Declinación inmobiliaria argentina profundiza escasez de dólares del gobierno
En una región donde el auge de los mercados de bienes raíces lleva a los gobiernos desde Chile hasta Brasil y Colombia a advertir sobre la posibilidad de burbujas inmobiliarias, Argentina se destaca por su debilidad.<br>
Dos años después de que la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, prohibiera la compra de dólares por parte de los argentinos, que era la moneda preferida para las transacciones inmobiliarias, la industria de la vivienda ha quedado paralizada. Mientras los precios aumentan a niveles récord en Sanhattan, la franja cara de Santiago, Río de Janeiro y Medellín, Colombia, en Buenos Aires cayeron un promedio de 1,2% en el segundo trimestre respecto de los tres meses anteriores, la primera declinación en datos que se remontan a 2005.
"El principal problema en Argentina es que el mercado inmobiliario tradicionalmente ha operado en dólares, de modo que cuando se le impide a la gente acceder a dólares, la liquidez se interrumpe", dijo Bret Rosen, director gerente de análisis de Jamestown Properties LLC en Nueva York.
Las limitaciones que impuso Fernández a la moneda extranjera hacen que la compra de viviendas quede fuera del alcance para muchos argentinos, dado que se verían obligados a comprar dólares en el mercado negro un 60% por encima de la paridad oficial. Las ventas en Buenos Aires cayeron 34% en los primeros cinco meses, la mayor declinación desde la crisis financiera de 2001 que culminó con el impago por parte del gobierno de US$95.000 millones de bonos, según el Colegio de Escribanos de Buenos Aires.
Amnistía impositiva
Ahora Fernández trata de reanimar el mercado mediante el ofrecimiento de perdonar los impuestos sobre dólares no declarados si se los invierte en propiedades. Los argentinos pueden canjear fondos que mantenían en el exterior por certificados del banco central que pueden usarse en transacciones inmobiliarias y que el vendedor puede cambiar por dólares.
El plan ha atraído sólo US$8,5 millones desde que comenzó el 1 de julio porque los inversores temen que el gobierno, que necesita dólares con desesperación, trate de conservar los billetes, según Florencia Cecchini, una agente de bienes raíces de Matty Pell Asociados en Buenos Aires. "Mis clientes desarrollan una úlcera cada vez que hablo del tema", dijo. "No quieren oír hablar de eso porque no confían en que podrán obtener los dólares".
El gobierno argentino congeló las cuentas bancarias y pesificó los ahorros en dólares a un 30% de su valor luego del impago.
El país está excluido de los mercados internacionales de crédito desde entonces, mientras que los litigios que ya llevan una década en cortes estadounidenses con los acreedores que se negaron a aceptar las reestructuraciones de deuda del país de 2005 y 2010 exigen el pleno pago, contribuyen a hacer de los valores argentinos los de mayor riesgo del mundo.
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