Informe de Espacio Público por Covid-19 manifiesta preocupación por situación en Antofagasta y Coquimbo tras alza de un 10% en casos durante última semana

Espacio Público dio a conocer este jueves su nuevo “Informe sobre la evolución de la epidemia de Covid-19 en Chile”, un reporte de 17 páginas donde el centro de estudios que lidera el economista Eduardo Engel expresa que ninguna región del país presenta niveles que permitan hablar de que se controló la enfermedad.

Además la entidad advirtió de “aumentos preocupantes” de los casos en las regiones de Antofagasta y Coquimbo, según los datos de la última semana.

“Que los nuevos casos se hayan mantenido estables en semanas recientes no significa que este sea el caso en todas las regiones. Al igual que en semanas anteriores, hay regiones donde los casos están en niveles muy altos y otras donde la incidencia del virus es mucho más baja, aunque en ninguna región se encuentra en niveles que permitan hablar de una epidemia controlada”, aseguraron en el estudio realizado por Engel, Camila Gómez, Catalina Gómez, Diego Pardow y Pablo Simonetti.

En el documento utilizan datos del Ministerio de Salud para detallar que “hay seis regiones (Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Valparaíso, RM y O’Higgins) con menos de cinco casos diarios por 100 mil habitantes, cinco regiones con valores entre cinco y diez casos por cien mil habitantes (Arica, Tarapacá, Maule, Ñuble y Aysén) y cinco regiones con más de 10 casos por cien mil habitantes (Biobío, La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Magallanes)”.

“Asimismo, los nuevos casos durante la última semana revelan aumentos preocupantes —superiores a 10 % según las dos fuentes de datos— en dos regiones (Antofagasta y Coquimbo) y bajas alentadoras —caídas superiores a 10 %— en dos regiones (Los Ríos y los Lagos)”, se precisa.

Por otra parte, el reporte cuestiona las proyecciones sobre una eventual segunda ola de la pandemia este verano.

“Si bien entendemos que esta proyección busca prepararse en el frente hospitalario ante la posibilidad de una segunda ola, dicha proyección se construye a partir de supuestos extremadamente simplistas, que no consideran un elemento esencial en la lucha contra la epidemia: las medidas preventivas, también llamadas medidas no farmacéuticas, las que pueden tener un impacto decisivo en el comportamiento de la epidemia”, plantean.

En esa línea exponen que “si existiera el convencimiento de que tendremos una segunda ola dentro de 30 días, podrían tomarse medidas restrictivas drásticas en el corto plazo, llevando los contagios a fines de diciembre y comienzos de enero a su mínimo histórico en vez de a un peak, evitando así un número importante de muertes y las largas cuarentenas, que probablemente se volverían inevitables de llegar a materializarse la segunda ola”.