El primer ministro de Mali asegura que no dimitirá
Cheik Modibo Diarra, cuya misión es encauzar la transición hacia un sistema de gobierno civil, reunificar el país y celebrar elecciones, se niega a dimitir, a pesar las peticiones hechas por el Frente para la salvaguarda de la Democracia y la República (FDR).
El primer ministro transitorio de Mali, Cheik Modibo Diarra, aseguró hoy en un discurso televisado, que no dimitirá de su cargo, como exigía la principal plataforma de la oposición antigolpista.
"No dimitiré, soy hijo de este país y cuando mi país me encarga una misión la llevo a cabo", dijo Diarra en su primer discurso tras el regreso ayer al país del presidente de transición Dionkounda Traoré, que pasó dos meses en Francia para someterse a unas pruebas médicas tras ser agredido por unos manifestantes que irrumpieron en el palacio presidencial.
El primer ministro, cuya misión es encauzar la transición hacia un sistema de gobierno civil, reunificar el país y celebrar elecciones, respondía con estas palabras a la plataforma antigolpista Frente para la salvaguarda de la Democracia y la República (FDR), que el pasado miércoles pidió la dimisión del jefe del Ejecutivo al que acusó de no ser capaz de sacar a Mali de la crisis.
Diarra hizo mención de manera indirecta al FDR, al que acusó de ser un grupo de presión extranjera y subrayó que era el pueblo quien tenía la última palabra.
Además declaró que la "guerra" contra los grupos armados y los radicales islámicos que controlan desde finales de marzo el norte del país es una cuestión que concierne a toda la comunidad internacional.
"Necesitamos preparar la guerra. Una guerra que no es solamente de Mali, sino de toda la comunidad internacional", dijo Diarra esta medianoche en un discurso televisado.
El primer ministro, que reconoció la complejidad de la situación, insistió en que en "el arte de la guerra" se necesitan medios y el momento adecuado para el ataque.
En este sentido, pidió paciencia y contención a los llamados grupos de defensa, formados para hacer frente a los movimientos armados que controlan el norte de Mali, que comprende las regiones de Kidal, Gao y Tombuctú.
Mali vive sumido en una compleja crisis institucional, política y territorial desde el pasado marzo, cuando un grupo de militares encabezados por el capitán Amado Haya Sanogo, derrocó al presidente Amado Tumani Turé.
Aprovechando el caos que siguió a la asonada, varios grupos rebeldes tuareg expulsaron del norte de Mali a las tropas gubernamentales y proclamaron el estado de Azawad, que no ha sido reconocido por ningún estado y cuya existencia se difuminó después de que el grupo que lo había anunciado fuera, a su vez, expulsado por la agrupación radical islámica, Ansar al Din.
Desde entonces, y con la mediación de la Comunidad Económica de Estados de África de Oriente (CEDEAO), las fuerzas políticas y los militares intentan ponerse de acuerdo para la restauración del orden constitucional, sin perder de vista el norte del país, un territorio cuya superficie es casi dos veces la de España, en donde campan a sus anchas grupos armados, rebeldes y terroristas islámicos.
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