El management detrás de Al Qaeda
Desde que Estados Unidos atacó Afganistán, la organización terrorista más sangrienta de las últimas décadas en el mundo descentralizó sus cuarteles para evitar su total desarticulación. Para ello operan sobre la base de un modelo económico de franquicias que funciona utilizando diversos conceptos empresariales.<br>
El 7 de julio de 2005, cuatro terroristas suicidas hicieron explotar tres bombas en el metro de Londres, matando a 56 personas y dejando 700 heridos. De inmediato se pensó en los atentados contra el World Trade Center en Nueva York y a la estación de Atocha en el metro de Madrid, ambos perpretados por la organización paramilitar yihadista Al Qaeda. Pero tras meses de investigación, las autoridades se dieron cuenta que todo fue realizado por una organización vinculada al grupo armado liderado por Osama Bin Laden. Confirmando los peores temores del mundo, y visto desde una perspectiva económica, Al Qaeda dejaba de ser un mero movimiento de terroristas islámicos, para convertirse en una franquicia.
Antes de transformarse en el terrorista más buscado de la historia, Bin Laden fue un estudiante de la Universidad Rey Abdul Aziz de Arabia Saudíta, donde se graduó como ingeniero, con menciones en administración de empresas. Con sus conocimientos, no fue complejo para él poder desarrollar una red terrorista que operaba mediante este modelo de franquicias, estableciendo primero, un líder por país quien controlaba las diferentes células terroristas administradas por Al Qaeda.
En este escenario, Osama daba rienda suelta a sus conocimientos en el management para articular la red financiera de esta "empresa" del terror, en la que él nunca operó como el hombre que financiaba la organización, como se ha esmerado en aclarar, en las últimas horas, el gobierno de Estados Unidos, razón por la cual esta amenaza terrorista se mantiene latente. De hecho, en 2004 se publicó el informe de la comisión investigadora de los atentados contra las torres gemelas, y se consignó que "Bin Laden no tenía grandes sumas de dinero heredado o recursos extensos producto de negocios. En su lugar, parece que Al Qaeda vivía esencialmente con el dinero justo para sobrevivir". De hecho, pese a todas las especulaciones, el mismo informe establece que el ataque del 11 de septiembre de 2001 costó no más de 500 mil dólares.
MODELO DE FINANCIAMIENTO DEL TERROR
Para poder financiarse, Al Qaeda recibió donaciones de diversas empresas vinculadas con la Jihad islámica, también de ONG's que apoyaban la lucha armada contra los enemigos de la red (EEUU, países de occidente e Israel) y otros aportes sacados de mezquitas y templos.
Para que estos ingresos rindieran de manera óptima y fueran más difíciles de rastrear, gran parte del patrimonio era puesto en paraísos fiscales y aprovechando la libre circulación del capital, eran capaces de auto financiar todas sus operaciones. Entre las especulaciones en torno a su funcionamiento, también se indica que Al Qaeda utiliza el lavado de dinero a través de empresas falsas, el tráfico de personas, drogas y armas, pero ni siquiera el informe realizado por el gobierno de Estados Unidos lo pudo comprobar. De todas formas, se consigna que el dinero es "casi imposible" de rastrear, por la velocidad con que se mueve y a que rara vez se utilizan medios electrónicos, sino que correos humanos.
"Al Qaeda se convirtió en una organización de franquicias", declaró en 2010 Robert Gates, secretario de defensa de los Estados Unidos, confirmando el nuevo modelo de negocios que implementó la organización terrorista para expandir sus operaciones e impedir que los ataques de EEUU pudiesen terminar con la red paramilitar. De esta forma, Al Qaeda expandió su negocio del terror y comenzó a financiar diferentes grupos extremistas con los que compartían una ideología similar. Les entregaban dinero, armas e instrucción para realizar los diferentes atentados. Por esta razón, se mantienen sospechas sobre los vínculos de Al Qaeda con diversos grupos subversivos o dictaduras en todo el mundo. Como Mohamed Farrah Aidid, dictador que causó miles de muertes en Somalía y que con sus fuerzas radicales asesinó a 17 soldados norteamericanos en la afamada Batalla de Mogadiscio, en 1993.
Los ataques en Londres habrían sido perpretados por la Brigada de Abu Hafs al-Masri, un grupo fundamentalista islámico ligado a la red terrorista de Bin Laden. Pero los cuatro suicidas nunca asistieron a un campo de entrenamiento terrorista de Al Qaeda, ni conocieron a los líderes del movimiento. De hecho, todos eran universitarios que vivían en Inglaterra. Su reclutamiento e instrucciones se hicieron mediante internet.
EXPANSION DEL NEGOCIO
En Asia, se especula que financian las acciones del Movimiento Islámico de Uzbekistán (IMU), donde se comunican directamente con Juma Namangani y Tahir Yuldashev, líderes del movimiento, que podrían ser considerados como los "jefes de la franquicia". En algunas ocasiones, su influencia sobre un determinado grupo ha sido tan fuerte que han logrado dominarlos, como ocurrió con el grupo argelino Salafista para la Predicación y el Combate (Gspc) que, en 2007, después de trabajar con la red terrorista, terminó por convertirse en el denominado "Al Qaeda para el Magreb Islámico", organización fundamentalista liderada por Abelmalek Durkdal, quien a la vez financia otros grupos extremistas en el norte de Africa.
Al Qaeda también financió las operaciones del grupo Jund al-Sham que junto a Abu Musab al Zarqaui se convirtieron en los líderes de la resistencia islámica en Irak después de la caída de Saddam Hussein, realizando una serie de atentados contra el gobierno impuesto por los Estados Unidos. Otros peligrosos grupos de Medio Oriente, Africa y Asia recibieron financiamiento de Al Qaeda, como Lashkar e Tayiba, Tawhid wal Jihad, Tanzim Qa'idat al Jihad al Rafidayn, y Ansar Al Sunna, entre otros. Todos encargados de llevar el mensaje del terror a través del mundo.
De esta forma, sin ser una organización con una marcada visión empresarial, o una institución que busque el lucro, Al Qaeda -de la mano de Bin Laden- logró desarrollar un sistema de franquicias que llevó sus atentados, ideologías, métodos operacionales y financiamiento a diferentes puntos del mundo. Utilizando el liderazgo de diferentes terroristas para articular células que formaron la red subversiva más peligrosa de los últimos tiempos. Pero que con la caída de su líder, podría comenzar a tambalear.
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