Dientes inclusivos: los odontólogos que atienden a personas con discapacidades

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La Universidad de Chile es una de las instituciones que -junto a la Teletón y la red de salud pública- tiene una unidad especializada que brinda atención odontológica a quienes requieren de cuidados especiales, como por ejemplo, personas con discapacidad. Aquí sus pacientes y una de las fundadoras del centro repasan los desafíos que el país enfrenta en el acceso a la salud dental.




Son las 11 de la mañana de un jueves de noviembre en un tercer piso de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, ubicada en Recoleta. Odontólogos, asistentes y estudiantes de pregrado y posgrado caminan de un lado a otro cargando materiales, o acompañando a pacientes que llegaron hasta allí para atenderse.

La Dra. Susanne Krämer sale hasta el pasillo y anuncia que es el turno de Sebastián, de tres años, quien está acompañado de sus padres Patricia e Iván.

Mientras los padres intentan calmar al pequeño que está llorando, la odontóloga los invita a pasar a una salita. Allí saca una ficha que comienza a llenar con los datos del niño.

- ¿Cómo se enteraron del centro?

-Somos de La Serena y llegamos averiguando a través de internet porque allá no había un especialista que pudiera tratar a Sebastián-, responde la madre, y explica que el diagnóstico del niño es Trastorno del Espectro Autista.

Sebastián se estaba quejando hace semanas de dolor de muelas, pero hasta ese momento el pequeño no había dejado que ningún odontólogo le revisara la boca. Ni siquiera cedió con su tía, quien también es dentista. Tampoco deja que le cepillen los dientes con facilidad. "Pero lo hemos ido trabajando de a poco y ahora accede más", dice el padre.

Por eso decidieron viajar más de 400 kilómetros y llevar al pequeño hasta la Clínica de Cuidados Especiales en Odontología de la Universidad de Chile, dedicado a la atención dental de personas con discapacidades o impedimentos físicos, sensoriales, intelectuales, mentales, médicos o emocionales, que requieran un manejo específico por parte del odontólogo.

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El centro funciona desde 2010 y según explica la Dra. Susanne Krämer, coordinadora de la clínica, "surgió de una necesidad que varios docentes de la Facultad identificaron hace varios años".

Los box son coloridos, hay juguetes y en algunos se escuchan canciones infantiles de fondo. El equipo médico se adapta a las necesidades de los pacientes -debido a su formación académica y experiencia,- y también la tecnología. Por ejemplo, cuentan con un reclinador de silla de ruedas.

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En promedio, atienden cerca de 200 personas por mes y sus casos e historias son variados, explica la profesional. "Algunos llegan desde edad temprana y comienzan un programa preventivo y se mantienen sanos a lo largo de la vida. Mientras, hay otros que recurren de adultos, tras golpear varias puertas y después de mucha búsqueda. Algunos parten sanitos desde niños y otros con gran daño", agrega la coordinadora.

"Nuestro enfoque es mantener al paciente sano desde el punto de vista de las patologías bucales para que no tenga daño o dolor que además empeore su calidad de vida general. Para nosotros la prevención es primordial: que la familia, el paciente y el cuidador manejen los cuidados de salud oral para que el paciente no necesite intervenciones costosas o complejas", agrega.

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Carla Leeson (20) tiene epidérmolisis bulosa (EB), enfermedad conocida como piel de cristal, y es una de las pacientes que se atiende en la Clínica de Cuidados Especiales de la Universidad de Chile desde que abrió sus puertas.

Viaja al menos una vez al mes desde El Quisco hasta Santiago, porque según cuenta a La Tercera, en su ciudad nunca ha recibido atención dental desde el sistema público de salud. "Me han dicho que no pueden hacer nada por mi condición, no me dan hora", asegura Carla.

En esta oportunidad viene a sacarse una muela. Y en su caso, según cuenta la Dra. Krämer deben extremarse los cuidados porque "si uno la toca inadecuadamente pueden generarse heridas dentro de la boca o en la piel", ejemplifica solo algunos de los riesgos.

A la semana, la clínica atiende a tres pacientes con esta condición, debido a un convenio vigente desde hace más de diez años entre la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile y la Fundación Debra, que apoya a pacientes chilenos portadores de EB.

Carla es una de las regalonas de la clínica. Ella reconoce el trato humano y la preocupación por parte de los profesionales en el único centro donde ha podido acceder a atención dental.

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Actualmente, en el sistema de salud público, existe un plan de atención para personas con discapacidad, pero sólo a nivel secundario (no incluye consultorios) y con cubertura hasta los 20 años.

Aunque aún es restringido, la Dra. Krämer reconoce que en Chile "se ha avanzado en la atención dental a personas con discapacidad en los últimos años. Existe colaboración por parte del Ministerio de Salud, el Servicio Nacional de Discapacidad (SENADIS) y la Universidad de Chile. Se han hecho proyectos en conjunto importantes, escrito varias guías clínicas, y realizado un trabajo constante desde los últimos años" .

Pero agrega que aún falta que existan programas de atención odontológica a personas con discapacidad desde la atención primaria en salud, es decir, en los consultorios. "Ya lo logramos en la secundaria, lo que es muy importante".

Si existiera en la atención primaria beneficiaría, por ejemplo, a los usuarios de sillas de ruedas que tienen dificultades para desplazarse. "Ellos deberían poder acceder a la atención en salud en lugares que le sean más cercanos", dice la odontóloga. "Los controles preventivos se pueden realizar en atención primaria. Está bien que cuando sean situaciones más complejas se deriven a atención secundaria", asegura.

En el caso de la Clínica de Cuidados de Especiales en Odontología de la Universidad de Chile, el centro cobra por sus prestaciones. Sin embargo, además de los convenios con distintas organizaciones, también aplican descuentos según el puntaje de la Ficha de Protección Social. "No estamos dentro de las prestaciones de la red de salud pública", explica Krämer sobre por qué no es gratuito.

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Ya es cerca del mediodía y la Dra. Krämer aún conversa con los padres de Sebastián, el pequeño de tres años que llegó por dolor de muelas. Logró revisar la boca del niño y ahora les explica el tratamiento a seguir.

Además, les recuerda –algo que hace con todos sus otros pacientes adultos- que no existen justificaciones para que un niño tenga caries, cualquiera sea su enfermedad o condición.

"Es importante entender que el que yo tenga caries no es responsabilidad ni del dentista, ni de que existan políticas públicas inadecuadas. Más bien depende de mis hábitos o dietas poco saludables. Falta como sociedad asumir nuestra responsabilidad en el proceso de la patología bucal", repite enfáticamente la profesional.

Aunque en las personas con discapacidad existe la variable de que no siempre son responsables o autosuficientes de su cuidado y dependen mucho de otras personas. "Afortunadamente, existen muchos casos de cuidadores increíbles", reconoce la odontóloga.

A su juicio, uno de los principales desafíos desde el punto de vista de salud dental es que falta valorar la prevención y tener hábitos saludables. "Es posible que una persona en situación de discapacidad tenga una boca sana. Pero necesitamos una alianza terapéutica con los cuidadores, con los familiares y con los pacientes para mantener hábitos saludables", reflexiona.

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