La UE aprueba sanciones contra Bielorrusia tras detención de opositor y prohíbe a sus aerolíneas operar en cielo europeo
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo y huésped de la reunión cumbre, advirtió en la noche del domingo que “este incidente no pasará sin consecuencias”.
Los líderes de los 27 países de la Unión Europea (UE) discutirán en la noche de este lunes la adopción de nuevas sanciones contra Bielorrusia, luego del escándalo del aterrizaje forzado de un avión para arrestar a un opositor.
El caso estalló en la noche del domingo después que un avión de la empresa Ryanair que volaba de Grecia a Lituania fue obligado a aterrizar en Minsk, donde la policía retiró de la aeronave y arrestó al opositor Roman Protasevitch y su novia.
En Bruselas, los líderes europeos tienen en agenda una cumbre presencial que originalmente se concentraría en temas como el combate al cambio climático, la flexibilización de las medidas de contención a la pandemia o las relaciones con Rusia, pero el incidente se impuso como tema prioritario.
Grecia, país de donde despegó el avión, y Lituania, donde aterrizó finalmente luego de la escala forzada en Minsk, son dos países de la UE y miembros de la OTAN, y por ello el tema pasó a ocupar el centro de todas las preocupaciones.
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo y huésped de la reunión cumbre, advirtió en la noche del domingo que “este incidente no pasará sin consecuencias”.
Airada reacción de la UE
Otros altos funcionarios de la UE también pidieron una reacción enérgica.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, apuntó que se trató de un comportamiento “escandaloso e ilegal”, al tiempo que el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, mencionó la aplicación de nuevas sanciones.
En un mensaje en Twitter, Von der Leyen se refirió al “secuestro” de la aeronave, y añadió que los responsables “deben ser sancionados”. El gobierno de Italia también hizo referencia a un “secuestro”.
De su lado, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, clasificó lo ocurrido como “un incidente serio y peligroso que requiere una investigación internacional”.
Un portavoz de la alianza militar transatlántica adelantó que los embajadores ante la organización discutirán el martes la situación.
Este lunes, el secretario general de la cancillería de la UE, Stefano Sannino, convocó al embajador de Bielorrusia para expresarle “la firme condena de parte de las instituciones europeas y los estados miembros de la UE por este acto coercitivo (...) que puso en riesgo la seguridad de los pasajeros y la tripulación”.
Tensiones renovadas
Por lo menos dos países, Francia y Lituania, sugirieron el cierre del espacio aéreo bielorruso, al tiempo que el gobierno de Bélgica propuso vetar a aeronaves de la empresa aérea de Bielorrusia, Belavia, el derecho a aterrizaje en territorio de la UE.
Por su parte, el gobierno bielorruso aseguró que había ordenado la interceptación de la aeronave a raíz de una amenaza de bomba que resultó falsa.
En tanto, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI, un órgano del sistema de la ONU) señaló que el aterrizaje forzoso “pudo haber sido una violación de la Convención de Chicago”, que protege la soberanía de los espacios aéreos nacionales.
En Moscú, el vocero de la presidencia rusa evitó formular comentarios sobre lo ocurrido en Minsk pero señaló que “hay ciertas reglas internacionales y corresponde a las autoridades aéreas internacionales hacer una evaluación”.
La UE ya mantiene sanciones contra altos funcionarios de Bielorrusia, inclusive contra el presidente Alexander Lukashenko. Bruselas no reconoce como legítima la victoria electoral de reelección del mandatario.
Aún sin este incidente internacional con el avión de Ryanair, los equipos técnicos de la UE ya preparaban nuevas sanciones. En febrero, la Unión Europea extendió hasta 2022 las medidas restrictivas vigentes.
Los líderes de la UE también tenían previsto discutir el agravamiento de las relaciones diplomáticas con Rusia.
En abril, en respuesta a sanciones adoptadas por la UE, Rusia anunció sus propias medidas restrictivas contra un grupo de ciudadanos europeos, un gesto que fue recibido agriamente en capitales de la Unión.
En ese cuadro, agravado por la fuerte presencia militar rusa en la frontera con Ucrania, la UE había encomendando a Borrell la elaboración de un informa sobre la estrategia a seguir por parte de la UE con relación a Rusia.
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