Courtney Barnett, cantautora: "No estoy buscando revivir nada"
La última sensación del rock indie, que debuta en Chile en noviembre, habla con La Tercera de su éxito y de quienes la postulan como heredera de Nirvana.
Courtney Barnett tiene 28 años, un solo disco de estudio y un look que hace imaginar una versión rockera de Arya Stark, la joven protagonista de Game of thrones. Tal como la guerrera de la serie de HBO, detrás de Barnett y su menuda apariencia se esconde una heroína, o al menos eso es lo que se han encargado de consignar prácticamente todos los medios especializados del mundo anglo, que han visto en la cantante y guitarrista australiana a una suerte de salvadora de un género donde hace rato parecen escasear los adalides.
Si hasta hace un par de años Barnett era sólo una joven promesa del circuito de Melbourne, habitual de los listados de nombres a los que hay que ponerle atención, hoy por hoy figura como la última revelación de la escena alternativa, luego de su exitoso desembarco en los festivales europeos y estadounidenses, su nominación al Grammy y su sólida actuación en el popular programa Saturday night live; todo un logro para una artista de la vereda del indie y la autogestión, que a muchos hizo recordar lo que hizo Nirvana en el mismo set dos décadas atrás.
No es, en cualquier caso, la primera comparación que ha recibido la cantautora con el grupo de Kurt Cobain: aunque rechaza las etiquetas, su primer LP, Sometimes I sit and think, and sometimes I just sit (2015), recuerda la crudeza del rock alternativo de los 90, con canciones breves de guitarras furiosas, voz algo desganada y letras que combinan los juegos de palabras con pequeños dilemas cotidianos, como las fiestas (o las ganas de no ir a éstas) o la adicción a los fideos instantáneos.
"La música finalmente es compartir experiencias e historias, y si a alguien le gusta o lo logra interpretar de cualquier forma eso ya es el éxito para mí", dice desde Australia la solista, que tras 18 meses frenéticos cerrará en noviembre su gira mundial en Latinoamérica, con su primera presentación en Chile como parte de la próxima versión del festival capitalino Fauna Primavera (12 de noviembre en Espacio Centenario de Vitacura).
"Nunca he estado allá así que estoy bastante entusiasmada. Creo que será algo bastante especial", declara la cantautora, que estrenó sus primeros temas a los 18 años, en pequeños bares y cafés de Melbourne. "En esa época me ponía muy nerviosa y no sabía si las canciones eran buenas o si alguien iba a querer escucharlas, así que me obligué a mí misma a hacerlo. Toma tiempo agarrar confianza para partir, ha sido un proceso de aprendizaje", agrega.
Para una artista que se declara tímida, ¿es difícil acomodarse a la fama y a toda esta atención?
Sí, claro. Pero es genial que a la gente la guste tanto nuestra música, lo que nos permite viajar por distintos países, cantarle mis canciones a mucha gente, te pone en una posición especial y la verdad es que me hace sentir muy afortunada. Es verdad que ha sido todo medio loco, muy rápido, pero ha sido pura diversión también.
Su primer disco fue visto por muchos como una suerte de revival del grunge y del rock de los 90. ¿Hay realmente una influencia de esa música en su trabajo? Cuando salió Nevermind tenía tres años.
Seguro hay una cierta correlación. Si bien ahora mis gustos son muy diversos, crecí escuchando esa música así que probablemente tengo incorporados de alguna forma esos temas y esos discos. Pero no estoy buscando revivir nada, no es algo intencional, simplemente tomo cosas que me gustan, veo si funcionan en una u otra canción y después termino cambiando todo (ríe).
¿Cree que su propuesta ayuda a romper lo que parece una imposición de una voz melodiosa para las cantantes mujeres?
No sé si todavía está muy extendida esa idea tan anticuada. Quizás hay gente que todavía piensa así, pero creo que es algo estúpido. Esta forma de cantar es como un instrumento, es parte del estilo de cada uno y lo hace más personal.
¿Cómo proyecta su próximo disco? Ha dicho que tiene en mente temas más oscuros y hasta políticos.
Creo que dije eso una vez por ahí, pero no es tan así realmente, simplemente no sabía cómo explicar lo que había escrito hasta entonces, las ideas que he estado explorando pero que no sé bien qué son. Creo que la música y la poesía se tratan finalmente de encontrar una forma distinta de decir las cosas, la belleza en las situaciones más oscuras. Es fácil ser negativo y andar desilusionado, pero es mucho más difícil ver lo positivo en esos momentos y creo que ese es el desafío.
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