Los días de cuarentena en hogares del Sename

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Los recintos han apostado por talleres recreativos y contacto remoto con familiares para evitar contagios de coronavirus en las residencias. De todas maneras, las alertas por posibles fugas siguen vigentes.


“Es difícil, porque antes, cuando yo me enojaba por algo o me daba rabia, y salía de la aldea, caminaba por ahí y me liberaba de todo, de las personas que me hacían enojar, de todo. Y ahora no puedo”. Así cuenta Pedro (14) cómo ha sido para él vivir en cuarentena. El adolescente, quien vive en un centro de Aldeas S.O.S. en Santiago, organismo colaborador del Servicio Nacional de Menores (Sename), es uno de los cerca de seis mil niños y jóvenes que forman parte del sistema residencial de la red, distribuidos en cerca de 200 hogares a nivel país.

Desde que se confirmó el primer caso de coronavirus en Chile el pasado 3 de marzo, el Sename, al igual que todas las instituciones públicas y privadas, tuvo que pensar en protocolos de emergencia. Así, con el objetivo de disminuir los riesgos asociados al contagio del Covid-19, el gobierno anunció el 15 de marzo la cuarentena total para todos los centros de la red, tanto de administración directa como de Organismos Colaboradores Acreditados (OCA), indicación que se mantiene hasta hoy. Ante esto, el Sename -que registra el caso de una funcionaria contagiada en Chiguayante y ocho trabajadores en cuarentena preventiva- ha debido reforzar las rutinas diarias, hacer que los niños intenten aprovechar el tiempo libre para hacer más ameno el aislamiento preventivo y evitar el sedentarismo y las peleas internas.

Además, se destinaron fondos adicionales por más de $ 1.200 millones para residencias de organismos colaboradores, con el objetivo de comprar insumos de bioseguridad, como mascarillas, guantes, pecheras y alcohol gel.

Sin embargo, esta no es una tarea fácil. “Me pongo a dormir o me pongo a hacer ejercicios todas las noches, también veo mi celular”, relata Pedro. Agrega que “desde que dieron la cuarentena he tenido muchas ganas de salir, pero nos dijeron que si uno se escapaba y volvía tienes que ir a la casa de aislamiento. Aunque si es que existe esto, para mí el Covid-19 lo veo como un chiste, no con tanta seriedad”.

Lo que cuenta el menor es una de las dos grandes dificultades que ha tenido que enfrentar el Sename con la pandemia. Uno de los eventos críticos que se han registrado es que muchos niños están realizando salidas no autorizadas de los centros. “Lo más difícil ha sido mantenerlos en las residencias. Hemos buscado distintas formas para que tengan un espacio atractivo y quieran permanecer más ahí”, cuenta Fernando Duarte, director de la residencia familiar San Miguel. Entre las iniciativas que se le han ocurrido para entretenerlos, dice Duarte, está hacer pijamadas, un caming y un tour en bus por las comunas en que se puede circular, pero sin bajar del vehículo.

Otro tema complejo es lidiar con la falta de contacto de sus familiares. Por esto, explican desde el Sename, que luego de establecida la cuarentena se permiten visitas de las personas estrictamente necesarias, adoptando las medidas de prevención y control sanitario en el ingreso, como toma de temperatura y consulta del estado de salud tanto a familiares, funcionarios y otras personas que deben ingresar a las residencias. Además, dicen, se ha incorporado la modalidad de visitas online, propiciando el encuentro de los niños y jóvenes con sus familiares a través de videollamadas en caso de ser posible. “No he hablado con mi mamá, solo con mi tía, mi prima y mi hermana, a través de mi teléfono”, comenta Pedro.

Grupos de WhatsApp

Andrea (17), residente del centro de Aldeas S.O.S. en Angol, en La Araucanía, indica que “yo con mi familia tenemos un grupo de WhatsApp en que están todos: mi mamá, mis hermanos, mis hermanos que estuvieron en Aldeas, y nos preguntamos cómo estamos y yo más preocupada de mi mamá, que está bien, al igual que mis hermanos. Así sabemos cómo están pasando la cuarentena”.

Para organizar los horarios, explican desde el Sename, se han implementado jornadas de estudio con la colaboración de monitores y equipos psicosociales. Las actividades educativas se realizan en la mañana, usando salas de estudio y espacios comunes, y en las tardes se han implementado actividades recreativas y culturales. “Ha cambiado la rutina de la casa. Hemos hecho muchas actividades, ya no es tan fome como antes. Es aburrido no ir a clases y mantenernos todo el día encerrados. Entre las actividades hemos jugado fútbol, hándbol, alianzas y vóleibol”, dice Bairon, menor del Centro de Reparación Especializada de Administración Directa (Cread) Pudahuel.

Andrea relata que pasa la cuarentena “con muchas comidas ricas, mucho trabajo, pruebas online y la estamos pasando súper bien. Me levanto, me toman la temperatura, ayudo a la tía en los aseos de la casa, ayudo también a los chiquillos a estudiar por si les cuesta algo, también yo estudio con trabajos o pruebas que voy teniendo. Después, en la tarde, hay un espacio para hacer ejercicios de 19.00 a 20.00 y después llegamos a la casa, tomamos once, es como la rutina diaria”.

Respecto a cómo estudian, la joven dice que tienen una sala con computador e internet, “así cualquier cosa si alguno necesita buscar por internet lo buscamos por ahí”.

Una situación distinta vive Juan (18), participante de la Comunidad Juvenil de Aldeas S.O.S. en Arica. El joven está en su proceso de independización y hoy vive afuera del centro, con apoyo de la organización, en una pieza que arrienda. “Estoy en un programa de inglés, en el cual no nos han dado una buena respuesta para el método de estudio, nos dan una plataforma, la cual no funciona de manera correcta, he tenido solo dos clases, entonces no se ha podido dar el espacio para poder estudiar”, indica.

De acuerdo a la directora nacional del Sename, Susana Tonda, están intentado “fortalecer las rutinas al interior de los centros, incorporando distintas actividades, no solo educativas, que son proporcionadas por el Mineduc, sino que aquellas que apunten al entretenimiento y el juego. Potenciamos, además, la entrega de herramientas para que puedan desarrollar otras habilidades. Por ejemplo, están haciendo talleres de jardinería en la residencia familiar de San Miguel, aprovechando el espacio del patio, o de repostería en Concepción, con miras a un emprendimiento de los jóvenes, y así, una serie de iniciativas que puedan convertirse en un aporte para su desarrollo”.

Paulina Fernández, líder de abogacía de Aldeas Infantiles S.O.S. Chile, señala que “dentro de las principales medidas está la cuarentena preventiva en sus 15 programas a nivel nacional, que se implementó desde el día 17 de marzo, con restricción de entrada y salida de los niños, incluyendo sus familias y colaboradores”.

En tanto, Cristián Glenz, director ejecutivo en Pequeño Cottolengo, indica que en sus centros no ha habido casos y que “los menores que viven en el Cottolengo tienen discapacidades intelectuales severas, además de otras condiciones de salud muy delicadas y frágiles, por lo que esta enfermedad puede ser altamente letal para la mayoría de ellos”. Agrega que no tienen “la capacidad de instalar videollamadas con esas familias, por un tema de costos, por lo que hemos tenido que compensar con cariño interno, donde los trabajadores han jugado un rol fundamental”.

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