El nuevo estilo de la señorita K

Tiene 21 años y se ha convertido en la sombra de su madre, la Presidenta argentina Cristina Fernández, a quien apoyó esta semana en una operación de cáncer de tiroides. Hasta hace poco, Florencia Kirchner fue rebelde, fiestera y solía pelear con la señora K. Todo cambió con la muerte de su padre, hace poco más de un año.




Florencia Kirchner era la hija adolescente que da problemas. La que no estudia, la que va a fiestas, la que vive preocupada por la ropa. Por el look. En el 2008 se hizo de una suerte de récord: reprobó 13 de 13 ramos en su último año de secundaria. Su cabeza estaba en otra parte. En un jet presidencial, en una fiesta en la Quinta de Olivos o, derechamente, en Nueva York, la meca fashion.

Pero todo eso, la vida glam de una hija de presidentes, parece haber quedado enterrado.

Esta semana, Florencia Kirchner, la señorita K, terminó de despejar las dudas que podían quedar sobre  un vuelco en su personalidad tras la muerte de su padre, el ex Presidente argentino Néstor Kirchner. Luego de pasar junto a su madre                   -Cristina Fernández- las  fiestas de fin de año en la Patagonia argentina, en Río Gallegos y Calafate, Florencia voló con ella a Buenos Aires para acompañarla en la operación de cáncer de tiroides que le fue diagnosticado a la mandataria hace unas semanas. Ahí, en el Hospital Austral de Pilar, una clínica estilo country administrada por el Opus Dei, la señorita K acompañó a la señora K. Y luego de la operación, alojó en una pieza contigua a la de su madre, al igual que Máximo, el otro vástago del matrimonio Kirchner. 

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Hasta poco antes de la muerte del padre, las revistas couché destacaban a Florencia como una Lady Gaga porteña: una chica que luego de bajar varios kilos cuando cumplió 15 años, empezó a llamar la atención por un sombrío estilo para vestirse, por sus poses en sus fotos de fotolog y por ambientar la Quinta de Olivos, la residencia de los mandatarios argentinos, como el cuento de Las mil y una noches cuando cumplió 18 años. A los 17, Néstor Kirchner ya le había regalado un Mini Cooper de US$ 39 mil, poniéndole como condición que cerrara sus fotologs.

Las disputas entre Florencia y el matrimonio K -especialmente con la madre- eran constantes, pues la hija boicoteaba el "discurso del silencio" que los Kirchner llevaban a cabo con los medios.

Las fotos familiares del fotolog de Florencia, e incluso un cuestionario publicado en la web en el que ella autorrespondía preguntas, era una ventana a la intimidad de los Kirchner que los padres de Florencia no estaban dispuestos a abrir.

El hermetismo de la familia presidencial con los medios llega al punto que periodistas argentinos dicen desconocer el timbre de voz de Máximo Kirchner (34), el hijo mayor, pese a que cumple un rol político como creador de  La Cámpora, las huestes juveniles del kirchnerismo.

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La rebeldía de Florencia quedó en el olvido el 27 de octubre de 2010, el día en que Néstor Kirchner murió de un ataque al corazón. Ese día cambió a la señorita K, quien en esa fecha se encontraba en Nueva York. Fue el fin de la inocencia, de sus años de juego y glamour.

Florencia estaba estudiando cine en la New York Film Academy, donde compartía aulas con los hijos de Susan Sarandon, Steven Spielberg y el director británico Stephen Frears. Ahí pagaba un arancel anual de US$ 11 mil más otros US$ 2 mil mensuales para alojar en los "dorms". Ese mismo día, Florencia tomó un avión privado que la dejó en Calafate, ciudad de la Patagonia donde falleció su padre. Desde entonces no ha regresado a Nueva York: se instaló en la residencia de Olivos con su madre.

Pese a que Cristina Fernández siempre ha dicho tener una predilección por Máximo, quien además de su rol político, maneja las cuentas familiares, su relación con Florencia se fortaleció luego de la muerte de su marido.

"Desde que llegó de Nueva York, Florencia ha estado todo el tiempo con su madre", dice Silvio Santamarina, editor ejecutivo de revista Noticias. "Probablemente, ha estado el máximo tiempo que se puede pasar con una madre presidenta de la República, ya sea en Buenos Aires o, los fines de semana, en sus casas de Calafate o Río Gallegos. Siempre viajan juntas, como pasó el fin de semana de Año Nuevo, antes de la operación". 

El cambio en la relación entre las dos mujeres se nota de sólo mirar a Florencia. Del vestuario más desenfadado de su adolescencia, la señorita K pasó a convertirse -según comentan en Argentina- en una versión joven de su madre, siempre usando en público prendas más clásicas y delineándose marcadamente los ojos, una marca registrada de la presidenta.

Esta nueva complicidad se refrenda en gestos hechos por Cristina a Florencia. Como el de enero del 2011, cuando, a pedido de la joven, Cristina rediseñó el itinerario de una gira a Turquía y el Golfo Pérsico para pasar por la ciudad egipcia de Luxor, en una parada exclusivamente turística. O el del último cambio de mando, cuando Cristina decidió omitir todo protocolo y le pidió a Florencia que le entregara la banda presidencial. En Argentina, una de las interpretaciones a ese último gesto es que Cristina lo hizo por su necesidad de reivindicar públicamente a Florencia, tras sus pasadas declaraciones de marcado favoritismo hacia Máximo.

El otro gran cambio de Florencia en este tiempo ha sido político. Antes de la muerte de su padre no se le conocía opinión sobre el tema. Ahora, ha empezado a participar en La Cámpora, además de colaborar en la producción de un filme biográfico sobre su padre. Este año se tatuó una K y una V en su muñeca. Eso es una cita a un símbolo peronista, de cuando Perón estaba en el exilio y la PV significaba: "Perón Vuelve".  En su caso, es:  "Kirchner Vuelve".

Juan Cruz Sanz, periodista político de Clarín, que cubre a los Kirchner desde el 2004 y que, al igual que los K, es de Río Gallegos, se refiere a este cambio: "Ahora está muy obsesionada con la militancia. Este último fin de semana se le vio en un boliche de Río Gallegos cantando a viva voz contra la derecha  y los 'gorilas'. Nadie va a una disco y se pone a cantar consignas políticas. También se le ha visto usando poleras con la foto de sus padres. No debe ser fácil, ella junto a Máximo, no son hijos de un presidente, sino que de dos".

En noviembre pasado, Florencia respondió su única (y breve) entrevista al diario oficialista Tiempo Argentino. Ahí dejó claro que es peronista y que pretende seguir colaborando. Una de las preguntas apunta a si tuviera que proponer una idea de cine o producción para la televisión.  Esta fue su respuesta: "Yo diría, por ejemplo, que cuando traten el tema de la dictadura empiecen a mostrar más cómo era la militancia de la época y no solamente a la gente en los centros clandestinos. Que muestren las ideas que quedaron de ahí. Eso".

En Argentina dicen que Cristina perdió en Néstor a su gran compañero y aliado de mil batallas. Pero, también dicen que ganó una hija. La señorita K.

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