Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT: "Nuestro trabajo es evitar que la derecha vuelva a gobernar"
La dirigenta llama a la unidad de la centroizquierda para evitar un triunfo de Sebastián Piñera en las elecciones. Dice que el de Bachelet ha sido un buen gobierno y anticipa su voto por Alejandro Guillier.
La próxima elección parlamentaria y presidencial no será en los "códigos tradicionales" sino que se enfrentan distintos proyectos de país. Ese es el punto de partida de Bárbara Figueroa, presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), para entrar de lleno en el debate electoral. Figueroa está convencida de que un triunfo de Sebastián Piñera sería "malo para Chile y para los trabajadores". La dirigenta evalúa con saldo positivo a la actual administración y anticipa su voto para el candidato Alejandro Guillier.
Ustedes se identificaron en parte con la agenda de reformas que planteó este gobierno, ¿cuál es el balance que hacen al cierre de esta administración?
Hay que aclarar que se malinterpreta el rol de la Central cuando se dice que nos hemos identificado con el gobierno. Lo que hemos hecho es promover lo que debería promover cualquier actor social responsable en este país, que son reformas y transformaciones que vayan en función de los intereses de una inmensa mayoría. Eso no es tomar postura por un gobierno, eso significa actuar en consecuencia. Somos un sindicalismo que se define desde sus orígenes como sindicalismo socio-político que busca influir, que no solo quiere dar testimonios, que quiere influir en el debate de las políticas país. Este no es un problema de abanderizarse, identificarse o caracterizarse con un gobierno, este es un debate de la organización sindical donde la aspiración por reformas y transformaciones es una aspiración de años, de décadas. Nadie podría decir que nuestro problema es un problema de estar más cerca o más lejos de un gobierno.
¿Esa aclaración apunta va en respuesta a que les han criticado cierta condescendencia con este gobierno?
Lo digo porque se señala que nosotros nos hemos abanderizado y eso prefiero aclararlo, para que no haya dudas. El error no está en quien lo dice, el error es nuestro al no aclararlo.
¿Qué le pareció la reciente salida del equipo económico? Usted tuvo sonadas diferencias con el ex ministro de Hacienda...
Nadie esperaba que hubiera un cambio de gabinete a estas alturas del gobierno, todos sabíamos lo que eso podía significar y lo vimos en los días posteriores. Sin embargo, es evidente que hoy hay mejores condiciones para relacionarse con el equipo económico, porque la figura de Rodrigo Valdés no sólo fue una figura compleja en el marco de la negociación del sector público.
Vivimos muchos conflictos con el equipo económico y particularmente con Hacienda, en el marco del debate de la reforma laboral. No le perdonamos a Rodrigo Valdés habernos impuesto una negociación de salario mínimo sin acuerdo con la CUT, vulnerando incluso convenios internacionales de la OIT.
Por lo tanto, no podríamos hacer una evaluación positiva del rol que jugó el ministro de Hacienda. Para ser francos, para qué vamos a decir que era una buena evaluación la que teníamos del anterior equipo económico.
¿Con el nuevo ministro se abren mejores perspectivas?
Sí, pero tampoco desmedidas. Nadie podría suponer que va a haber un cambio de giro radical con la llegada del ministro (Nicolás) Eyzaguirre. Todos sabemos que existía un vínculo muy estrecho entre el ministro Eyzaguirre y Rodrigo Valdés, por lo tanto no podría suponer que vamos a tener un cambio en 180 grados.
Quedan casi dos meses para la elección, ¿cumplió el gobierno con ustedes? ¿Los trabajadores hoy están mejor que hace cuatro años?
Eso sería exagerar el juicio. Estamos recién en un proceso de implementación de la reforma laboral, por lo tanto estamos en camino a ver cuáles van a ser los reales alcances y los impactos.
Lo que hasta ahora tenemos da cuenta de que el temor y los anuncios dramáticos respecto de que la reforma laboral iba a significar una extrema judicialización no se están cumpliendo.
Le preguntaba si están mejor en términos globales, no sólo por la reforma laboral…
Esto no solo se puede mirar respecto del rol del gobierno. Para que yo pueda hacer un juicio respecto de si los trabajadores estamos mejor o peor, no solamente tengo que mirar la voluntad de un gobierno, sino lo que ha significado la economía, por ejemplo. Hay que ser súper prudente, no por inhibirse, sino que porque sería injusto no sólo con el gobierno sino que con otros actores que tienen mucha más responsabilidad en nuestro bienestar como clase trabajadora. Lo que sí puedo hacer es que respecto de los compromisos establecidos por el gobierno en las materias fundamentales se avanzó.
¿Este ha sido un buen gobierno?
Creo que ha sido un buen gobierno, eso no lo discuto. Con déficits, sin duda, con insuficiencias, sin duda, con tensiones dentro del propio ejecutivo, sin duda. Pero reconociendo todo eso, lo que uno no puede desconocer es que con este gobierno estamos reinstalando un debate que estaba vetado en nuestro país, sobre la posibilidad de transformaciones profundas. Sin ser injustos con lo que hicieron los otros gobiernos de la Concertación y sin desconocer su aporte y la contribución para el ejercicio de la democracia, nadie podría ser tan mezquino de no reconocer que es en este gobierno en el que se comienza a profundizar el debate sobre las transformaciones profundas en Chile.
¿Para los próximos cuatro años cuál es la mejor alternativa para continuar esa senda de transformaciones?
La elección que vamos a enfrentar ahora en noviembre, presidencial y parlamentaria, va a ser un debate ya no sólo en los códigos tradicionales, sino que efectivamente será un debate mucho más tenso respecto de proyectos de país. Las posiciones que representa el mundo de la derecha son posiciones que no compartimos, no sólo porque militamos en un partido diferente y opuesto. Tengo un profundo respeto por el rol que ha jugado Kharla Rubilar en el debate sobre el proyecto de interrupción del embarazo, también por el de Lily Pérez. Pero también tengo muy claro que no comparto la posición que ha mostrado gran parte del mundo de oposición en materia de reforma laboral y de educación gratuita, han sido un obstáculo permanente y eso es lo que representa Sebastián Piñera.
En el mundo de la derecha es un cuadro y una estrategia muy construida, muy sólida. Tienen a Sebastián Piñera por un lado, pero también tienen los puntos de fuga representados en la figura de (José Antonio) Kast para que se atraiga a la derecha más dura y más reaccionaria, y por otro lado tienen a Evopoli, como este otro punto de fuga que captura el mundo más liberal.
¿Parece una buena estrategia?
Es una buena estrategia, eso nadie lo podría desconocer. Pero que representa a un sector que no quiere que se sigan profundizando transformaciones, porque representan intereses de sectores que no le son convenientes.
¿Sería malo para Chile que ganara Sebastián Piñera?
Sería malo para Chile y malo para los trabajadores que llegara la derecha al poder.
Parece ser lo más probable según las encuestas....
Estos son procesos de cambio cultural que no son fáciles. Lo que uno tiene que hacer, y ese es nuestro trabajo, es evitar que la derecha vuelva a gobernar. No podemos ser cómplices de que la derecha vuelva al gobierno.
¿Eso qué significa en la práctica?
No queremos que la derecha vuelva y vamos a actuar en consecuencia, diciéndolo. Ahora, el gobierno que venga tendrá que entenderse con el mundo sindical, porque esa es su responsabilidad, pero no podemos quedar ajenos a un debate de tanta trascendencia para el país. Ahora, en el mundo de izquierda hay diversidad, por lo tanto a nosotros no nos corresponde tomar posición por ningún candidato ni candidata.
¿Por qué?
Porque entendemos que el mundo sindical, si bien ha hecho una definición de principios, es un mundo diverso.
¿Pero usted ha planteado que tiene cercanía con Alejandro Guillier?
Pero esa es una posición personal. No puedo presentar mi opinión personal como la posición de la CUT, eso sería negarle el espacio al mundo demócrata cristiano que existe en la CUT y que apoya a Carolina Goic. Y nadie me podría decir a mí que el problema principal en la izquierda está en la DC. Carolina Goic fue de las que más se la jugó en el Senado por la reforma laboral y no puedo concebir que alguien me diga que el enemigo principal está en la DC cuando yo he visto el actuar de esa DC.
¿Pero votará por Alejandro Guillier?
Sí. Yo soy militante del Partido Comunista, el PC apoya a Alejandro Guillier y voy a votar por Alejandro Guillier. Pero no puedo suponer que la posición de la CUT sea que tiene que apoyar a Guillier porque en la CUT hay dirigentes que apoyan a Carolina Goic, Beatriz Sánchez o Marco Enríquez-Ominami y eso que es tan rico y diverso no tenemos que entenderlo como un problema, no es una disputa. Lo triste sería que porque unos quieran avanzar más rápido y otros quieran hacerlo con más prudencia, finalmente terminemos impidiendo la posibilidad de unidad y eso termine jugando a favor del peligro mayor que es que la derecha vuelva al gobierno.
¿Como CUT están contra un candidato pero sin impulsar un candidato propio entonces?
Es contra un sector. Nosotros decimos que acá hay un sector que es la derecha.
Pero el que tiene las mayores opciones es Sebastián Piñera...
No queremos que vuelva la derecha al gobierno. En la derecha hay un candidato principal que tiene las mayores opciones, sí, pero no nos corresponde andar pronunciándonos sobre ello. Si no queremos que la derecha vuelva al gobierno, tenemos que actuar para llegar a la máxima unidad social y política que permita que los procesos de cambio y de transformación se consoliden.
¿No suena un poco a una campaña del terror?
No es un terror. Lo que nosotros sí podemos decir con todas las letras es que con el gobierno de Sebastián Piñera se quieren tratar de reponer los grupos negociadores, eso no es una campaña del terror ese es un dato de la realidad. No creo que el país se vaya a pique con A, B o C, pero lo que es evidente es que si queremos avanzar en más derechos sindicales no va a ser con la derecha con quien los vayamos a lograr. Eso no es una campaña del terror.
Pero esa es una posición personal. No puedo presentar mi opinión personal como la posición de la CUT, eso sería negarle el espacio al mundo demócrata cristiano que existe en la CUT y que apoya a Carolina Goic. Y nadie me podría decir a mí que el problema principal en la izquierda está en la DC. Carolina Goic fue de las que más se la jugó en el Senado por la reforma laboral y no puedo concebir que alguien me diga que el enemigo principal está en la DC cuando yo he visto el actuar de esa DC.
¿Pero votará por Alejandro Guillier?
Sí. Yo soy militante del Partido Comunista, el PC apoya a Alejandro Guillier y voy a votar por Alejandro Guillier. Pero no puedo suponer que la posición de la CUT sea que tiene que apoyar a Guillier porque en la CUT hay dirigentes que apoyan a Carolina Goic, Beatriz Sánchez o Marco Enríquez-Ominami y eso que es tan rico y diverso no tenemos que entenderlo como un problema, no es una disputa. Lo triste sería que porque unos quieran avanzar más rápido y otros quieran hacerlo con más prudencia, finalmente terminemos impidiendo la posibilidad de unidad y eso termine jugando a favor del peligro mayor que es que la derecha vuelva al gobierno.
¿Como CUT están contra un candidato pero sin impulsar un candidato propio entonces?
Es contra un sector. Nosotros decimos que acá hay un sector que es la derecha.
Pero el que tiene las mayores opciones es Sebastián Piñera...
No queremos que vuelva la derecha al gobierno. En la derecha hay un candidato principal que tiene las mayores opciones, sí, pero no nos corresponde andar pronunciándonos sobre ello. Si no queremos que la derecha vuelva al gobierno, tenemos que actuar para llegar a la máxima unidad social y política que permita que los procesos de cambio y de transformación se consoliden.
¿No suena un poco a una campaña del terror?
No es un terror. Lo que nosotros sí podemos decir con todas las letras es que con el gobierno de Sebastián Piñera se quieren tratar de reponer los grupos negociadores, eso no es una campaña del terror ese es un dato de la realidad. No creo que el país se vaya a pique con A, B o C, pero lo que es evidente es que si queremos avanzar en más derechos sindicales no va a ser con la derecha con quien los vayamos a lograr. Eso no es una campaña del terror.
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