Emisaria de la ONU advierte del riesgo “sin precedentes” de una guerra civil en Myanmar

Foto: AFP

Los miembros del Consejo de Seguridad están, sin embargo, divididos. Mientras que Estados Unidos y Reino Unido acaban de anunciar una nueva serie de sanciones, China y Rusia rechazaron condenar oficialmente el golpe.


Mynamar enfrenta un riesgo “sin precedentes” de “guerra civil”, afirmó el miércoles la emisaria de la ONU Christine Schraner Burgener, que instó al Consejo de Seguridad a utilizar “todos los medios” para evitar una “catástrofe” y un “baño de sangre”.

“Esto puede suceder frente a nuestros ojos y un fracaso para evitar una nueva escalada en las atrocidades costará al mundo mucho más, a largo plazo”, que una acción inmediata, declaró la enviada especial del secretario general de la ONU para la ex Birmania, durante una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad, según un discurso obtenido por agencia AFP.

“La crueldad de los militares es demasiado grave y muchas organizaciones étnicas armadas manifiestan claramente su oposición, aumentando la posibilidad de una guerra civil a un nivel sin precedentes”, estimó.

“Un baño de sangre es inminente”, alertó.

“Insto a este Consejo a considerar todos los medios a su disposición para tomar medidas colectivas y hacer lo que sea necesario, lo que merece el pueblo birmano, para evitar una catástrofe multidimensional en el corazón de Asia”, añadió durante esta reunión de urgencia sobre exBirmania, solicitada por Reino Unido. Schraner Burgener reclamó igualmente una “respuesta internacional firme, unitaria y resuelta”.

Los miembros del Consejo de Seguridad están, sin embargo, divididos. Mientras que Estados Unidos y Reino Unido acaban de anunciar una nueva serie de sanciones, China y Rusia rechazaron condenar oficialmente el golpe.

Aprovechando estos desacuerdos, los generales continúan con su sangrienta respuesta.

Recordando el balance de “más de 520 personas asesinadas” en la represión de las manifestaciones contra el golpe de Estado militar de comienzo de febrero, la emisaria de la ONU dijo “temer” acontecimientos “todavía más sangrantes”, ya que el jefe del ejército “parece decidido a consolidar su control ilegal del poder por la fuerza”.

“La mediación requiere un diálogo, pero el ejército birmano cerró sus puertas a casi todo el mundo”, lamentó, estimando que los generales solo querrán debatir cuando “tengan la sensación de que pueden controlar la situación por la represión y el terror”.

El 10 de marzo, el Consejo de Seguridad condenó por primera vez “firmemente la violencia contra los manifestantes pacíficos, incluyendo las mujeres, los jóvenes y los niños”, en una declaración iniciada por Londres que atacaba de forma inédita a los militares.

Pese a los intentos occidentales, el Consejo descartó, sin embargo, las menciones que hacían referencia a un “golpe de Estado” y a la posibilidad de sanciones internacionales si la represión se prolongaba, debido a la oposición de Moscú y Beijing, pero también de otros miembros asiáticos del Consejo como India o Vietnam.

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