Contagios por Covid-19 en penales se duplican durante las últimas dos semanas
Hasta este domingo había 391 internos y 254 funcionarios con coronavirus, los que debieron cumplir aislamiento. Gendarmería redujo el hacinamiento trasladando a reos.
“Es imposible que no nos contagiemos, si todos dormimos juntos, si compartimos las cucharas y hasta el pan”, cuenta Francisco, desde la ex Penitenciaría de Santiago, a quien le ha tocado cumplir su pena de tres años en medio de una pandemia de coronavirus.
“Todos tienen mucho temor, algunos creemos que estamos enfermos, pero no nos han confirmado que sea así”, añade el interno.
La crisis sanitaria ha generado un ambiente tenso en los penales. Y tal como ha sucedido en diferentes cárceles del mundo, el temor de los presos ha derivado en incidentes, motines e intentos de fuga durante los últimos meses. Esta semana, de hecho, un intento de motín en Colina I terminó con cuatro gendarmes heridos.
A la par con lo que ocurre en el país, durante las últimas dos semanas los contagios en las cárceles se han incrementado. Según cifras de Gendarmería, el 1 de mayo había 174 reclusos contagiados con Covid-19 a nivel nacional, mientras que el 17 de mayo la cantidad se elevó a 392 casos.
El penal que tiene más infectados es Puente Alto, con 277 personas (casi un tercio de la población total de ese centro). Le siguen Santiago Sur, con 80; Antofagasta, con ocho casos, y Lautaro, con siete contagiados. La institución penitenciaria aclara que, además, los funcionarios con el virus eran 203 a inicios del mes y hoy ascienden a 254.
¿Qué condiciones favorecieron esta situación?
Christian Alveal, director nacional de Gendarmería, explica que “la realidad de los barrios es la misma de las cárceles; cuando hay más casos Covid-19 a nivel nacional, esto también se replica en los penales. No son islas y están conectadas con lo que pasa afuera”.
De hecho, Puente Alto, donde se ubica el centro con más casos, es una comuna que concentra 1.658 contagiados, la segunda mayor cifra registrada en Santiago.
Gendarmería ha adoptado estrategias, como el traslado de 283 reos a diferentes penales a raíz del caso de Puente Alto, para bajar el hacinamiento. En ese recinto, actualmente hay 810 internos. Hace dos meses eran 1.110.
A esto se suma la ley de indulto conmutativo, que favoreció a 1.540 personas que salieron de las cárceles para evitar aglomeraciones.
La autoridad penitenciaria añade que también se ha aislado a los enfermos. Y remarca que se hacen rondas médicas permanentes. En tanto, los funcionarios infectados han ido a confinamiento a la Escuela de Gendarmería o bien a hostales sanitarios. Alveal también asegura que se distribuyen de forma permanente mascarillas, fabricadas en las mismas cárceles, alcohol gel y guantes.
En recintos penitenciarios de Estados Unidos se descubrió que los reos intentan contagiarse entre ellos bebiendo de los mismos vasos, lo que no ha ocurrido en Chile, aclara Gendarmería.
“Quisiéramos que se evalúe dar la libertad a nuevos reos de buena conducta o cerca de cumplir la pena”, apunta otro interno.
Exámenes y médicos
Sergio Micco, director del Instituto Nacional de Derechos Humanos, informa que se han hecho 40 visitas a cárceles para conocer la situación durante la epidemia.
“Hemos detectado sobrepoblación, condiciones laborales precarias de los gendarmes, problemas de higiene y que faltan equipos médicos”, describe. Ante este escenario, advierte que “tememos que la crisis penitenciaria lleve a una crisis de sanitaria y que esto derive en un problema de seguridad pública, como ha sucedido en Brasil y Colombia”.
Plantea que, por ejemplo, se requieren médicos a jornada completa en los recintos, que se realicen más test y que existan “posibilidades reales” de aislar a los contagiados.
Joe González, secretario general de la Asociación de Funcionarios Penitenciarios, sostiene que “siempre vamos a necesitar mayor capacidad para enfrentar el virus. Hay hacinamiento, focos de insalubridad y la población penal no es muy cuidadosa con la higiene, por lo que es difícil mantener los contagios a raya. Pero la institución ha tomado las medidas adecuadas”.
Hasta ahora, se han suspendido las visitas para evitar contagios, por lo que en algunos centros se permiten las videoconferencias. “Hay poca comunicación de los internos con sus familias; no reciben las encomiendas de siempre, eso es una bomba de tiempo”, dice César Pizarro, vocero de 81 Razones, organización que agrupa a familiares de privados de libertad.
La entidad pidió a tribunales que la Cárcel de Puente Alto sea cerrada. El Juzgado de Garantía de esa comuna ofició al Ministerio de Justicia para que se evalúe.
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