Cristina K dice ahora estar "convencida" de que el fiscal que la acusó no se suicidó
Apenas se supo de la muerte de Alberto Nisman, la Presidenta y sus ministros abonaron la idea de que se había quitado la vida.
De un suicidio a una muerte como parte de una "operación contra el gobierno". La Presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en poco más de 48 horas, pasó de sostener que el deceso del fiscal del caso Amia, Alberto Nisman, quien la acusó la semana pasada del delito de encubrimiento, había sido un suicidio a sostener que está "convencida" de que él no se quitó la vida.
En la segunda carta sobre el caso Nisman que difunde Fernández desde el lunes, la mandataria intentó descalificar la acusación del fiscal en su contra, después que la noche del martes un juez hiciera público el texto en contra de la Presidenta, su canciller y otros funcionarios por intentar encubrir a ciudadanos iraníes en la causa por el atentado contra la mutual judía Amia que dejó 85 muertos en Buenos Aires, en 1994.
El cadáver del fiscal fue descubierto en su vivienda la noche del domingo, y desde un comienzo la posición inicial del gobierno fue abonar la hipótesis del suicidio. Sin embargo, con el paso de los días y el avance de la investigación, las dudas alrededor de la muerte se fueron incrementando, y la trama de sospechas fue aumentando.
La noche del lunes, Cristina Fernández había destacado que "la muerte de una persona, siempre causa dolor y pérdida entre sus seres queridos, y consternación en el resto. El suicidio provoca, además, en todos los casos, primero: estupor, y después: interrogantes ¿Qué fue lo que llevó a una persona a tomar la terrible decisión de quitarse la vida?". Y más adelante escribía "¿suicidio?", con signos de interrogación.
Pero en el mensaje de ayer, la mandataria transandina dijo que "el suicidio (que estoy convencida) no fue suicidio". De acuerdo con Clarín, en el gobierno hay "desconcierto" por el repentino cambio de postura de Cristina K. A su vez, Víctor Hugo Morales, conductor de radio Continental y cercano al gobierno, señaló: "Discrepo totalmente con la idea de la señora Presidenta, pero para el gobierno era incómodo seguir con la idea del suicidio".
Según Fernández, "la verdadera operación contra el gobierno era la muerte del fiscal después de acusar a la Presidenta, a su canciller y al secretario general de (el movimiento kirchnerista) La Cámpora de ser encubridores de los iraníes acusados por el atentado terrorista de la Amia". A Nisman "lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto. Así de triste y terrible", destacó.
En todo caso, la mayor parte del mensaje presidencial fue para cuestionar la acusación que había hecho Nisman en su contra, por el supuesto acuerdo para estrechar vínculos entre Buenos Aires y Teherán, a cambio de que las autoridades argentinas dejen de pedir la búsqueda y captura internacional de ciudadanos iraníes por su responsabilidad en el atentado de 1994.
Así sostuvo que al fiscal "le 'plantaron' información falsa"; atacó al ex director general de Operaciones de la Secretaria de Investigaciones, Antonio Stiusso, de entregarle al fiscal información dudosa, y que el memorando que su gobierno firmó con Irán no se tradujo en un aumento del comercio con Irán. "La acusación de Nisman no sólo se derrumba, sino que constituye un verdadero escándalo político y jurídico", dijo.
En la misma línea que la Presidenta, es decir, apoyando la idea de un homicidio, se manifestó el secretario de Seguridad, Sergio Berni, al asegurar que "cada vez queda un poco más lejos" la hipótesis de un suicidio de Nisman. Berni había asegurado el lunes que "todos los caminos conducen al suicidio".
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