Adultos mayores: moción parlamentaria plantea idea de un "sueldo básico" para los que cuidan a sus "viejitos"

Debilidades, enfermedades, soledad. No es algo generalizado, por cierto, pero sí un patrón que comienza a repetirse en el grupo de los adultos mayores, fundamentalmente entre quienes, por diferentes razones, no tienen un cuidado personalizado por parte de sus familias. El último Censo registró que este segmento corresponde al 11,4% de la población chilena, aumento creciente que se estima que se convertirá en un 28% para el año 2050.

Para muchos, la existencia de hogares públicos para el cuidado de enfermos de más de 60 años se hace cada vez más necesaria. Leonora Jaña (60), por ejemplo, residente de Quillota, Región de Valparaíso, relata que tuvo un cambio drástico en su vida producto de  la demencia senil que comenzó a padecer su padre, de 87 años, y su madre, de la misma edad, ambos diagnosticados el mismo trimestre.

Tuvo que llevarlos a su casa, pero, según contó, la pensión de sus progenitores sólo le alcanzaba para los medicamentos. "Es una demanda de 24 horas; hay algunas casas que reciben abuelitos por horarios, que sería lo ideal en mi caso, pero es muy caro", dijo.

El caso de Leonora no es único. Se repite a lo largo del país. Ante eso, surgió esta semana una moción legislativa llamada "Renta Básica Universal", la cual, si bien requiere del patrocinio obligatorio del Presidente de la República, ya que implica fondos fiscales, se propuso como una forma de iniciar el debate.

"Se trata de una reforma constitucional para establecer un sueldo a aquel familiar que se haga cargo de cuidar a los adultos mayores; así se colabora con la sociedad y Estado para el cuidado de las personas en la última etapa de su vida", explicó el senador Francisco Huenchumilla (DC).

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El texto indica que una renta sería posible entenderla no como un trabajo regularmente remunerado. Se cita, por ejemplo, los casos de Finlandia, Canadá, Holanda e Italia, donde se asume este ítem en términos de "seguridad social", entendida como una herramienta que le asigna un trabajo a personas desempleadas y que acompañan a sus mayores con expresa dedicación.

En otros términos, la idea es la siguiente: remunerar a una persona que suple la tarea del Estado en el cuidado de sus adultos mayores directos, padres o abuelos.

Sin embargo, aunque nadie discute el fondo de esta iniciativa, hasta ahora las experiencias internacionales no parecen del todo positivas. En el caso de Suiza, por ejemplo, el parlamento rechazó el proyecto. En Finlandia, en tanto, se transformó en una política pública, que después fue considerada un "experimento fallido", ya que, según se concluyó, "desincentivó el trabajo".

Además, en otras latitudes, y en Chile también ocurriría así, esta idea ha generado un importante lobby de parte de empresas, agencias e instituciones dedicadas al cuidado de los mayores, lo que hace complejo el debate.

Esta postura fue advertida fundamentalmente por partidos de derecha de esos países. En Chile, hasta ahora, la iniciativa tiene un aparente apoyo transversal. Según expresó el senador Francisco Chahuán (RN) "es una propuesta que es de toda justicia. Hay cientos de personas, a lo largo del país, que han dedicado su vida a cuidar a los adultos mayores, la mayoría de ellos postrados o con enfermedades graves".

Añadió que "son familiares, pero también personas que no tienen parentesco sanguíneo y que merecen al menos un reconocimiento y aporte para poder también seguir con sus vidas, porque en la mayoría de los casos, los cuidados y atenciones son muy demandantes".