Arcade Fire lanza su disco más ambicioso

Sobran las evidencias de un cambio forzado. Arcade Fire, la banda más importante del indie de este siglo, protagonizó la versión de 2011 de los premios Grammy, cuando su tercer disco, The Suburbs, fue elegido Album del Año. Hacia atrás había una discografía cobijada en el lado independiente de la industria, que sentó sus bases en el tono épico y melancólico de Funeral (2004). La última estación es Reflektor, un álbum doble que se extiende sobre los 75 minutos para contar el mito de Orfeo y Eurídice y que desde ayer está disponible en todo el mundo.

Después de ganar el Grammy, Arcade Fire entró a refacción. Las piezas comenzaron a calzar con un viaje a Haití, la tierra de la vocalista y multiinstrumentista de la banda Régine Chassagne, que tiñó el álbum con marimbas, calipso, dub y percusiones negras. "Nos abrimos a esta gigantesca y vasta cantidad de cultura e influencias a las que no había sido expuesto, fue un cambio de vida", explicó el líder de la agrupación y esposo de Chassagne, Win Butler, a Rolling Stone.

La banda comenzaba su tránsito hacia la pista de baile y en ese camino entró como productor el líder del grupo LCD Soundsystem, James Murphy. La sociedad fue comparada con la de U2 y Brian Eno para Achtung baby. "Si puedes hacer que James (Murphy) mueva su pie, entonces vas por el camino correcto", comentó Butler a la revista Pitchfork.

La antesala estuvo saturada de trucos extramusicales, como shows sorpresas anunciados bajo el alias de The Reflektors -en los que exigen a sus asistentes vestir disfraces o traje formal- y un videoclip de 22 minutos para Here comes the night time, con invitados como Bono, Michael Cera y Ben Stiller y dirigido por Roman Coppola. El sexteto seguirá presentándose como The Reflektors por Estados Unidos y Europa como precalentamiento para 2014, cuando el grupo saldrá en una gira mundial que los traerá a Lollapalooza Chile como uno de los cuatro cabezas de cartel de la cita, que oficializará su line up el lunes 4 a la medianoche.