Con bonos de carbono aceleran parque que casi triplicaría al Central Park
El espacio verde, que se planifica sobre tres cerros de Renca, contempla un mirador a más de 900 metros de altura, tres veces más alto que el del San Cristóbal. También conectará con la futura Línea 7 del Metro.
Renca ya "no la lleva", al menos tras la remoción, realizada hace exactamente dos años, de la cuestionada frase, considerada por los mismos vecinos como "estigmatizadora" y que era visible desde medio Santiago, en la ladera del cerro del mismo nombre.
No obstante, esa comuna del norte de la capital sí quiere llevar la delantera en la Región Metropolitana con el proyecto, junto a la vecina Quilicura, de crear un megaparque que aspira a cubrir casi 840 hectáreas que incluyen tres cumbres. Como referencia, el célebre Central Park de Nueva York tiene 341 hectáreas, y el Parque Metropolitano de Santiago llega a 700.
La primera etapa, sobre la "zona A", contempla el área del cerro Renca, con 207 hectáreas (con término previsto en 2020). La "zona B" considera al cercano cerro Colorado, y más adelante se incluiría el cerro Lo Ruiz (2025).
El financiamiento proviene, por ahora, de fondos municipales y de alianzas público-privadas. El costo total del proyecto llegaría a cerca de $ 25 mil millones.
El plan maestro para desarrollar el parque urbano contempló la limpieza de hectáreas de basurales clandestinos. Alrededor de tres mil toneladas de residuos debieron ser extraídas desde distintos puntos del sector de los cerros, indican en el municipio. Las decisiones para desarrollar el plan maestro se fundaron en las conclusiones de un proceso de participación ciudadana que duró siete meses, concluido en diciembre y en el que participaron más de 7.500 personas, señala el alcalde Claudio Castro.
"La gente planteó en el proceso la necesidad de contar con un espacio urbano que ofrezca recreación y actividades deportivas, sin perder una identidad bien rural, con poca intervención externa", señaló el jefe comunal.
Uno de los atractivos que se pondrán en construcción a partir del año que comienza es un mirador en la cumbre del cerro Renca, a 905 metros de altura, desde donde se puede observar todo el valle del Mapocho, entre otros proyectos. Esta superaría en tres veces la altura del punto de observación del cerro San Cristóbal.
Castro señala que la explanada tendrá el carácter de "museo abierto al aire libre", dotado con paneles en distintas direcciones que cuenten la historia de la capital. La etapa que incluye dicho mirador debería estar lista en 2020, señala.
El jefe comunal indica que otro punto clave, cuando el plan se lleve a cabo, será el desarrollo de una zona comercial inserta en un "corredor verde", que unirá el parque con la futura estación de la proyectada Línea 7 del Metro, que se ubicará en el sector de avenidas Vicuña Mackenna y Brasil, en Renca.
En tanto, para evitar que los cerros alberguen nuevos basurales clandestinos, se aplicó una política de cierre de los accesos formales e informales a los cerros, precisa. "Estamos en conversaciones para ver cómo se controla el sector de Lo Campino, donde hemos detectado que se siguen arrojando desechos", señala. Al mismo tiempo, existirá un equipo de seis guardias custodios de la zona, con apoyo de cámaras, y habrá convenios con Conaf y Bomberos para combatir posibles focos de incendios forestales.
Una de las vías para financiar el proyecto tiene como novedad que se basa en el mercado de los bonos de carbono, en los que las empresas compensan sus emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2, a través del apoyo de proyectos que reducen dichos gases en la atmósfera, como los que consideran la forestación. Según calcula Castro, solo la superficie plantada en el cerro Renca (207 ha) y los 6.500 árboles nativos sembrados permitirían capturar hasta mil toneladas de CO2 anuales. "Hemos canalizado mitigaciones de empresas", señaló.
Jonás Figueroa, académico de la U. de Santiago y especialista en urbanismo, destaca el uso de mecanismos tipo bonos de carbono como herramienta para expandir las áreas verdes.
"Me parece muy bien. Todo lo que signifique participación de los privados en el financiamiento de estas obras, bienvenido", señala.
"No solo necesitamos la arborización por cosas relacionadas con el paisaje y la cultura del habitar el espacio público, sino también por temas climáticos", añade. "Los árboles son pequeños 'diques' de humedad y también generan efectos en la temperatura", explica.
"Hoy necesitamos en Santiago, como mínimo, para resolver el problema ambiental, unos 14 millones de árboles, dos por habitante, y en este momento no creo que tengamos más de dos millones. Hay una gran deuda en esto", señala.
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