Divorcios llegan a su nivel más bajo de los últimos cinco años

<p class="bullet">A 10 años de la ley de divorcio, separaciones han caído 17% desde 2009, mientras los matrimonios han aumentado en igual período.</p> <p class="bullet">Expertos sostienen que la mayoría de las parejas aprovecharon la ley para regularizar su real estado civil, proceso que ya terminó.</p>




En 2004 Chile se convirtió en el último país del continente en tener una ley de divorcio. Argentina posee una que data de 1888 -modificada en 1987- y Bolivia, la penúltima nación en América, aprobó su ley en 1932.

Mucho del retraso en la dictación de la norma apuntaba a la preocupación que atentara contra el matrimonio. Pero a 10 años de su promulgación, y después de un peak de separaciones en 2009, la cantidad de divorcios en el país ha caído 17% en los últimos cinco años (ver infografía), y contrariamente a lo que se creía, aumentaron los matrimonios.

Mientras en 2006 se contabilizaron 59.323 uniones, para 2012 fueron 65.290. Lo reafirman las últimas cifras de Estadísticas Vitales del INE (2011), publicadas en 2013, que indican que la tasa de nupcialidad pasó de 3,3 matrimonios por cada mil habitantes en 2009, a 3,5 en 2010 y a 3,8, en 2011.

Hoy los divorcios no superan los matrimonios. Es, según los expertos, debido a que, tras la promulgación de la norma, mucha gente que en la práctica estaba separada, e incluso, tenía nuevas parejas, aprovechó la normativa para sincerar su estado civil.

Para Rodrigo Moya, director de la Corporación de Asistencia Judicial (CAJ), el alza de los primeros años se debió a que existía un stock de usuarios que estaban en una situación compleja desde el punto de vista matrimonial. Estaban en la práctica separados, incluso con nuevas parejas, pero para la ley, seguían casados. Hoy según los datos de la CAJ, el 65% de los divorcios que se tramitan son matrimonios celebrados antes de 2004.

"Antes, el procedimiento de divorcio era costoso y engorroso, lo que provocó que muchísima gente prefiriera lo que ofrecería la nueva ley", dice Moya.

Camilla Mella, socióloga del Centro de Estudios Cuantitativos de la U. de Santiago, coincide al indicar que el boom fue producto de de causas pendientes. Muchas parejas se separaban, pero sin realizar el tramite de la nulidad, lo que se demuestra con el aumento de la convivencia. En 2002, el 5,7% de los chilenos declaraba ser conviviente, cifra que en 2002 aumentó a 8,9%, según datos del Censo.

SOLIDEZ DEL MATRIMONIO

A 10 años de la ley de divorcio, indica Mella, se está vislumbrando un escenario diferente del previsto cuando se dicto la norma.

La ley mantiene el espíritu de cuidar a la familia, dice el director de la CAJ. "Establece que el matrimonio es un vínculo solemne e indisoluble. Esa característica se mantiene intacta", aclara.

El divorcio es más bien una situación de carácter excepcional. "No es una ley divorcista, no pretende eso, pone elementos y requisitos para poder divorciarse, hay que acreditar que se está separado hace uno o tres años, no se requiere una simple firma notarial que diga estar separado como en otros países", dice. Es que acá ocurre lo mismo que pasa con todos los contratos, observa. No se celebran pensando que habrá incumplimiento. Pero la ley debe considerar toda institución jurídica, sino abre la puertas para el fraude legal, que era lo que teníamos antes.

A su vez, existe otro factor: el divorcio no es visto por las parejas como un proceso fácil, sino todo lo contrario. "No es un trámite más, afecta la vida personal y de todos los miembros. Toma tiempo además, y no se puede estimar hace cuánto tiempo las parejas quisieron poner término al matrimonio", sostiene la socióloga.

Una opinión similar tiene Salomón Magendzo, sicólogo de Clínica Las Condes (CLC), quien percibe en las parejas en consulta consideran que plantear la posibilidad de un divorcio es muy engorroso y difícil. "Es un tema humano, que genera un trastorno muy grande para los hijos, para las parejas", aclara.

EL FACTOR ECONOMICO

Otra de las grandes razones del descenso del número de divorcios es el factor económico. Un estudio de la U. Mayor, realizado por Gonzalo Doña y que analiza las encuestas Casen (2000, 2003, 2006 y 2009) y Censo 2002, establece que una mujer que se separa en Chile tiene 24% de probabilidades de caer en situación de pobreza. "

Una situación, dice el sicólogo, en la cual ambos tratan de evitar también por el costo económico. Y que las mujeres, le comentan, temen. "En general, reclaman que si se divorcian, los hombres son buenos para buscar triquiñuelas para pagar menos, y que ellas tendrían que presionarlos para que den más plata, es un tiro y afloja perverso", asegura.

Ante ese temor, en algunos casos, incluso, optan por quedarse juntos. "Para las parejas es tanto el trastorno que deciden quedarse juntos, cosa que es dramática, la separación es complicada, pero no separarse y quedarse juntos en discusiones, es peor", asegura. Es un escenario en que se pierde el respeto.

Sin duda, dice Mella, la gente se casa pensando en construir algo, en tener un compañero de vida, pero no pensando en disolver esa unión. "Lo que sí me parece bueno es que la ley desenmascaró la mentira que era separarse y llevar testigos de que el matrimonio no estaba correctamente promulgado", indica la experta.

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