A un año de la irrupción del Estado Islámico
Los esfuerzos para derrotar al grupo yihadista no han tenido el éxito esperado. La reciente caída de la ciudad de Ramadi, provocó una serie de críticas, tanto a Estados Unidos como a las fuerzas iraquíes.
"¡La ciudad de Mosul es próspera bajo el califato!", reza un cartel del Estado Islámico (EI) que cuelga tambaleante sobre unos andamios en un puesto del mercado en el barrio Bab al Tob de esa ciudad iraquí. A una semana de cumplirse un año desde que el grupo -entonces llamado Estado Islámico en Irak y el Levante (Isis)- tomara control de esta localidad e irrumpiera en la agenda política mundial, el balance es muy lejano a aquel cartel: una severa crisis humanitaria, miles de muertos y refugiados, pueblos destruidos y la sensación de que el EI es quien gana la batalla.
De acuerdo a Radio Free Europe, que realizó un reportaje sobre el estado de esta ciudad que alguna vez fue considerada la Perla del Norte, sus residentes se han acostumbrado a una vida bajo el control del EI al punto que se sienten atraídos por la interpretación radical del islam. A ello se suma que, aparentemente, los esfuerzos por liberar la ciudad se han estancado. En marzo de este año, el Ejército iraquí lanzó dos millones de panfletos en árabe que decían: "El día que estabas esperando para tu liberación está cerca. Es hora de expulsar a los infieles del EI de tu tierra sagrada". Las expectativas eran altas, incluso un mes antes funcionarios norteamericanos habían dicho que esperaban que el Ejército controlara Mosul en abril o en mayo. Sin embargo ese día aún no llega y el EI ya controlaría casi un tercio de Irak y Siria.
¿Cómo llegaron a tener ese poder? El grupo tiene sus orígenes a comienzos de 2000, cuando Abu Musab al Zarqawi comenzó a entrenar a militantes extremistas, quienes posteriormente tuvieron una gran participación en la insurgencia iraquí durante la ocupación estadounidense. En 2011 se encontraban casi en el suelo producto del aumento de la seguridad de Estados Unidos y las fuerzas iraquíes, sin embargo, comenzaron a involucrarse en la guerra civil en Siria. Fue así como entre 2013 y en 2014 ya controlaban algunas ciudades en ambos lados de la frontera.
Mediante secuestros, extorsiones, contrabando y venta de petróleo el grupo tiene una fortuna que se estima en US$ 2 mil millones, según un estudio de la Universidad de Stanford. Por ejemplo, por la venta de este hidrocarburo pueden ganar entre US$ 1 millón y US$ 2 millones al día, en el mercado negro. Además poseen un gran contingente no sólo de locales, sino también de cientos de occidentales que han adherido a sus filas.
El grupo extremista ha sobresalido por la importancia que le da a las redes sociales y a los medios de comunicación. Es así como destacan sus videos, hechos como si fueran una películas, en los que decapitan a rehenes occidentales. Además han exportado su yihadismo hacia otros países, no sólo de la región, sino que también de Occidente.
Lluvia de críticas
En agosto se cumplirá un año desde que una coalición de países liderada por Estados Unidos lanzó una campaña en contra del EI, luego que miles de yazidíes fueran obligados a huir tras ser masacrados por los milicianos en Irak, provocando una crisis humanitaria. Hasta ahora la coalición ha efectuado más de 4.100 ataques aéreos y se acrecientan las críticas sobre la efectividad de las operaciones.
Según explicó la agencia The Associated Press, fue claro desde el comienzo que se necesitaba una fuerza terrestre y, en ese sentido, las fuerzas iraquíes y kurdas han tenido éxito en el campo de batalla. El Ejército iraquí iba a jugar un rol clave en la campaña de la coalición, asumiendo que los ataques aéreos iban a debilitar a los yihadistas, incluso haciéndolos huir. Entonces los iraquíes iban a concretar su ataque final o retomar las áreas abandonadas por los milicianos. Pero nada de eso ha ocurrido, porque el Ejército iraquí, dominado por los chiitas, se encuentra humillado y no ha tenido la fuerza para recuperar el control de la mayoría de ciudades sunitas tomadas por el Estado Islámico. Incluso el jefe del Pentágono, Ashton Carter, dijo que le faltaba "voluntad de pelear" después de la caída de Ramadi el 17 de mayo, la estratégica capital de la provincia sunita de Anbar.
La toma de control de la ciudad provocó una serie de críticas en Occidente, debido a que la captura fue realizada por 150 extremistas que sacaron del lugar a 1.500 soldados iraquíes.
De acuerdo al diario The Guardian, el hecho no sólo expuso la debilidad del Presidente Barack Obama en sus nueve meses de guerra contra el EI, sino que provocó en su administración una crisis de credibilidad respecto de una Casa Blanca optimista por las operaciones y la dura realidad en terreno. Veteranos de la guerra en Irak, analistas de centros de estudios y ex funcionarios estadounidenses comenzaron a hacer comparaciones con ex jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, durante los días más duros de la ocupación a Irak.
John Simpson, editor de asuntos internacionales de la cadena BBC, señala que el gobierno iraquí sabe que no puede confiar totalmente en el Ejército y, por eso, se ha concentrado en armar fuerzas de voluntarios y milicias chiitas apoyadas por Irán. Sin embargo, el hecho que los chiitas superen en número a las fuerzas sunitas ha creado una preocupación sobre una guerra sectaria en Ramadi o Mosul.
Una situación distinta es lo que ocurre en Siria, que lleva cuatro años de guerra civil. Allí la toma de la histórica ciudad de Palmira el 21 de mayo pasado por parte del EI, capturó la atención mundial, ante el temor de que destruyeran los sitios arqueológico declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La caída de la localidad se sumó a una serie de reveses que ha sufrido el régimen de Bashar Assad en el último tiempo. De todos modos, Assad se mantiene en el poder. Según los analistas, el EI ha tomado ventaja de la reticencia de Occidente de ayudar a Assad y por eso ha tenido éxito en su expansión al aumentar el control de territorios, al tiempo que ha abatido a la oposición moderada. De hecho, existe consenso que Irak se encuentra en mejor posición para derrotar al EI que Siria.
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