Pierre Poilievre, el “líder en espera” a la caída de Justin Trudeau en Canadá

Trudeau y Poilievre
Justian Trudeau habla mientras Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador, finge tocar un violín de fondo durante una sesión en la Cámara de los Comunes en Ottawa. Foto: Reuters

Luego de un mes difícil para el primer ministro canadiense, los medios y las encuestas comienzan a perfilar al “Trump light” del Partido Conservador como el futuro jefe de gobierno.


Han pasado nueve años desde que Justin Trudeau, el líder del Partido Liberal, se convirtiera en primer ministro de Canadá, y de la inicial “Trudeaumanía”, provocada por la juventud y carisma del político, poco queda actualmente. Al otro lado del Parlamento, ya hay una figura perfilándose en el Partido Conservador, y que el mismo Trudeau una vez llamó “Trump Light”: Pierre Poilievre.

Con su partido aventajando al liberal por 20 puntos en las encuestas, y en medio de una tormenta política causada por la renuncia de la ministra de Finanzas, el político de 45 años ya se siente ganador de unas elecciones que no tienen fecha, pero que deberían ocurrir antes de octubre de 2025. En tanto, el primer ministro aguanta la creciente presión para que renuncie y adelante los comicios, con diputados de su partido dándole la espalda y Donald Trump amenazando a su país con aranceles.

En el último tiempo, Pierre Poilievre ha empezado a imitar la campaña de Trump, y ha llegado a hablar de “poner a Canadá primero” si llega a asumir la jefatura del gobierno. Haciendo eco de los debates en Estados Unidos, también apoyó una prohibición a que las mujeres transgénero participen en deportes femeninos.

Pierre Poilievre hablando en Mont Royal, Québec. Foto: Archivo

Adoptado por una familia francoparlante en Calgary, Poilievre comenzó su carrera política en la provincia de Alberta, una de las más rurales y conservadoras de Canadá. Perteneciendo a ese partido desde 2003, considera a Margaret Thatcher como una de sus heroínas políticas. En Alberta, se le ve frecuentemente asistiendo a rodeos, e incluso llegando a caballo junto con su esposa, Anaida Galindo, nacida en Caracas.

Cuando estudiaba en la universidad, en 1999, ganó un concurso de ensayos con un premio de 10 mil dólares, respondiendo a la pregunta de “qué haría si se volviese primer ministro”. Veinticinco años después, su discurso político no ha cambiado en lo esencial de lo que proponía en ese ensayo: enfatizando la importancia de la libertad, hablaba en ese entonces de reducir el Estado y bajar los impuestos.

Al igual que el presidente electo en Estados Unidos, Poilievre está constantemente buscando eslóganes “pegadizos” para sus mensajes políticos. Ha buscado la derogación al impuesto al carbono –“axe the tax”–, y culpado del alto costo de vida a la “Justinflation”.

Un convoy de camiones bloqueando Ottawa, en 2022. Foto: Archivo

Poilievre se hizo conocido en un momento extraño de la política canadiense: las protestas anti Covid de los camioneros en enero 2022. En ese entonces, los transportistas ocuparon el centro de Ottawa para manifestarse en contra de las vacunas obligatorias impuestas por el gobierno de Trudeau, y Poilievre, entonces un poco conocido parlamentario, salió del Congreso para saludarlos y felicitarlos.

En un momento en que políticos de todos los colores condenaron el “convoy de la libertad” que bloqueaba la capital, Poilievre fue a recibirlos con donas: “Solo hablé con cientos de canadienses alegres, pacíficos, honestos y generosos, en la protesta de camioneros. Ellos escogieron la libertad por encima del miedo”.

A los pocos días, entre el convoy aparecieron pancartas que decían “Poilievre para primer ministro”, y el diputado anunció su candidatura al liderazgo del Partido Conservador. La decisión de ponerse del lado de los camioneros terminó dando sus frutos: aprovechó la frustración entre los canadienses, afectados primero por la pandemia y luego por la inflación y un alza en los precios de las propiedades que ha dejado a millones de personas fuera del mercado inmobiliario.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, hablando en Gatineau, Québec. Foto: Reuters

Ahora, en medio de la crisis política que vive Justin Trudeau, Poilievre aprovecha para intentar apurar su salida. “Está claro que Justin Trudeau es visto como un payaso en todo el mundo y la debilidad de Justin Trudeau daña la reputación de todos los canadienses. Esto lleva a otros líderes mundiales a insultarlo e indirectamente a insultar a todos los canadienses”, dijo Poilievre la semana pasada en una conferencia de prensa en Mississauga.

“Los canadienses necesitan elegir a un primer ministro fuerte, capaz de traer millares de dólares acá en Canadá, capaz de hacerle frente al presidente Trump con fuerza y competencia. Necesitamos un jefe que ponga a Canadá primero, y que retome el control de las fronteras, retome el control de la inmigración, retome el control de los gastos, de la inflación y la deuda”, aseguró en la misma conferencia.

Aunque evita la retórica incendiaria de Trump sobre la inmigración, Poilievre centra su discurso, entre otras cosas, en el control fronterizo. “Trudeau ha perdido el control de nuestra inmigración. Recuperaré el control”, dijo en una entrevista radial la semana pasada: “Tenemos que establecer cifras de inmigración que nuestra economía, nuestro mercado inmobiliario y nuestro sistema de salud puedan absorber”.

Pierre Poilievre hablando en el Parlamento canadiense. Foto: Archivo

De momento, la narrativa de Poilievre está surtiendo efecto. Una encuestadora canadiense, Abacus Data, formuló recientemente a los votantes un grupo de preguntas para comparar a Trudeau con el líder conservador. Cuando se les consultó quién sería mejor anfitrión de una fiesta, los votantes eligieron a Trudeau por 20 puntos. Cuando se les preguntó quién sería mejor para apagar un incendio en la cocina, eligieron a Poilievre por el mismo margen.

“En 2015, cuando ganó Trudeau, los canadienses buscaban una fiesta”, dijo David Coletto, que dirige Abacus Data: “Hoy en día, la mayoría de los canadienses piensan que la cocina está en llamas y buscan a alguien que las apague. Sólo quieren a alguien que arregle las cosas”.

Otra encuesta indica que el 34% de los canadienses siente que Poilievre es el mejor líder para lidiar con Trump, comparado con un 22% que cree lo mismo sobre Trudeau. Para medir el alza de Poilievre, hay que considerar que cuando ganó el liderazgo de los conservadores en 2022, el partido estaba empatado con los liberales en las encuestas. Hoy por hoy, los conservadores están encima en los sondeos por 20 puntos, en lo que es su mejor número desde los años 80.

Con esos números respaldándolo, Poilievre espera: la legislatura de Trudeau termina el próximo año, y las elecciones tendrían que ocurrir, a más tardar, en octubre de 2025. Sin embargo, considerando la crisis política que vive el gobierno canadiense, es probable que esos comicios tengan que adelantarse, y ahí el empresario tiene las de ganar.

Así, Poilievre ya empieza a adoptar una postura de “líder en espera”: ya ha hecho lazos con el gobierno británico de Keir Starmer, y con los conservadores de Reino Unido. En una entrevista reciente, llegó a dirigirse directamente a Trump, y declaró que tenía el “cerebro y la columna vertebral” para reconstruir la tensa relación del republicano con Canadá con una “cultura guerrera, no una cultura woke”: “Señor presidente, sé lo que quiere. Quiere que su flanco norte esté seguro”.

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