Chile se despide de Brasil con el corazón hinchado
La Roja jugó en contra de todos los pronósticos e hizo sufrir a los pentacampeones del mundo en octavos de final y en su casa. Un empate 1-1 en cancha se definió por penales, donde la Selección nacional falló tres remates.
Lo soñó Jorge Sampaoli. Dijo que se iba a retirar de la cancha del Mineirao orgulloso de sus jugadores. Y tenía razón el DT. Porque contra todos los pronósticos, su equipo le hizo un partido de primer nivel a los anfitriones de la Copa del Mundo. Un partido en que la Roja demostró que no eran exagerados los temores de Luiz Felipe Scolari.
Es cierto que en le primer tiempo Brasil presionó y fue difícil tomar la marca de Neymar. Pero es cierto también que los gladiadores chilenos (porque eso fueron) entraron disminuidos. No en corazón ni fútbol, sino físicamente. Medel y Vidal se tomaban su pierna con cada esfuerzo, producto de su delicada condición, pero aún así fueron de los mejores del partido. Y si Alexis Sánchez estaba fatigado, lo entregó todo para ser el mejor hombre del ataque nacional.
Lástima que Mauricio Isla ni Eugenio Mena no estuvieron a la altura, porque su colaboración por las bandas era fundamental. En todo caso, Brasil respetó el poderío nacional. Por eso, Felipao sorprendió con dos líneas de cuatro, con Hulk prácticamente jugando como segundo lateral y con Neymar como nueve y medio, dejando a Fred sólo en ofensiva.
Sampaoli, en tanto, fue astuto. Ubicó a Vidal casi como un delantero y dejó Alexis fuese el enganche. Así, Chile generó espacios y varias faltas que dieron respiro a la presión local. El gol de Brasil llegó por culpa de un infortunio de Jara, que envió la pelota en propio arco. Lo celebró David Luiz, pero fue autogol.
Pero la Selección no se amilanó. Siguió con su esquema y encontró premio con el empate de Sánchez, tras una pelota que robó y centró Vargas (32'). Fue el resultado más justo para el final de la primera mitad.
En la segunda mitad, el juego de Chile fue de menos a más. También el cansancio. Pero Brasil se desesperó. Neymar desaparació y la más clara la tuvo Charles Aránguiz con un remate que Julio César sacó maravillosamente. El Mineirao se llenó para amarillo para una fiesta, pero se quedó en silencio con el pitazo de los 90 minutos, que dio el vamos al suplementario.
Y la tensión creció y creció. Los guerreros nacionales extenuados, los brasileños tratanto de evitar a toda costa los penales. Ahí, se vio a Claudio Bravo convertido en una muralla en el arco. Con lo último, el Equipo de Todos aguantó. Ya no había pizarra, sólo corazón. Ese que a los jugadores nacionales les sobró contra el local y favorito.
Alexis sin piernas, caminando, pero igual preocupando. Medel pidiendo el cambio, porque su muslo derecho se murió. Chile aguantando como sea para ir a los penales. Una gesta. Quién dijo que la Selección no sabe defender. Soportó toda la presión de Brasil con una firmeza y estiró el suspenso hasta el final.
Falló Pinilla, falló Alexis (reventado). Y en Brasil también hubo yerros. Bravo se lo tapó a Hulk, pero no pudo con Neymar. Jara tenía que patear el quinto de Chile, y -con una mala fortuna para llorar- lo envió al palo. Fin del sueño, pero no de los aplausos. Esta Selección debió tener mejor suerte. La merecía. Que sequen sus lágrimas y vuelvan a Chile para ser recibidos con todos los honores.
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