Partido Laborista británico suspende a su exlíder Corbyn tras informe sobre antisemitismo
Un reporte de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos británica encontró que la anterior cúpula del partido minimizó, subestimó o ignoró las quejas de sus miembros judíos, y a veces interfirió para proteger a personas acusadas.
El Partido Laborista, principal fuerza opositora en el Reino Unido, suspendió el jueves a su anterior líder, el izquierdista Jeremy Corbyn, tras la publicación de un informe que denunció su gestión “inexcusable” de las acusaciones de antisemitismo entre sus miembros.
La formación ha sido acusada durante años de albergar en su seno actitudes antijudías tratadas con poca firmeza, que llevaron a la dimisión de varios de sus diputados y a críticas sin precedentes de líderes religiosos como el gran rabino del Reino Unido, Ephraim Mirvis.
Pero el jueves, la situación estalló tras la publicación de un informe independiente que denunció acoso, discriminación y falta de voluntad para combatir el antisemitismo bajo la dirección de Corbyn.
Defensor de larga data de la causa palestina y miembro del ala más izquierdista del partido, Corbyn acabó reconociendo en 2018 que existía un “problema real” interno y él había sido “demasiado lento” en imponer sanciones.
“Día de vergüenza”
Un informe de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos británica encontró que la anterior cúpula del partido minimizó, subestimó o ignoró las quejas de sus miembros judíos, y a veces interfirió para proteger a personas acusadas.
Es un “día de vergüenza” para el partido, dijo su nuevo líder, el centrista Keir Starmer, nombrado en abril.
“Hemos fallado al pueblo judío, a nuestros miembros, a nuestros seguidos y a los británicos”, afirmó, prometiendo aplicar todas las recomendaciones de esta investigación, realizada durante dos años.
Pese a llamar a una “tolerancia cero” con el antisemitismo, Corbyn defendió su gestión denunciando que “el problema fue dramáticamente exagerado por razones políticas por oponentes dentro y fuera del partido”.
Y dijo “no aceptar todas las conclusiones” del informe.
Fue lo que llevó a su suspensión, anunció el partido.
Sin embargo este exsindicalista de 71 años prometió “impugnar enérgicamente” la decisión, amenazando con reabrir la guerra intestina entre radicales y moderados en un momento en que el laborismo gana puntos en las encuestas respecto al gobierno conservador y su errática gestión de la pandemia de coronavirus.
Falta de voluntad
“Nuestra investigación ha puesto de relieve múltiples áreas en las que el enfoque y el liderazgo para abordar el antisemitismo fue insuficiente”, afirmó la presidenta de la comisión, Caroline Waters, al presentar el informe de 129 páginas.
“Esto es inexcusable y parece ser el resultado de una falta de voluntad para abordar el antisemitismo en lugar de una incapacidad para hacerlo”, subrayó.
La comisión asegura que, bajo Corbyn, el laborismo fue culpable de tres infracciones de la Ley de Igualdad británica de 2010 por interferencia política en las denuncias, por no proporcionar la formación adecuada a quienes gestionan los casos de antisemitismo y por acoso a los denunciantes.
Sin embargo, no inició procedimientos legales, sino que ordenó a los laboristas que redacten un plan de acción antes del 10 de diciembre para remediar sus fallos.
En una declaración conjunta, tres importantes organizaciones judías afirmaron que el informe es un “veredicto condenatorio de lo que el laborismo hizo a los judíos bajo Jeremy Corbyn y sus aliados”.
“Ahora, la tarea de limpiar el problema recae en el actual líder. Recibimos con satisfacción el comienzo de Keir Starmer, pero no se debe subestimar la escala del desafío”, afirmaron.
El liderazgo de Corbyn, elegido en 2015, atrajo a miles de nuevos miembros al Partido Laborista, pero también creó división interna por sus ideas radicales y su gestión de las acusaciones de antisemitismo.
Dimitió tras sufrir una grave derrota en las legislativas del pasado diciembre contra el Partido Conservador de Boris Johnson.
Durante la campaña electoral, el diario Jewish Chronicle, portavoz de la comunidad judía británica, había hecho un nada habitual llamado a sus lectores a no votar por él.
Y después le siguió el rabino Mirvis, máxima autoridad judaica del país, al denunciar que “un nuevo veneno, aprobado desde lo más alto, arraigó en el Partido Laborista”.
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