Wuhan: sobrevivir en la zona cero del Covid-19
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Dos wuhaneses cuentan a La Tercera su experiencia durante los últimos dos meses. Uno de ellos estuvo contagiado con coronavirus, el otro, encerrado en cuarentena, decidió compartir sus vivencias en un diario virtual en Facebook.
“Me dolía el cuerpo, tenía fiebre baja. El clima en<b> </b>Wuhan era bastante frío, tardé dos días en darme cuenta de que tenía fiebre. Me dejó sin apetito. Luego los efectos secundarios de la medicina: indigestión y diarrea. Lo peor para mí fue que comencé a toser, eventualmente me causó dolor en los músculos abdominales y de la espalda, y una vez que respiraba aire frío, tosía y aparecía una reacción en cadena”.
El testimonio es de Tiger Ye, el apodo que este estudiante universitario chino de 21 años decide usar para hablar públicamente de su experiencia con el Covid-19.
Su caso ejemplifica el de muchos de los más de 67 mil contagiados que tuvo la región donde se originó el virus, en la provincia china de Hubei. A la fecha ya hay más de 60 mil recuperados. Los fallecidos suman 3.163 en esta zona. En total, en China han fallecido 3.292 personas.
Tiger cuenta que no sabe dónde se contagió. Cree que puede haber sido en el transporte público. El 17 de enero comenzó a tener síntomas y pensó en la posibilidad de haber contraído coronavirus. “Vivo en el mismo distrito del mercado de mariscos del sur de China, que se creía era la ‘zona cero’”, cuenta a La Tercera.
A medida que los síntomas se exacerbaban, el 21 de enero se comunicó con sus padres, quienes le recomendaron ir al hospital. Pero al llegar al centro médico lo que vio lo dejó sorprendido: todo el personal con trajes especiales aislantes. Esto solo lo había visto en las películas y documentales sobre el virus Sars, pero esta vez era real.
Lo revisó un médico y le hicieron una tomografía computarizada (TC) que indicó que parte de sus pulmones estaban contaminados. Le dieron una prescripción médica. El 25 de enero se hizo un segundo chequeo, que mostró que sus pulmones estaban completamente contaminados. Cuatro días después le detectaron Covid-19 y le dieron medicamentos para el sida.
Desde el día en que decidió ir al hospital, hasta el 26 de enero, su situación fue complicada, y él lo recuerda como su “peor momento”. La fiebre alcanzó los 39 grados y siguió con una fuerte tos seca. El 28 de enero los nuevos exámenes indicaron que ya se estaba mejorando, algo que volvió a confirmar un chequeo médico el 2 de febrero. Luego, el 6 y 8 de febrero le volvieron a tomar el test del coronavirus: negativo.
“Me curé”, dice Tiger, que reconoce haber sentido miedo cuando se dio cuenta de la gravedad del asunto, puesto que en un principio pensó que solo sería una gripe. Por ahora permanece en cuarentena, pero retomando sus clases en línea, lo que lo mantiene por estos días bastante ocupado. No se queja de la cuarentena: estaba todo cerrado, por lo que tampoco le llamaba mucho la atención salir.
¿Vuelta a la normalidad?
Tiger Ye reconoce que de a poco ya está volviendo todo a la normalidad. El martes, las autoridades anunciaron que el 8 de abril se levantará la cuarentena impuesta desde hace dos meses en Wuhan, justo cuando llega la primavera y florecen los cerezos. “Ya es primavera, bueno para nosotros y malo para el virus”, dice.
La vuelta a la normalidad de Wuhan es algo que ha venido documentando en un diario virtual Xi Lu, un chino de 30 años que vive en Londres, donde es investigador en King’s College London. Sin embargo, a fines de enero viajó a Wuhan para estar con su familia, como comenta a La Tercera desde la ciudad china:
“No sabía mucho sobre el virus en ese momento, así que barajé mis opciones: si fuera tan malo como el Sars y las cosas fueran realmente malas, me quedaría con mis padres; de lo contrario podría haber sido lamentable. Si esto fuera como la gripe, tendría unas buenas vacaciones de año nuevo chino. Pero, aparentemente, el virus no es la gripe, pero tampoco es como el Sars”.
Xi Lu
Es 2 de febrero y bajo el título “Aire Dulce”, Xi comparte en su grupo de Facebook la siguiente experiencia: “Por primera vez en la cuarentena de Wuhan, salí a mi balcón: el aire dulce, los árboles verdes y el cielo brillante, nunca había apreciado tanto a la Madre Naturaleza (no hay vehículos ni fábricas)”.
Xi explica que al principio pensó en publicar cosas solo para matar el tiempo. “Sin embargo, otras personas comenzaron a estar en la misma situación que yo. Me siento responsable de ayudar a otros y compartir una experiencia similar”, dice. Nueve personas de su entorno cercano estuvieron contagiadas y todas se recuperaron.
En su diario comparte lo que hace en los días de cuarentena, lo que ha comido, el registro de su primera salida a la calle y sube fotos. Eso sí, recalca lo perjudicial que puede ser estar todo el día viendo videos y redes sociales. “Una gran cantidad de información (aparte del conocimiento médico y noticias) que recibo después de pasar dos horas en WeChat, una en Weibo y otra hora en Facebook cada día, ¿realmente ayudan con mi situación de cuarentena? Yo creo que no. De hecho, siento más pánico cuando leo más información, ya sea verdadera o falsa. No puedo dormir bien”, dice.
Pero dentro del pánico y el encierro, Xi ha buscado ser una voz de esperanza y fuerza en estos dos meses, con mensajes de aliento. “Una advertencia para los teóricos de la conspiración: estoy en el centro de la zona en cuarentena, ahora veo que el pánico y las noticias falsas se están extendiendo más rápido que el virus en sí. ¡Y el virus no tiene pasaporte! Los wuhaneses están lejos de rendirse y no estamos abandonados”, dice. Y haciendo referencia a la serie de HBO, Game of Thrones, finaliza uno de sus textos con la frase: “Entonces, ¿qué le decimos al Dios de la Muerte?: ¡HOY NO!”.
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