Europa activa un plan para evitar naufragios en el Mediterráneo
Se propuso duplicar el presupuesto y los medios tácticos de la operación Tritón, de 2014. La agencia europea para los demandantes de asilo asistirá con personal a Italia y Grecia.
La fuerza de las imágenes de inmigrantes rescatados en las costas italianas, y sobre todo la convicción de que sólo representan la punta del iceberg de un problema mayor, movilizó ayer a la Unión Europea. La tragedia del barco hundido el sábado con casi 1.000 personas a bordo, según algunos testimonios, congregó en Luxemburgo a los ministros europeos de Exteriores e Interior y activó la convocatoria para el jueves de una cumbre extraordinaria de jefes de Estados y de gobierno en Bruselas. Como primera señal ante los naufragios, los ministros aprobaron un plan de 10 puntos que incluye un refuerzo de las operaciones de vigilancia y salvamento en el Mediterráneo. El acuerdo resultó menos ambicioso de lo que proponía la Comisión Europea, partidaria de duplicar el presupuesto de esos programas.
Pese a que la mayor parte de lo acordado ya figuraba en la agenda de los ministros comunitarios, hizo falta la presión de los naufragios para activarlos. "Lo ocurrido no es sólo una tragedia en las costas, sino que podría convertirse en una tragedia para Europa", dijo la alta representante para la Política Exterior Europea, Federica Mogherini.
Los requerimientos de la jefa de la diplomacia comunitaria no son retóricos. Los Estados miembros han mostrado importantes reticencias para avanzar en un enfoque común hacia la inmigración.
El Ejecutivo comunitario propuso duplicar el presupuesto (tres millones de euros mensuales) y los medios técnicos (12 equipos) de la operación Tritón, lanzada en 2014 para vigilar las costas italianas, y también de Poseidón, en las costas griegas. Finalmente, el propósito quedó en un genérico incremento de medios y un aumento del radio de acción de esas misiones, aunque el detalle final deberá ser refrendado el jueves por los jefes de Estado.
La medida respondía al clamor de Italia, España, Malta y otros países afectados por el problema y se adopta a pesar de que muchos Estados creen que desplegar activos marítimos y aéreos en las fronteras alienta la inmigración ilegal.
Otro compromiso difuminado respecto a los deseos de la Comisión fue el número de refugiados que los países europeos están dispuestos a asumir voluntariamente. La UE apenas acogió en 2014 a 7.500 demandantes de asilo, en colaboración con la ONU, una cantidad irrisoria en comparación con los 57.000 absorbidos por EE.UU. El Ejecutivo comunitario pedía un modesto cupo de 5.000.
Los países se comprometen igualmente a luchar de manera más eficaz contra las redes de tráfico de inmigrantes y a destruir los barcos que se les requisen. También se desplegarán funcionarios europeos en las regiones de crisis para realizar labores de inteligencia sobre asuntos migratorios.
Más controvertidas resultan dos de las medidas pactadas: la toma de huellas digitales a los demandantes de asilo y una mejora de los programas para la repatriación rápida de los ilegales, es decir, aquellos que no reúnen los requisitos para solicitar asilo. En la práctica la mayor parte de quienes acometen esta peligrosa ruta hacia Europa pueden alegar riesgo vital si permanecen en sus territorios.
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