Primeras conversaciones entre Rusia y EE.UU. por Ucrania y seguridad europea terminan sin avances
Los diálogos -que estuvieron dirigidos por la subsecretaria de Estado estadounidense, Wendy Sherman, y por el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Riabkov- comenzaron en la misión diplomática de Estados Unidos en Ginebra, en un momento en el que las relaciones de ambos están en su punto más tenso desde que terminó la Guerra Fría.
Los negociadores estadounidenses y rusos no lograron reducir sus diferencias en las negociaciones que se llevan a cabo en Ginebra sobre el destino de Ucrania y sobre la seguridad europea en general, y describieron las conversaciones como “útiles” y “muy profesionales”.
Las conversaciones, que estuvieron dirigidas por la subsecretaria de Estado estadounidense, Wendy Sherman, y por el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Riabkov, comenzaron en la misión diplomática de Estados Unidos en Ginebra, en un momento en el que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia están en su punto más tenso desde que terminó la Guerra Fría, hace tres décadas. El encuentro se extendió durante ocho horas y ambas partes decidieron aplazar el debate adicional hasta una reunión en Bruselas mañana entre Rusia y todos los miembros de la OTAN.
Casi 100.000 soldados rusos se encuentran cerca de la frontera con Ucrania, en preparación de lo que Washington y Kiev dicen que podría ser una posible invasión, ocho años después de que Rusia arrebató la península de Crimea a Ucrania. Rusia niega los planes de invasión y dijo que está respondiendo a lo que llama un comportamiento agresivo y provocador de la alianza militar de la OTAN y de Ucrania, que se ha inclinado hacia Occidente y aspira a unirse a la OTAN.
El mes pasado, Rusia presentó amplias demandas que incluían la prohibición de una mayor expansión de la OTAN y el fin de la actividad de la alianza en los países de Europa Central y Oriental que se unieron a ella después de 1997.
“Es solo el comienzo, y aún no sabemos hacia dónde se dirige todo esto”, dijo Sherman, quien indicó que no estaba claro si Rusia estaba preparada para reducir su acumulación militar cerca de Ucrania después de las conversaciones, o incluso si Moscú estaba comprometido a permanecer en la mesa de negociaciones. “Tenemos un largo camino por recorrer”, sostuvo.
Mientras que su homólogo ruso, Serguéi Riabkov, dijo: “La conversación fue difícil, larga, muy profesional, profunda, concreta, sin intentos de embellecer o suavizar esquinas afiladas. “Nos ha quedado la impresión de que la parte estadounidense se acercó a las propuestas rusas muy en serio, las estudió en profundidad”, indicó.
“Es muy importante que Ucrania nunca pueda unirse a la OTAN en el futuro. Ni Ucrania ni Georgia deberían convertirse en miembros de la Alianza del Atlántico Norte. Necesitamos obligaciones legales de hierro, no promesas, sino garantías”, dijo Riabkov. El diplomático le dijo a sus pares estadounidenses: “No tenemos intención de atacar a Ucrania. No hay razón para temer ningún tipo de escenario de escalada”.
Sherman también comentó sobre la disposición de los rusos a negociar y dijo que discutieron “cosas que no son prioridades rusas”. Indicó que presentó propuestas para nuevas conversaciones de control de armas sobre colocación de misiles y nuevos sistemas de misiles y límites en el tamaño y alcance de los ejercicios militares. No hubo discusión sobre los niveles de tropas estadounidenses en Europa, que “no estaba en la agenda de hoy”, agregó.
Según el diario Financial Times, las propuestas podrían incluir un reemplazo del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, del cual Estados Unidos se retiró en 2019 luego de las violaciones rusas.
Los expertos destacaron que la parte rusa está abierta a ampliar el alcance de las negociaciones. También señalaron que era positivo que la parte estadounidense esté tratando de incluir otros temas, como el control de armas estratégicas. Por ejemplo, hacer pasar las discusiones sobre el despliegue de misiles de corto y mediano alcance en Europa como una posible concesión de su parte.
Rusia, sin embargo, insiste en que el control de armas estratégicas se mantenga separado de la cuestión de las garantías de seguridad. Riabkov ha declarado anteriormente que si bien los dos temas se superponen hasta cierto punto, deben tratarse por separado: las conversaciones sobre el control de armas estratégicas, en su opinión, pueden concluir con éxito independientemente de si se llega a un acuerdo sobre garantías de seguridad.
Para el centro de estudios R. Politik, si bien para Moscú el control de armas estratégicas es un tema extremadamente importante, la cuestión de la expansión de la OTAN tiene primacía y todos los esfuerzos para replantear la agenda inmediata lejos de esto se perciben como un intento de manipulación.
Las conversaciones comenzaron el domingo por la noche con una cena de trabajo entre Sherman y Riabkov. Estuvieron acompañados por altos oficiales militares: el teniente general James Mingus, de Estados Unidos, y el viceministro de Defensa de Rusia, el coronel general Aleksandr Fomin. Funcionarios rusos y representantes de las naciones de la OTAN tienen previsto reunirse en Bruselas mañana. El jueves, las discusiones se llevarán a cabo en Viena en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.
El Presidente Joe Biden ha descartado una intervención militar en nombre de Ucrania. Pero los funcionarios de la administración dicen que están listos para imponer costos económicos importantes a Rusia y aumentar la asistencia militar a Ucrania si Rusia viola aún más la soberanía o la integridad territorial del país. Moscú anexó Crimea de Ucrania en 2014 y ha respaldado a los separatistas en el este del país.
El diario The Wall Street Journal señaló que es poco probable que Washington imponga las mayores sanciones energéticas o financieras que alejen a Rusia, uno de los principales proveedores de energía de Europa, de sus clientes o cierren el sistema financiero del país, según personas familiarizadas con el asunto.
En cambio, los funcionarios están buscando medidas más específicas, incluida la construcción de barreras a la exportación para bloquear las ventas internacionales a Rusia de productos con un cierto porcentaje de contenido estadounidense, así como evitar que Moscú tenga acceso a microchips de última generación que se utilizan en todo, desde aviones hasta productos de consumo electrónicos, según personas familiarizadas con el tema que hablaron con el diario.
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