El polémico estilo del renunciado timonel
[Diferencias Irreconciliables] Confrontacional e irónico, Carlos Larraín ha cultivado una tensa relación con Sebastián Piñera.
FUE el octavo presidente de RN. El 27 de mayo de 2006, el 64% de los militantes inscritos le dieron el triunfo en las elecciones internas, que lo enfrentaron al alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat.
Ese día, el abogado Carlos Larraín inició un camino de seis años al frente de la tienda, marcado por un estilo agitador y polémico, con un lenguaje irónico donde uno de sus blancos preferidos es Michelle Bachelet, pero del que tampoco se han salvado sus socios de la UDI, parlamentarios de su propio partido e incluso Sebastián Piñera.
Larraín fue concejal de Las Condes en dos períodos, y alcalde reemplazante, cuando Joaquín Lavín se lanzó a la carrera presidencial de 2000. Once años después fue designado por RN como sucesor en el Senado de Andrés Allamand, quien por ese entonces asumía la cartera de Defensa.
Conservador en lo valórico, comenzó a militar en RN recién en 2003, pese a haber sido impulsor del Movimiento de Unión Nacional, antesala de la tienda. Su ingreso se produjo justo cuando Piñera era desplazado de la presidencia de la tienda luego del "golpe blanco" que impulsó Joaquín Lavín para descabezar a las directivas de la Alianza en medio del caso Spiniak.
La renuncia de ayer tomó por sorpresa a La Moneda, pese a que el senador ya había manifestado una fuerte molestia por la salida -horas antes- del titular de Justicia, Teodoro Ribera (RN). Y agudizó aún más el tenso vínculo que mantiene con Piñera.
Ambos comparten un pasado familiar -sus padres eran matrimonios amigos y la mujer de Larraín, Victoria Hurtado, es pariente lejana de los Piñera- y forjaron una amistad que se fue enfriando. Distancia que no pocos personeros de RN atribuyen al hecho de que, a diferencia de otros dirigentes del sector, Larraín tiene mayor independencia económica respecto de Piñera, lo que lo hace tratarlo como un igual.
La relación tuvo un inicio prometedor. En los 90, en una de las campañas en las que Larraín compitió en Las Condes, Piñera lo apoyó con el préstamo de un vehículo de su propiedad.
Años después, Larraín sería uno de los primeros "piñeristas", lo que ratificó en el consejo general del 24 de junio de 2005, cuando fue uno de los pocos en promover la opción del empresario, pese a que la mayoría de los parlamentarios del partido apostaban por Lavín, entre ellos Andrés Allamand.
En la segunda campaña presidencial de Piñera se evidenciaron las primeras discrepancias de peso, luego que Piñera promoviera la regulación de las uniones de hecho.
Luego, sería uno de los primeros personeros oficialistas en emplazarlo para que se desprendiera de sus empresas y cerrara el flanco de los conflictos de interés.
Ya en el gobierno, Larraín enfrentó una compleja paradoja: Piñera se llevaba mejor con la mesa UDI que con el jefe del partido donde militó más de 20 años. El timonel RN, dicen en el oficialismo, siempre resintió la poca valoración de Piñera al aporte de los partidos para su triunfo. Las ofensivas de Larraín contra el gobierno fueron recurrentes. La más recordada fue a fines de 2011, cuando culpó a cercanos al Mandatario -Hinzpeter, Ubilla y Brahm- de instigar a un grupo disidente en su contra, liderado por Daniel Platovsky.
El 2012 estuvo marcado por un quiebre, que dicen en el oficialismo, pudo ser definitivo. A mediados de enero, Piñera tomó como una deslealtad que Larraín iniciara una negociación política con la DC a espaldas del gobierno.
Días antes, el Mandatario había organizado una tensa cita con el oficialismo en su casa en San Damián, donde interpeló con fuerza al senador UDI, Hernán Larraín. "Dos veces me he ido de esta casa por arrebatos como ese. Hernán tiene más paciencia que
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