El incierto futuro de Ucrania a 1.000 días del comienzo de la guerra
Rusia lanzó una invasión a gran escala contra Ucrania la madrugada del 24 de febrero de 2022. El país ha perdido cerca del 20% de su territorio. Ahora enfrenta un complejo panorama con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, quien ha prometido con terminar el conflicto en 24 horas.
La estudiante Felina Shevchenko aún recuerda nítidamente la madrugada del 24 de febrero de 2022 cuando Rusia comenzó su invasión a gran escala contra Ucrania poco antes del amanecer, con el lanzamiento de cientos de misiles hacia distintas ciudades del país, sumado al avance de las tropas del Kremlin. “Fue terrible, no lo podía creer, teníamos miedo e incluso con mi madre nos fuimos unas semanas después a República Checa a sugerencia de mi papá que era militar y que había sido llamado a combatir”, cuenta a La Tercera.
“Todo el tiempo pensamos que podemos morir en cualquier segundo. Y por la noche no dormimos bien y luego en la mañana debemos ir a estudiar o al trabajo. Pero debemos seguir viviendo, no tenemos otra opción. Yo, desde el comienzo de la guerra, decidí que debo hacer todo lo que quiero. Si quiero comer este pastel, me lo como”, añade la alumna de lingüística de 22 años.
En momentos en que se cumplen mil días desde el inicio de la invasión a gran escala, el próximo 19 de noviembre -día en el que el Presidente Volodimyr Zelensky se dirigirá al Parlamento Europeo en Estrasburgo- aumentan las preocupaciones por la situación de Ucrania y el desarrollo del conflicto.
En el terreno, los recientes ataques a la infraestructura energética han diezmado el 65% de la capacidad de generación de energía de Ucrania, interrumpiendo gravemente el suministro de electricidad, calefacción y agua en todo el país.
“El creciente costo emocional que sufren las personas inocentes se hizo evidente durante mi visita al país”, informó Kelly Clements, Alta Comisionada Adjunta de las Naciones Unidas para los Refugiados, y señaló que “los intensos ataques a infraestructuras críticas y sitios civiles” y advertencias de ataques aéreos, “están cobrando un grave precio en la salud física y mental”.
Desde agosto, aproximadamente 170.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares en el este de Ucrania, lo que se suma a los casi cuatro millones que siguen desplazados dentro de Ucrania y a los 6,7 millones más que deben refugiarse fuera del país. Esto incluye 400.000 nuevos refugiados que huyeron a otros países europeos entre principios de 2024 y finales de agosto.
Las preocupaciones se basan no solo porque llega el invierno, sino que también debido a que la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales en Estados Unidos ha generado incertidumbre sobre si se reducirá el compromiso de Washington con Ucrania y se reduzca el apoyo militar a Kiev. Hasta ahora Estados Unidos ha entregado 64.100 millones de dólares en asistencia militar desde el 24 de febrero de 2022, y aproximadamente 66.900 millones de dólares en el mismo ámbito desde la invasión inicial de Rusia a Ucrania en 2014.
Tras el inicio de la invasión rusa a gran escala de Ucrania en 2022, Trump hizo declaraciones contradictorias. Por un lado, afirmó que si fuera presidente, Rusia no se habría atrevido a atacar a Ucrania. Por otro lado, ha criticado a la administración de Joe Biden y los demócratas por asignar fondos a Kiev.
El republicano ha afirmado varias veces que después de ser elegido presidente podrá detener la guerra en Ucrania “en 24 horas”. Tanto en Moscú como en Kiev estas palabras fueron comentadas con escepticismo. El periódico The Washington Post ha escrito sobre los detalles del supuesto plan de paz de Trump: se afirma que quiere presionar tanto a Moscú como a Kiev para obligarlos a firmar la paz al precio de que Ucrania renuncie a parte de sus territorios, y Rusia abandone otras de sus demandas. Trump no ha confirmado oficialmente que este sea el plan.
De hecho, el diario Financial Times reportó que los bonos soberanos de Ucrania han subido de precio debido a que los inversionistas apuestan a que la administración entrante de Estados Unidos presionará para poner fin rápidamente a la guerra de Rusia en Ucrania. Los bonos denominados en dólares han subido un 12% en el último mes, en expectativa de que la reelección de Trump conduzca a un alto el fuego y aumente la capacidad de Ucrania para pagar a sus acreedores.
“La sociedad ucraniana siguió muy de cerca la campaña electoral estadounidense y, de hecho, contuvo la respiración antes de que se anunciaran los resultados. Pero, en general, la opinión pública es que Ucrania debería estar preparada para trabajar con cualquier presidente estadounidense y su equipo. La victoria electoral de Trump significa que el gobierno ucraniano tiene que cambiar su enfoque y no solo cambiar su estrategia de comunicación, sino también dar contenido al apoyo a Ucrania. Hoy en día, es muy importante que Ucrania participe activa y constructivamente en el diálogo bilateral y trabaje con los miembros de ambas cámaras y sus distritos tras el nombramiento definitivo de los miembros del equipo de Trump. Este es un nuevo reto para nuestro país en la situación actual”, indica a La Tercera Alina Rohach, analista Centro de Diálogo Transatlántico en Kiev.
“Si construimos la comunicación con el nuevo equipo de la manera adecuada, podremos evitar una fuerte reducción de la ayuda a Ucrania. Este punto se complica especialmente por el hecho de que Rusia, por su parte, está convencida de que Donald Trump se mostrará más proclive a cooperar con Rusia y a abrir el diálogo, por lo que hará importantes esfuerzos para conseguirlo. Y cuando hablamos de seguir apoyando a Ucrania, conviene recordar que no se trata de un conflicto territorial, sino de una guerra existencial, y todo el mundo debería entenderlo. A diferencia de Rusia, Ucrania no ha iniciado una guerra, no ha violado la soberanía de otro Estado y sólo sigue defendiendo su derecho a existir, reconocido por el derecho internacional. La historia demuestra que las concesiones y el apaciguamiento de los agresores no ponen fin a una guerra, sino que sólo la alimentan a largo plazo”, agrega.
Fin de la guerra
Ucrania establece sus fronteras basándose en su declaración de independencia de 1991. Desde entonces Rusia ha obtenido el control de alrededor del 20% del territorio ucraniano y las fuerzas ucranianas han perdido constantemente territorio en el este del país. Eso sí, las autoridades de Kiev llevan meses diciendo que no cederán territorio ocupado por Rusia en ningún acuerdo de paz.
En octubre, el Presidente Zelensky, al hablar sobre un alto el fuego, dijo: “Todos comprenden que, sin importar el camino que tomemos, legalmente nadie reconocerá los territorios ocupados como pertenecientes a otros países”.
En Ucrania se vive un profundo escepticismo sobre el compromiso ruso de llegar a un acuerdo, debido a que tuvieron una amarga experiencia con los ceses del fuego en 2014 y 2015, después de enfrentarse a las fuerzas respaldadas por Rusia en la frontera oriental. Estos altos el fuego no evitaron más combates, sino que se prolongaron durante ocho años hasta la invasión a gran escala de Rusia en 2022.
Las autoridades de Kiev han estado buscando la adhesión a la OTAN como garantía contra nuevos ataques de Rusia. Y si bien las autoridades occidentales han señalado que quieren que Ucrania se una a la Alianza Atlántica, también han destacado que no será en un plazo acelerado.
Los funcionarios en Kiev también han dicho que un sólido arsenal de armas convencionales, que sería proporcionado por Occidente, permitiría a Ucrania contraatacar rápidamente, sirviendo como elemento disuasorio para la reanudación de las hostilidades.
Moscú lleva mucho tiempo diciendo que considera inaceptable la entrada de Ucrania en la OTAN y ha señalado que una medida de ese tipo supondría un obstáculo para cualquier acuerdo de alto el fuego, al tiempo que ha indicado que deseará mantener el control del territorio que ha capturado en Ucrania.
A juicio de Rohach, la retórica del Presidente ruso Vladimir Putin no está dirigida a encontrar una paz real. El proyecto de acuerdo ruso, presentado en abril de 2022, incluía la obligación de que Ucrania redujera su Ejército a 85.000 efectivos, mantuviera su estatus neutral, sostuviera la anexionada Crimea bajo control ruso, abandonara sus aspiraciones de entrar en la OTAN, etc. “El mundo está acostumbrado a escuchar las narrativas rusas sobre la amenaza que supone la OTAN, pero si analizamos críticamente las exigencias de Rusia, esto solo pone de relieve sus verdaderos objetivos en la guerra contra Ucrania y su deseo de capturar el país con las menores pérdidas posibles para Rusia. La renovación de esta retórica por parte de Putin es más bien un deseo de mostrar a la sociedad rusa, que lleva casi tres años cuestionando el éxito de la llamada ‘operación militar especial’, que Rusia está dispuesta a negociar sólo en los términos de Rusia, desde una posición de fuerza”, señala.
Para Felina Shevchenko cualquier concesión de territorio es inaceptable. “Cada familia tiene un familiar o un amigo que murió en esta guerra. Mi papá murió en esta guerra. Cómo podemos darles estos territorios. Es Ucrania. Es nuestra gente. No se puede hacer eso”, concluye.b
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