Hoteles vacíos: los recintos vandalizados en las protestas

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El miércoles, el hotel Principado de Asturias fue quemado. Un encapuchado avisó que se iniciaría el incendio 20 minutos antes.

Cuatro son, hasta ahora, los hospedajes de Santiago que han sufrido daños en medio de las movilizaciones de la última semana. El más grave es el incendio que afectó a un recinto en Providencia.


"Jefe, ¿hay limones?". Con una mascarilla cubriendo su rostro, un trabajador venezolano le pide a Iván Marambio, gerente del hotel Principado de Asturias, en Parque Bustamante, Providencia, el fruto cítrico que popularmente se usa para combatir los efectos de las bombas lacrimógenas. Es pasado el mediodía de ayer y en el lugar -con capacidad para 72 personas- se pueden sentir fuertemente los gases disuasivos. En paralelo, el personal limpia los escombros que dejó el incendio del día anterior y comentan que en los próximos dos meses, si las movilizaciones amainan y pueden realizar labores de reparación, podrían volver a estar operativos.

"En la bodega quedan limones", responde Marambio, y observa los vidrios rotos, el aseo aún inconcluso, la cocina con sus mesones de metal intactos mientras en las calles periféricas comienza, nuevamente, a congregarse una multitud. Desde otro hotel cercano llega una mujer con bebidas. "Lo lamento tanto", le dice.

Marambio cuenta que 45 minutos antes del incendio, que partió a las 18.30 del miércoles, un hombre con el rostro cubierto le advirtió que el local sería quemado y le dio 20 minutos para evacuar a los pasajeros y salir. Uno de los trabajadores fue corriendo a avisar a carabineros sobre la amenaza, asegura, pero nadie llegó. "No alcanzaron a venir. Nosotros les dijimos", afirma. Los videos de lo ocurrido están siendo periciados por la PDI, en que se puede ver a cerca de 60 personas realizando diversos destrozos.

"Nos reventaron todo el primer piso. Está en escombros. En el segundo, arrasaron con cuatro habitaciones, no vamos a poder atender pasajeros, se tuvieron que ir los que estaban. Es tremendo", relata Marambio.

Su recinto es uno de los cuatro que, según el catastro del Ministerio de Economía, han sido vandalizados en la Región Metropolitana y han dejado de funcionar por un periodo indeterminado.

A pocos metros del Principado, aledaño al Edificio de Telefónica, el recinto El Mito también está cerrado . El sábado, relata el gerente, Óscar Valderrama, comenzó una seguidilla de incidentes que mantiene vacías las 17 habitaciones del lugar.

"El segundo día de protesta nos quebraron todo, todo, cuatro ventanas quebradas, piedras y gas lacrimógeno dentro del hotel. Nos rayaron todo, toda la fachada está destruida, perdimos los pasajeros que estaban y han cancelado las reservas de aquí a fines de octubre. Estamos vacíos, no sé con qué pagar los sueldos ni con qué pagar los arreglos. Hasta ahora, cada hotel se está salvando como puede, aunque vinieron de Sernatur a preguntar", comenta.

Los otros

El panorama en el resto de los establecimientos es igual de complejo. Luciano K (38 habitaciones), en calle Merced, muy cerca de Plaza Italia, está con las puertas cerradas. El mármol de la entrada está seriamente dañado, la fachada destruida y los trabajadores afirman que no tienen reservas, pese a que es temporada alta. Al menos, recalcan, no hay daños en el interior. No pueden entregar más datos, pero se quejan de los costos de reparación que se deben asumir sin pasajeros, al menos en las próximas dos semanas.

En El Mercure, frente al cerro Santa Lucía, una serie de tablas bloquean el ingreso al lugar, mientras en el segundo piso se parapetan funcionarios que, a través de señas, manifiestan que es imposible hablar, que están con los ingresos bloqueados.

El Mercure cierra la nómina de los centros de hospedaje atacados, aunque los demás locales cercanos a los sitios donde se desarrollan las marchas están en alerta.

El gerente del hotel Singulare, en barrio Lastarria, detalla que están cerrados, pero no hace mayores comentarios respecto de si mantienen o no reservas. El Cumbres, del mismo sector, continúa operando, aunque personal de seguridad manifiesta que han reforzado turnos y que tienen listas barreras de contención ante la eventualidad de ser atacados.

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