Singapur y el Covid-19: del éxito al ocaso en 20 días

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Un hombre camina con una mascarilla en el distrito comercial en Singapur. Foto: AFP

El 1 de abril este país contaba con solo mil casos, pero este miércoles la cifra aumentó a 10.141. Su efectiva estrategia quedó en duda tras el brote entre miles de migrantes que viven hacinados.


De 1.000 a 10.000 casos en tan solo 20 días. Es el sorprendente caso de Singapur, país insular del sudeste asiático con 5,6 millones de habitantes, que en un par de semanas aumentó descontroladamente su número de contagios por coronavirus, dejando atrás el reconocimiento mundial del que gozó en un principio por su eficaz respuesta a la pandemia.

Singapur registró este miércoles 10.141 casos, mientras que el 1 de abril este Estado-Ciudad apenas llegaba a los cuatro dígitos. Por ello, el primer ministro, Lee Hsien Loong, extendió el martes las medidas de restricción al movimiento hasta inicios de junio. Así, la lista de servicios esenciales que podrán funcionar se reducirá.

El virus encontró en este país un nicho para propagarse sin demasiada dificultad. Se trata de trabajadores migrantes con sueldos bajos, aquellos que construyen los rascacielos, puertos y aeropuertos y que limpian las calles. Ellos componen casi el 80% de estas infecciones.

Se trata de inmigrantes -200.000 en total-, principalmente de Bangladesh e India, que llegan a Singapur para trabajar y viven hacinados en 43 dormitorios registrados en todo el país. Estos “dormitorios” albergan hasta 20 personas en un pequeño espacio con cocina y baño, donde el distanciamiento social se hace prácticamente imposible. Una fuente ineludible de contagio.

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Este nuevo escenario en ha puesto el foco en las desigualdades sociales y económicas en Singapur.

Grupos sin fines de lucro, como TWC2 y HOME, hicieron un llamado a las autoridades sobre la amenaza de la enfermedad en los trabajadores migrantes, sin embargo, sus voces no fueron escuchadas.

Las principales críticas contra el gobierno se basan en la incapacidad de haber previsto que dichas zonas de hacinamiento serían un importante foco para el brote. El número de contagiados fuera de estos lugares aún es muy bajo. La cifra de muertes todavía es leve, con 12 fallecidos.

En un intento por reducir el riesgo de infección, miles de trabajadores fueron trasladados a alojamientos alternativos, mientras que varios dormitorios han sido puestos en cuarentena y el gobierno construye instalaciones sanitarias adecuadas para alojarlos.

Este brote del virus, que pasó prácticamente inadvertido en una primera instancia, generó que el lunes hubiera 1.416 nuevos casos, mientras que el domingo ese número fue de 596. De hecho, al 13 de marzo, el país apenas llegaba a los 200 casos.

Es que en un comienzo Singapur adoptó una rápida estrategia que le permitió mantener controlado el virus mientras sus países vecinos luchaban con el aumento de contagios. Incluso la OMS elogió las medidas de Singapur como “un buen ejemplo de un enfoque de todo el gobierno”. Apenas se detectó el primer caso el 23 de enero, el país cerró sus fronteras, implementando fuertes controles en los aeropuertos. Además, introdujo un sistema de rastreo para todos quienes habían estado en contacto con algún infectado. Todo parecía estar bajo control y nadie esperaba que de la noche a la mañana la cifra aumentara a los 10 mil casos.

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