El 15% de los colegios municipales volvió al aula, versus el 73% de los particulares

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Alumnos de la Región Metropolitana durante su primera semana de retorno presencial a clases. Foto: AP

En total, el 37% de los centros escolares del país de comunas sin cuarentena tuvieron retorno presencial esta semana, lo que asciende a 2.998 recintos. Comunidad escolar valoró la vuelta, aunque advierten problemas por la modalidad híbrida. Además, hasta este viernes van 51 casos de suspensión de clases o aislamiento por Covid-19.


Con algunos matices, la evaluación que hacen los principales actores de la comunidad escolar, hasta aquí, es positiva. Tras la primera semana de clases, según cifras del Mineduc, la reapertura presencial llegó al 37% del total de colegios del país en comunas sin cuarentena, es decir, 2.998 establecimientos.

Pero las cifras revelan una importante disparidad en el sistema. Si bien el 100% de los recintos presentó en enero su plan de reapertura, solo el 15% de los colegios municipales que podían hacerlo (sin cuarentena) volvió a las aulas, muy lejos del 73% de los particulares pagados que concretaron el retorno. Mientras, de los establecimientos dependientes de Servicios Locales de Educación volvió el 37%, y en los centros particulares subvencionados lo hizo el 56%.

“Las condiciones para abrir están dadas en todos los colegios. Lamentablemente, hemos visto sostenedores municipales sin fuerza, salvo honrosas excepciones, para llevar este proceso de apertura, que en definitiva perjudica a estas comunidades y priva a padres de tomar una decisión acertada. Mantener esa decisión podría profundizar las brechas. Es importante que los alcaldes pongan el bienestar emocional por delante, para recuperar la educación socioemocional de sus alumnos”, dice a La Tercera Raúl Figueroa, ministro de Educación.

El jefe de la cartera, en todo caso, valora lo observado estos días: “Vemos con satisfacción los frutos del esfuerzo, en el sentido de que alumnos, padres y profesores están contentos de volver a encontrarse de manera segura”.

Figueroa, además, destaca que el país se haya sumado a las naciones que, total o parcialmente, abrieron las salas de clases.

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“Chile no está solo, la gran mayoría ha puesto el bienestar de los niños como prioridad”, dice el ministro.

Según informó el Mineduc esta semana, los protocolos de alerta temprana para Covid-19 se aplicaron en 51 recintos: 30 debieron suspender clases por casos de coronavirus, mientras que en 21 recintos se debió aislar a personas por ser contactos estrechos.

“Las condiciones están definidas y señalan que solo en las comunas en cuarentena las clases presenciales no se pueden llevar a cabo. Lo más importante es que son los padres quienes tienen que tomar la decisión. No podemos privar la posibilidad de mandar a sus hijos a clases presenciales. Para dar esa seguridad se han trabajado exigentes protocolos, que son una medida clara que permite mantener los colegios abiertos”, agrega el titular del Mineduc, justo en el día en que Chile marcó su cifra más alta de casos nuevos de coronavirus, con 5.325 contagios.

Esa razón llevó al Colegio de Profesores a pedir suspender el retorno. “Dadas las condiciones que tenemos no es posible continuar con clases presenciales en todo el país”, dijo Carlos Díaz, timonel de la entidad. Por ahora, la idea de retroceder con la medida está totalmente descartada.

A clases, un año después

Tras un 2020 marcado por las clases virtuales, miles de estudiantes volvieron esta semana al colegio. Quienes lograron hacerlo, en su mayoría, denotan un andar distinto.

“Estamos llegando a un consenso en el país, similar al mundo, y es que los niños debían volver a clases”, dice Humberto Soriano, pediatra de la U. Católica y uno de los miembros del consejo asesor para el retorno a clases del Mineduc.

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Las medidas de protección, como el alcohol gel y el uso de mascarillas, han marcado el retorno a clases presenciales. Foto: Reuters

Y es que, más allá de las cifras, las voces de distintos protagonistas coinciden con el análisis. “Hay un deseo de jugar, de correr, de reír, de encontrarse, de conversar. Hay apoderados que han pedido que los niños vayan todos los días”, señala Pedro Díaz, rector del Alonso de Ercilla.

Rodrigo Ruiz, apoderado del Colegio San Ignacio El Bosque de Providencia, dice que “era demasiado necesario. Si están las medidas y todo organizado, feliz de que mi hijo vaya al colegio (a kínder), le hace bien desde la socialización”, dice.

Marcela Musa, profesora del Colegio Obispo Alvear de Puente Alto, asiente: “Hay un número importante de estudiantes que se nota que necesitaban esto, te lo dicen. Que el aprendizaje era de menor calidad o que necesitaban esa interacción social”.

De hecho, un estudio de la Fundación Acción Educar arrojó que en Arica un 73% de los alumnos de 3° y 4° medio presentó sentimientos depresivos durante la pandemia.

“El encierro aumenta el estrés y la angustia; es brutal. El daño a los niños aún no lo hemos medido del todo, porque la socialización es clave en dos etapas: la preescolar y la de adolescencia”, asegura el pediatra Soriano.

En Providencia, por ejemplo, establecieron un proceso de retorno acompañado para los establecimientos que están bajo su alero. “Estamos haciendo una contención emocional. Los alumnos han contado sus experiencias y hemos notado que algunos tuvieron momentos de mucha soledad, que les era muy importante ver a sus pares o que no todos tenían la capacidad de autoaprendizaje”, asegura José Antonio Tapia, director de Educación de la comuna.

En ese sentido, Cristóbal Muñoz, apoderado de prekínder del Colegio Pucalán de Colina, también valora el retorno: “A nuestra hija la hemos visto alegre y lo pasa bien. Es difícil, con dos padres trabajando, estar 100% atentos a nuestros hijos. Hasta aquí ha sido una buena experiencia”.

Para retornar, los establecimientos han debido adaptar sus espacios y crear todo un sistema logístico para cumplir con los aforos. La mayoría implementó algún sistema de turnos.

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Una profesor sostiene mascarillas para entregar a los estudiantes el primer día de regreso a la clase presencial en medio de la pandemia en Santiago, el lunes 1 de marzo de 2021. Foto: AP

En el Alonso de Ercilla, por ejemplo, se turnan en dos grupos semanales las clases online y las presenciales. Según su rector, se hizo una inversión cercana a los $ 800.000 por cada una de las 56 salas, para proveerlas de todo lo necesario. “En innovación tecnológica ya se cumplió todo lo que teníamos proyectado para 2025”, dice.

Sin embargo, la realidad país señala que no todos los establecimientos pueden seguir ese ritmo.

“Aunque hemos facilitado computadores, chips con internet y el año pasado lograron conectarse a clases desde 4° básico, para nosotras es imposible funcionar online con regularidad”, expone Loreto de Vits, directora del Colegio Almendral.

Musa, la profesora del Obispo Alvear, cuenta que en su colegio aún se está barajando la opción de hacer clases virtuales en paralelo a las presenciales, y que han tenido una respuesta disímil (en algunas salas de 12 alumnos posibles han asistido tres y en otras, de nueve llegaron ocho). “La educación online ha sido un fracaso, porque internet no ha dado abasto”, asegura.

Distinta realidad vive Providencia. “Hay dos cosas a nuestro favor: contamos con recursos necesarios y habíamos empezado con un proceso de tecnologizar los colegios. Nos pilló en un muy buen pie”, revela Tapia, quien aporta un dato: en su comuna se invirtieron 400 millones de pesos en la adaptación de los recintos desde que llegó la pandemia.

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