Las claves tras el exitoso sistema previsional de Australia
El elemento más alabado es el "Superannuation", la contribución obligatoria que el empleador hace al fondo de pensión, que ya suma activos por US$ 1,9 billones.
El Superannuation o "super", como los australianos prefieren llamar a su fondo de pensiones, fue un gran logro del exprimer ministro Paul Keating. De hecho, el propio gobernante llamaba a este sistema como "la envidia de las economías desarrolladas". Y "lo es, en muchos aspectos", destacó en su edición de agosto la revista The Economist. Una evaluación refrendada por el Melbourne Mercer Global Pension Index 2018, que ubicó al australiano entre los "sistemas de pensiones más solventes del mundo". Por ello no es de extrañar que en momentos en que en Chile se debate la reforma del sistema previsional, el modelo del país insular haya sido citado más de una vez como referencia, si bien ambos guardan similitudes.
Al igual que en muchos países, los jubilados australianos pueden tener una pensión estatal y un plan de pensiones privado. Pero el elemento alabado internacionalmente es el Superannuation, un sistema de contribuciones obligatorias de las empresas y los empleados a las pensiones. Su objetivo es que el Estado pague el menor dinero posible en pensiones, según destaca el Financial Times.
El Superannuation en su forma actual se creó como respuesta a las demandas salariales de los sindicatos a mediados de los 80. Así, se sustituyeron los aumentos de sueldo que podían afectar a la elevada inflación de la época por un aporte a los fondos para las pensiones, gestionado de manera privada por quien escogiera el empleado. En 1992 se aprobó una ley que hizo que casi todos los trabajadores formaran parte del sistema.
La columna vertebral del sistema es la llamada "garantía de jubilación", la contribución obligatoria que el empleador hace a la cuenta individual de pensión del empleado. Desde 2014, la tasa de contribución obligatoria es del 9,5% de los ingresos ordinarios de los trabajadores. Esta tasa se mantendrá hasta 2021. A partir de ese año, aumentará en 0,5 puntos porcentuales al año hasta alcanzar el 12% en 2025.
En torno al 90% de los ciudadanos tiene sus ahorros en este fondo, cuyo total general excede el PIB del país. Con activos de casi US$ 1,9 billones, el de Australia es el cuarto mayor sistema de pensiones del mundo, sólo superado por el de EE.UU., Reino Unido y Japón, según un estudio de la consultora de inversiones Willis Towers Watson.
Críticas
Sin embargo, el orgullo no es la única emoción que evoca el sistema australiano. Según The Economist, en diciembre de 2017, el gobierno estableció una comisión para investigar las malas prácticas en el sector financiero. La mayoría de las quejas se relacionan con la forma en que los grandes bancos y los gestores de activos administran los fondos de pensiones. Estos poseen casi un tercio de todos los activos de pensiones. La industria, el gobierno y los fondos corporativos representan el resto.
La revista británica asegura que los australianos pagan mucho más por las pensiones que sus pares en otros países ricos. En 2014, el think tank Grattan Institute calculó que las tarifas eran más de tres veces la media de la OCDE.
Las comisiones que cobran los fondos de pensiones son un tema controvertido, en parte porque hay expertos que cuestionan la eficiencia de los fondos en materia de inversión. "Las comisiones medias son del 1%, pero oscilan entre el 0,07% y bastante más del 2%. Esto puede suponer una diferencia de decenas de miles de dólares en los ingresos de un jubilado a lo largo de su vida", dijo al Financial Times Tom Godfrey, portavoz de Choice, el mayor grupo de defensa de los consumidores del país.
Otra cuestión que se plantea en el debate es si el sistema podrá satisfacer las necesidades de los jubilados. Según un informe de Willis Towers Watson publicado en 2014, sólo la mitad de las parejas de entre 40 y 64 años de edad y poco más de un 20% de los solteros tendrán unos ingresos holgados cuando se jubilen, incluso si se añaden sus ahorros adicionales.
Se estima que el 20% de los trabajadores australianos se acoge al llamado "sacrificio salarial" de ahorro voluntario, es decir, el ahorro que el ciudadano realiza al margen de sus fondos de pensiones subvencionados fiscalmente. Además, existe un "fondo de seguridad" que pone el Estado y que garantiza una pensión mínima a trabajadores con ingresos excepcionalmente bajos. Lo recibe la mitad de la población jubilada y su cuantía oscila entre el 28% del salario medio del país, si se recibe de manera individual, y el 41% si el receptor tiene cargas familiares.
La pensión estatal de Australia, también conocida como "Pensión de edad", se paga a partir de los 65 años para hombres y mujeres. La edad de jubilación aumenta en seis meses cada dos años desde 2017 hasta alcanzar los 67 en 2023. La edad mínima para retirar los beneficios de jubilación es de 55 años para las personas nacidas antes del 1 de julio de 1960, pero aumenta gradualmente para los nacidos después de esa fecha. Así, la edad mínima es de 60 años para los nacidos después del 30 de junio de 1964.
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