The Line: la ciudad cero contaminación de Arabia Saudita

The Line Arabia Saudita.
Vista de la futura ciudad The Line, que construirá Arabia Saudita.

La urbe será una línea recta de 170 kilómetros que no contará con calles, ni vehículos, por lo que será la más sostenible del mundo y albergará a un millón de habitantes.


Emplazada entre el Mar Rojo y en pleno desierto, Arabia Saudita puso en marcha uno de los proyectos más ambiciosos del príncipe heredero, Mohammed bin Salman: The Line. Una ciudad diseñada para albergar a un millón de habitantes, en un terreno en línea recta, que no tendrá calles para que ningún vehículo pueda circular, lo que se traducirá en cero emisiones de carbono, y de esta manera apuesta por transformarse en la urbe más sostenible del mundo.

“Necesitamos transformar el concepto de ciudad convencional en el de una futurista. Para 2050, mil millones de personas tendrán que reubicarse debido al aumento de las emisiones de CO2 y del nivel del mar. El 90% de las personas respiran aire contaminado”, advirtió Bin Salman durante el lanzamiento del proyecto, que estará dentro de NEOM, una zona industrial y de negocios que lanzó la corona saudita en 2017 para “diversificar la economía”.

La modernidad será clave en The Line, que tendrá una longitud de 170 kilómetros, uniendo desde la playa hasta las montañas, y que estará dividida en tres “capas”. A nivel de suelo estará la zona destinada a la circulación exclusivamente peatonal y con múltiples áreas verdes y ciclovías, casas, centros educativos, comercio, lugares deportivos y de entretenimiento, todo a “cinco minutos a pie”. Más abajo estarán los servicios con la “infraestructura vital ocultos”, como cableado y servicios de entrega.

Finalmente, en el segundo subnivel estará la denominada “columna” de la urbe, donde funcionará el transporte de alta velocidad para la movilidad de pasajeros -el viaje más largo que unirá “extremo a extremo” tardaría máximo 20 minutos-, y de carga mediante el uso de Inteligencia Artificial (IA).

La propuesta surge en el marco de la denominada estrategia Visión 2030 y comenzará a ser construida durante el primer trimestre de este año.

Para cumplir con cada detalle del multimillonario proyecto, Arabia Saudita desembolsará entre US$ 100 mil millones y US$ 200 mil millones del Fondo de Inversión Pública (PIF) y con aportes de inversionistas locales e internacionales. Tras su lanzamiento, The Line contribuiría con US$ 48 mil millones a la economía nacional y generaría 380 mil puestos de trabajo.

Además, el príncipe Bin Salman aseguró que The Line es la primera ciudad en 150 años diseñada pensando en las personas y no en las carreteras. Al no tener calles, el heredero enfatizó que no existirán accidentes automovilísticos, por lo que la ciudad sería una de las más seguras a nivel global y en la que los ciudadanos perderán cero minutos de su vida en traslados, en comparación al crecimiento de los congestionamientos de tránsito en las principales capitales del mundo, que en los últimos 10 años aumentó un 36% en Los Angeles y un 30% en Nueva York.

A su vez, las autoridades apuntan a que la ciudad funcionará exclusivamente con energía limpia y renovable -solar, eólica e hidroeléctrica- para preservar el 95% de la naturaleza endémica. Esto permitirá tener “entornos libres de contaminación, más saludables y más sostenibles para los residentes”.

Pero también irán un paso más allá para tener alimentos saludables. Para esto promoverán la creación de áreas agrícolas, a través de cultivos locales y sostenibles para que la propia ciudad produzca las frutas y verduras que consumirá la población saudita. De acuerdo al sitio oficial de The Line, la idea estuvo tres años en etapa de planificación para lograr “comunidades hiperconectadas”.

Críticas al proyecto

A pesar de la innovación, la idea no ha estado exenta de polémica. Según el diario Middle East Eye, tras el anuncio tomó fuerza la campaña en redes sociales con el #whatisTHELINE, en el que algunos usuarios acusaron que más que un nuevo foco de la economía la ciudad sería un desperdicio de dinero, que podría ser utilizado para ayudar a las comunidades más pobres del país.

Además, los cuestionamientos apuntan a un “lavado de imagen”, ya que Arabia Saudita es uno de los países más contaminantes del mundo.

Un estudio del Climate Accountability Institute alertó el año pasado que entre las 20 empresas que más han contribuido a la crisis climática en los últimos 50 años, la primera es Saudi Aramco, la petrolera saudita que liberó 59.262 millones de toneladas de CO2 equivalente en el globo. El país es el principal exportador de crudo y socio de la Opep, pero durante la primera semana de este año informó que disminuirán la extracción del “oro negro” a un millón de barriles diarios entre febrero y marzo, mientras otros países como Rusia han incrementado la producción en medio de la pandemia. b

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