Desde tickets de transporte a precio reducido a aumentos en las pensiones: las medidas de los gobiernos para paliar la inflación
Diversos países a lo largo del mundo buscan a su manera reducir el impacto del alza de los precios en sus poblaciones.
No solo en Chile el aumento de los precios se ha vuelto cada vez más notorio: en todo el mundo, los precios de la comida, la gasolina y los productos esenciales suben de manera acelerada. Luego de dos años de pandemia, la conmoción provocada por la guerra en Ucrania, los atascos en las cadenas de suministro y la “crisis de contenedores” han afectado a países emergentes y desarrollados.
El alza de los precios en los bienes claves es más marcada ahora que antes, volviendo un desafío para las economías de todo el mundo, sobre todo mientras intentan recuperarse de los dos años de desaceleración del 2020 y 2021. Por esto mismo, muchos gobiernos del mundo están arreglándoselas para evitar que esta situación impacte tan fuertemente en los bolsillos de sus ciudadanos.
Una de las medidas más llamativas fue la que tomó el gobierno de Alemania, en miras al verano europeo: un ticket de nueve euros, que entró en vigor el pasado 1 de junio, y que se podrá comprar hasta el 31 de agosto. Con este ticket mensual, personal e intransferible, se podrán usar metro, bus, tranvía, trenes urbanos y regionales sin restricciones, volviendo posible cruzar todo el país a una fracción mínima de lo que costaría antes. Solo para comparar, el pase mensual del Metro de Berlín salía normalmente 85 euros.
Con esta medida, el gobierno alemán pretende paliar los efectos de la inflación, que en abril superó el 7%, sobre todo en el caso de la gasolina, que ha llegado a los dos euros el litro. La medida no solo incentiva el uso del transporte público, sino que también entusiasma al sector hotelero, que espera la llegada de los turistas en la temporada estival.
También para combatir el alza en el precio de la gasolina, el gobierno francés confirmó que introducirá nuevas ayudas para los hogares que dependan en gran medida de sus vehículos. La recientemente nombrada primera ministra, Élisabeth Borne, declaró al respecto: “Le pedí a Bruno Le Maire -ministro de Finanzas- que desarrolle una medida específicamente para aquellos que recorren muchos kilómetros al día, ya sea para ir a trabajar o para su trabajo”. Asimismo, el gobierno está considerando tomar medidas para permitir que los empleadores financien más fácilmente una parte de los costos de combustible de sus empleados.
Ya en marzo, el Presidente Emmanuel Macron había anunciado la puesta en marcha de un “cheque alimentario” para la población más desprovista de Francia, sobre todo frente al encarecimiento de la comida, cuyos precios se dispararon después de la invasión rusa a Ucrania. Ya en modo electoral, con la segunda vuelta de las legislativas que tendrán lugar este domingo, la primera ministra anunció que para la vuelta a clases, en septiembre, los hogares con ingresos más bajos recibirán una ayuda directa a sus cuentas bancarias, aunque no detalló el monto.
Más aventurado, en Bulgaria se apostó al aumento directo de las pensiones en cerca del 20% para octubre. Con esto, el ministro de Finanzas, Asen Vaskov Vasilev, apuesta a que ningún pensionado viva bajo la línea de pobreza: 190 euros en el país europeo. Desde Sofía también anunciaron un incremento significativo de la devolución de impuestos para las familias con hijos.
Otra medida tomada en Sofía fue la abolición del impuesto de valor agregado al pan, que hasta el momento era del 20%. En cambio, se subió el mismo impuesto, de 9% a 20%, en la cerveza y el vino vendido en restoranes. El primer ministro, Kiril Petkov, señaló que su gobierno de coalición estaba unido y que no iba a permitir que el estándar de vida de los búlgaros se viera afectado por una crisis venida del extranjero.
Desde Estados Unidos, donde la tasa interanual de inflación llegó a un 8,5% en marzo, el Presidente Joe Biden ha estado impulsando distintos esfuerzos para que el alza de los precios no afecte tanto a la población. Uno de ellos es el de liberar un millón de barriles de petróleo al día, durante seis meses, para así bajar el precio del carburante, además de la suspensión de una regla ambiental que prohíbe vender gas con alto contenido de etanol en verano.
La Casa Blanca también dijo que gastaría mil millones de dólares en fondos de coronavirus para ayudar a los procesadores ganaderos independientes, y emitió regulaciones de emergencia para acelerar el tránsito de granos, soya y fertilizantes a lo largo de las rutas ferroviarias. La administración también amplió el horario en los puertos, e impuso multas a los transportistas que dejen los contenedores inactivos en los muelles, en un intento por acelerar las importaciones, lo que se espera que mejore el flujo de mercancías, incluidos automóviles nuevos y microchips utilizados en la fabricación estadounidense.
Desde Seúl, el Ministerio de Economía y Finanzas presentó su propio conjunto de medidas para frenar la inflación y estabilizar las condiciones de los surcoreanos. Entre ellas, eliminar los aranceles en la importación de alimentos clave, como aceite de cocina, carne de cerdo y harina, hasta finales de año. Asimismo, se bajará el IVA en importaciones como el café y el cacao, hasta el año 2023, junto con abolirlo completamente en los productos procesados como el “kimchi” y la pasta de soya.
En India, sumado a la inflación y los problemas en la cadena de suministros, están los estragos que la ola de calor dejó en el norte del país, y que afectó seriamente las cosechas agrícolas, la cantidad y la calidad del trigo. Por esto mismo, el gobierno impuso restricciones a las exportaciones de trigo y redujo los aranceles sobre algunos aceites comestibles, como el de palma, soya y maravilla.
El gobierno de Narendra Modi redujo los impuestos especiales sobre el combustible para motores, y algunos estados del norte redujeron el IVA sobre la gasolina y el diésel. Si bien la ministra de Finanzas, Nirmala Sitharaman, dijo a fines de abril que la inflación no había subido “tanto”, un mes después, el 21 de mayo, anunció más recortes de impuestos sobre los combustibles y mayores subsidios para los fertilizantes.
Dos países con las peores inflaciones en el mundo, Argentina y Turquía, están tomando caminos distintos para frenarla. La semana pasada, Alberto Fernández anunció un proyecto de ley para cobrarle impuestos a la “renta inesperada”, o sea, a las empresas que tengan ganancias extraordinarias durante este período. En una conferencia de prensa, el mandatario señaló que “lo que necesitamos es que en una situación tan ingrata unos pocos no ganen tanto en desmedro de las inmensas mayorías. Hemos venido a poner igualdad y a construir justicia social”. En mayo, la inflación interanual llegó al 54,5%, lo que ya venía causando problemas antes de la guerra en Ucrania.
Una situación más grave es la que pasa Turquía, que en abril llegó casi al 70% de inflación interanual. El gobierno de Recep Tayyip Erdogan ha tomado otro enfoque: presionar a los vendedores minoristas con más inspecciones del Ministerio del Comercio, para que no suban los precios de la comida y bienes elementales. Asimismo, Ankara anunció que subsidiará los costos de la energía para los consumidores y las industrias.
Según The India Times, otro aspecto en el enfoque turco para combatir la inflación tiene que ver con los medios de comunicación progobierno, que estarían “continuamente criticando a las cadenas de supermercados y empresas de servicios eléctricos, con el mensaje subyacente de que el alza de los precios es parte de una conspiración para sacar a Erdogan del poder”.
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