intento de golpe de Estado”, adelantó.
Crisis de gobierno y baja popularidad en encuestas
El presidente Yoon siempre fue un político muy impopular. Incluso desde el momento en que resultó victorioso en las elecciones, sólo ganó por un margen del 0,7%, el más estrecho que ha visto el país desde que comenzaron a celebrarse elecciones directas en 1987. Era relativamente nuevo en la política cuando ganó la presidencia. Y cuando asumió el poder el 10 de mayo de 2022, su toma de posesión no fue vista con gran entusiasmo por los surcoreanos.
Yoon se enfrentaba a una creciente presión tras su aplastante derrota en las elecciones parlamentarias de abril, donde el opositor Partido Democrático obtuvo una victoria abrumadora, interpretada como un claro voto de desconfianza en su mandato y su Partido del Poder Popular. A principios de noviembre, sus índices de aprobación cayeron al 17%, un mínimo histórico desde que asumió el cargo.
Esta semana, la oposición recortó el presupuesto que el gobierno y el partido gobernante habían presentado, y el proyecto de ley de presupuesto no puede ser vetado. Casi al mismo tiempo, la oposición estaba tratando de destituir a miembros del gabinete, principalmente al jefe de la agencia de auditoría del gobierno, por no investigar a la primera dama sobre el caso del bolso Dior.
El escándalo del bolso Dior
La presidencia de Yoon se ha visto envuelta en escándalos, muchos de ellos centrados en su esposa, Kim Keon Hee, acusada de corrupción y tráfico de influencias. De la mano de Kim, vino el peor escándalo para el gobierno conservador: cuando aceptó supuestamente un bolso de Dior de un pastor.
En concreto, las imágenes de una cámara oculta publicadas por los medios de comunicación locales a fines de 2023 mostraron a Kim aceptando un bolso de Dior de $2,200 como regalo, violando la prohibición de que los funcionarios del gobierno y sus cónyuges acepten obsequios por un valor de más de $750.
Tan polémico fue el suceso, que en noviembre, Yoon se disculpó en nombre de su esposa y rechazó los pedidos de una investigación sobre sus actividades. Pero su popularidad como presidente siguió siendo inestable. En una encuesta realizada en diciembre de 2023, la mayoría de los surcoreanos dijeron que pensaban que era inapropiado que Kim hubiera aceptado el regalo.
Kim negó las acusaciones de irregularidades, según los medios de comunicación locales, mientras que algunos funcionarios del Partido del Poder Popular de Yoon calificaron el incidente de “trampa” diseñada para influir en las elecciones parlamentarias de abril. En octubre, los fiscales decidieron no acusar a Kim por el regalo, informaron los medios locales.
Otros escándalos
Otras controversias de menor impacto también generaron grietas para su popularidad. El primero ocurrió a los cuatro meses de que Yoon asumiera el cargo, cuando cinco de los miembros de su gabinete que él había designado renunciaron en medio de acusaciones de faltas éticas.
Luego, en septiembre de 2022, fue captado con un micrófono abierto y visto en cámara aparentemente insultando a los legisladores estadounidenses después de reunirse con el presidente Biden en Nueva York. Una portavoz de Yoon dijo que había estado hablando de los legisladores surcoreanos, no de los estadounidenses. Pero muchos de los críticos de Yoon rechazaron esa afirmación.
Luego, el 29 de octubre de 2022, una avalancha de personas durante una celebración de Halloween en Itaewon-dong -uno de los distritos de vida nocturna más populares de Seúl- mató a 158 personas. Y documentos oficiales y testimonios de parlamentarios mostraron que las autoridades surcoreanas habían ignorado o perdido varias oportunidades para prevenir el desastre.
El jefe de la policía metropolitana de Seúl en ese momento, Kim Kwang-ho, dijo al Parlamento que la fuerza había estado “significativamente enfocada” en los esfuerzos del gobierno contra las drogas cuando se le preguntó si esa campaña había distraído a los funcionarios de garantizar la seguridad de la multitud. Yoon, enfrentando llamados a renunciar, culpó a la policía y a otras agencias por no prever la avalancha.
Después de la tragedia, el gobierno insistió en que no era responsable de garantizar la seguridad pública en las calles. El Presidente ignoró las demandas de las familias de las víctimas para despedir a los altos funcionarios de seguridad, también desestimó las solicitudes de una reunión con los familiares de los fallecidos y se negó a emitir una disculpa.
Joven democracia
La medida fue polémica, en gran parte porque Yoon revivió recuerdos de un pasado más doloroso y autoritario cuando las tropas intentaban entrar en el salón principal de la Asamblea Nacional y la gente en contra de la medida se reunía afuera luego de su anuncio. Ello, porque si bien su breve imposición de ley marcial fue la primera de su tipo en cuatro décadas (la última vez que se impuso fue a fines de los 70), Corea del Sur tiene una larga historia de gobierno militar.
“La democracia de Corea del Sur es todavía muy joven, comenzó apenas en 1988 después de casi tres décadas de gobierno autoritario, gran parte de las cuales habían sido una dictadura muy dura bajo tres dictadores diferentes”, dijo a Al Jazeera, Katharine Moon, profesora de ciencias políticas en el Wellesley College, en Massachusetts, Estados Unidos.
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