Evelyn Matthei: "O los empresarios apoyaron a Bachelet o no sé de dónde son las platas"
A días de la elección, la abanderada de la Alianza, aborda las complejidades que ha debido sortear durante esta campaña presidencial y se refiere al rol no sólo de los partidos políticos, sino también de un sector del empresariado que ha desdramatizado el impacto que tendría un triunfo de Bachelet.
"Yo no me voy a quejar, yo no me pienso quejar", responde sonriente Evelyn Matthei cada vez que se le pregunta sobre las dificultades que ha debido sortear a lo largo de una campaña que, según las encuestas, la tiene con posibilidades de perder en primera vuelta.
Aun cuando reconoce que no tuvo todo el apoyo que hubiese deseado de su sector en los tres meses y medio que lleva como abanderada de la Alianza -después de haber reemplazado a Pablo Longueira-, la ex ministra prefiere enfrentar de manera positiva la última semana antes de los comicios y enfocarse en su apuesta por forzar una definición con Bachelet el 15 de diciembre.
Sin embargo, de todas formas, se da tiempo para analizar la compleja situación por la que atraviesa el oficialismo, abordando también el rol que ha cumplido un sector del empresariado que ha desdramatizado el impacto de un eventual triunfo de la Nueva Mayoría.
Siempre se dijo que esta sería una de las campañas presidenciales más duras que le tocaba enfrentar a la derecha, para lo cual se requería de un esfuerzo adicional. ¿Cree que su sector cumplió con lo que se necesitaba?
No me cabe duda de que cada personaje dentro de nuestro sector ha hecho lo que creía correcto. El problema es que lo que parece correcto desde el individual, no siempre es correcto desde el punto de vista colectivo. Sin embargo, no creo que alguien haya actuado con mala intención.
¿Sintió el respaldo de los partidos y, en general, del mundo de la centroderecha, como esperaba?
(Silencio de unos segundos)
Lo importante es que ha habido apoyos que yo realmente no esperaba, conmovedores. El apoyo de Lily Pérez, de Alberto Espina, de Francisco Chahuán, de Joaquín Lavín, de Gonzalo Cornejo y de personas que nunca antes se habían metido tan directamente en la política, como Jorge Saint Jean, y amigos como Francisco Ignacio Ossa, ha sido para mí muy impresionante.
Sobre el resto, no está en mi ánimo venir a cobrar cuentas ni decir que ha habido otras personas que no han apoyado como hubiera sido ideal. No quiero cobrar cuentas.
¿Cree que las diferencias internas en el oficialismo le han quitado protagonismo y le han impedido marcar diferencias con Bachelet?
Creo que la campaña se ha dado dentro de lo que se podía esperar. Hemos logrado instalar los temas que queríamos. El tema más claro es el tratamiento de la delincuencia, en donde tenemos diferencias muy profundas con la Concertación. Pero, sobre todo, en una discusión de futuro, porque la gran diferencia aquí está en si tú vas a eliminar la mesa, porque crees que no sirve, o si más bien vas a repararla. Porque yo creo que se trata de reparar la mesa, de amononarla, porque Chile es lejos el país latinoamericano que más ha avanzado hacia el desarrollo, y patear la mesa sería un profundo error.
Usted plantea que no da lo mismo quién gobierne, que la estabilidad económica y las posibilidades de desarrollo están en riesgo si se impone un proyecto como el de Bachelet. Sin embargo, han sido los mismos empresarios los que han salido a desdramatizar la posibilidad de que ella gane.
Son los grandes empresarios los que han hecho eso, sólo los grandes empresarios y no los más pequeños, porque ellos están aterrorizados. A los grandes empresarios de este país, que les eliminen o no les eliminen el FUT les da un poco lo mismo, porque ellos se pueden endeudar en Chile o en el extranjero a tasas muy bajas. Para el pequeño empresario, en cambio, que no tiene acceso a créditos o que accede sólo a créditos muy caros, tener que empezar a pagar impuestos por dineros que no ha retirado -probablemente incluso, por eso mismo, aumentando de tramo en el global complementario- resulta francamente horroroso, pero ellos no tienen voz.
El drama es que en realidad los grandes empresarios hablan sólo por los grandes empresarios, y son los únicos a los que se escucha.
¿Y qué le pasa cuando ese gran empresariado, que uno asume que debiera estar jugado con la candidatura que más defiende el modelo económico, no le entrega decididamente su apoyo y, por el contrario, desestima que un triunfo de Bachelet pueda impactar negativamente en la estabilidad del país?
No lo van a hacer así nunca, porque los grandes empresarios siempre tratan de ser muy políticamente correctos para poder seguir teniendo diálogo con cualquiera que gane. Así que nunca he esperado que ellos se pronuncien de forma muy tajante. Es no conocerlos esperar algo así.
¿Cree que el apoyo que Bachelet ha recibido de una parte de los empresarios se haya visto traducido en cosas concretas como, por ejemplo, el buen despliegue propagandístico de su campaña?
¡¿Un "buen despliegue"?! Eso no es un buen despliegue, es un despliegue de por lo menos tres a uno. A mí me encantaría ver cuánto han aportado a esa campaña empresarios que están con distintos tipos de problemas.
Entonces, efectivamente piensa que los empresarios apoyaron económicamente más a Bachelet que a usted...
No sabría decir si los empresarios la apoyaron más, porque no conozco todavía las cifras de donaciones, pero el despliegue que uno ve es de tres a uno, así que o los empresarios la apoyaron o no sé de dónde son las platas.
Esa diferencia en el despliegue de propaganda puede ser también por la falta de apoyo de algunos miembros de su lista parlamentaria. ¿A qué atribuye ese fenómeno?
Esa ha sido una constante de nuestro sector. Yo no recuerdo que haya habido muchos carteles de los candidatos a parlamentarios con los candidatos a presidentes. La única vez tiene que haber sido con Lavín, así que no creo que sea un factor determinante.
¿Quiere decir que sí sintió el apoyo de sus candidatos parlamentarios?
No de todos, evidentemente, pero, como dije al principio, no me voy a quejar de nada.
El miembro de su comando Jorge Saint Jean dijo que si no pasa a segunda vuelta, será justamente por la falta de disciplina de la Alianza...
Sólo tengo que decir que el cariño, la admiración y la gratitud que tengo por Jorge Saint Jean son para toda la vida, pero, como señalé, no estoy en ánimo de quejarme. Yo asumo lo que me toca y no me quejo.
¿Cómo se explica el alza en la popularidad del gobierno, según las últimas encuestas, en momentos en que su candidatura aparece con los niveles más bajos que se hayan registrado en una CEP?
No hay nada que haya hecho más daño en mi campaña que el Centro de Estudios Públicos. Y la verdad es que me sorprende que se haya actuado con tan poca rigurosidad. Primero, lanzaron una encuesta que no era encuesta, porque era una pregunta abierta con una persona que había sido Presidenta de la República y otra que llevaba como dos semanas de candidata. Cualquier persona que sabe un mínimo de estadística sabe que eso no tenía ninguna validez, pero ellos lo hicieron igual, y nos hicieron un daño muy grande en momentos muy complejos para nosotros.
Y ahora, una encuesta en cuyos resultados realmente nadie puede creer -porque nadie en su sano juicio puede pensar que de verdad nuestra candidatura tiene 14% derespaldo- la lanzan justo el día del debate. El hecho de que se haya ido la señora que estaba a cargo de las encuestas parece que no corrigió nada.
Pero si hay un sesgo en las encuestas que perjudica a la derecha, ¿a qué atribuye entonces que todas concedan un alza al gobierno? ¿Cree acaso que la aprobación del gobierno también está distorsionada?
No necesariamente. La gente tiende a ser mucho más cuidadosa al revelar por quién vota que al expresar cómo califica algo. Por lo demás, este es un muy buen gobierno, y lo que era difícil entender era por qué no había subido antes su popularidad. No me sorprende que esté subiendo ahora, porque creo que va a pasar a la historia como uno de los muy buenos gobiernos de Chile.
¿Y cree que darán resultados los esfuerzos por traspasar el mejor momento que hoy vive el gobierno a su candidatura?
Es que las cosas no se traspasan. Lo que sí yo creo es que ha habido un propósito de mostrar cercanía, pero yo creo que pretender tratar de traspasar adhesión es de una ingenuidad que, a estas alturas, cuando uno ya ha estado en política tanto tiempo, no se la traga.
Pero el presidente de la UDI ha dicho que el éxito o fracaso del gobierno dependerá también del resultado que se logre en las elecciones presidenciales y parlamentarias. ¿No comparte esa visión?
No, no la comparto. Los éxitos o los fracasos son suma de muchas voluntades y de muchas acciones. Yo creo que no tiene ningún sentido señalar que una entidad, como es el gobierno, es más responsable que otras de lo que pase con nuestra candidatura. Si los partidos se han equivocado en nombrar candidatos, obviamente que no es responsabilidad del gobierno. Sólo si se hubiera hecho un muy mal gobierno, lo que claramente no es el caso, quizás podríamos decir que es responsabilidad del gobierno, pero yo creo que las cosas son mucho más complejas que responsabilizarlo de los resultados.
¿Cree que la disputa de las dos almas de la derecha, que quedó en evidencia durante septiembre, justamente por el protagonismo asumido por el Presidente Piñera en la conmemoración de los 40 años del Golpe, pueda haber resultado determinante para sus posibilidades?
El error es preocuparse porque haya dos almas. Dos formas de pensar distintas no sólo son legítimas y propias de cualquier coalición, sino que además aportan y no restan.
Yo nunca le he tenido temor a la discrepancia. No hay nada peor que un grupo donde no hay diferencias, eso a mí me provoca mucha incomodidad y preocupación. Cuando no hay personas en nuestro sector con la suficiente capacidad de hacerse preguntas, de llegar a sus propias conclusiones, es signo de un fanatismo que, a mi juicio, es el peor de todos los males.
¿Y de cuál de esas dos almas de la derecha se siente usted más representativa: de la que promueve el recambio de ideas o la más tradicional?
Yo escucho esta discusión y la verdad es que me da un poquito de ternura, porque es la misma discusión que escuchaba hace 21 años. Esto de hablar de una nueva derecha; debo decir que hace 21 años también se escuchaba hablar de una nueva derecha. Y esto de que una derecha liberal no aporta nada, sí, también se escuchaba hace 21 años. No hay nada nuevo y, por lo tanto, más que sorprendernos, espero que ambas visiones de la derecha puedan convivir con respeto, porque si una trata de pasarle la aplanadora a la otra, ese va a ser el fin de nuestra coalición.
Si está convencida de que pasará a segunda vuelta, ya tendrá definida su estrategia de campaña para después del 17 de noviembre. ¿En qué consiste, considerando que la ventaja a superar de todas maneras es muy alta?
No, uno va viendo paso por paso. Nos hemos jugado absolutamente por que haya una segunda vuelta y por que en esa segunda vuelta estemos nosotras dos. Obviamente que hay gente que está estudiando eso, pero yo no he estado demasiado involucrada, y aunque lo estuviera... tampoco te diría de qué se trata (ríe).
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