El mejor defensa: Germán Lanaro

El zaguero de Palestino fue el elegido por los capitanes y técnicos.




Viéndolo con perspectiva, se diría que no hay nada que Germán Lanaro no haya sido capaz de conseguir en el año de su estreno en el campeonato chileno. Adorado por la hinchada de Palestino y reconocido por compañeros y adversarios, el defensa central continúa teniendo, sin embargo, una cuenta pendiente: ganarle una mano de póker al Tito Bishara.

Lanaro, jugador humilde y con hambre de gloria, aterrizó en La Cisterna procedente de Nuevo Chicago, de la mano de su mentor, Pablo Guede. El entonces desconocido DT realizó una apuesta fuerte, y su discípulo la igualó y la subió. Y es que el ex zaguero de Huracán y Almagro, quien fuera un jugador importante en la Primera B Metropolitana, siempre con rendimientos destacados, afrontaba su primera experiencia lejos de su país.

Acostumbrado a acumular minutos  en anteriores etapas, su rendimiento con la casaquilla tetracolor no fue una excepción, participando en casi la totalidad de los partidos.

Futbolista de juego limpio, fuerte pero leal,  rápido en las coberturas  y,  con 184 centímetros de altura, una auténtica garantía en el juego áereo. El prototipo del defensa central. Como lo era también Bishara, leyenda viva de Palestino y hoy asistente del cuerpo técnico.

Fuerte en el uno contra uno y con facilidad para manejarse en ambos perfiles, su técnica y habilidad con el balón en los pies  convirtieron este curso a Lanaro en el primer referente de la zaga a la hora de apostar por el juego asociado.

Su rápida reconversión de defensa a ataque, su facilidad para achicar espacios, su valentía para asumir riesgos, un promedio goleador de tres goles por torneo y su capacidad de liderazgo, le han valido a Lanaro el título de mejor defensa del torneo nacional. Poco más podría pedir el trasandino a su primer año en Chile. Tal vez, conseguir ganarle una mano de una vez por todas al bueno de Bishara.

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